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Buenas noches de insomnio! Uno más por si queréis leerlo.

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- Creo que voy a necesitar examinarla con más detenimiento – dijo sin salir del papel y finalmente, entre besos y caricias atrevidas, cargó a Luisita en sus brazos y sin dejar de besarla la llevó a la habitación donde continuaron con aquella fantasía improvisada hasta altas horas de la madrugada.

*****

La mañana en el hospital fue un ir y venir de pruebas y esperas. Cuando llegaron y atendieron a Luisita lo primero que hicieron fue sacarle sangre para una analítica. De ahí paso por el fisio que evaluó el estado De la musculatura. De ahí pasaron a hacerle una radiografía de espalda y media hora después un TAC.

Luisita, quién siempre se mostraba nerviosa e incluso arisca cuando tenía que ir a las revisiones, estaba extrañamente relajada y contenta y Amelia tenía mucho que ver en eso. La morena tenía la paciencia suficiente como para no tener en cuenta algunas de sus contestaciones. Por el contrario, se dedicaba a entretenerla durante las esperas, le hacha chistes y conseguía que se riera, le hacía mimos consiguiendo que se relajara y poco a poco había logrado que, el que habitualmente era un mal día, se convirtiera en uno no tan malo.

Sentadas y contándose confidencias esperaban a que el médico hiciera acto de presencia. Las habían hecho pasar al despacho y led habían pedido que esperasen. Si reían uniendo sus rostros como si fueran dos adolescentes que no les importa donde están.

- ¡Estás muy tonta! – dijo Luisita muy cerquita de su boca - ¿Qué te pasa hoy? – sonrió.

- Jajaja ¿Eso crees? ¿Qué estoy tonta? – siguió jugando.

- Mucho, estás muy tontita - dijo acariciando el rostro de la morena y recibiendo gustosa un leve beso.

- Estás muy tontita – repitió Amelia imitando burlona su tono.

- ¿Ves que estás tontita? – reiteró risueña.
- Será el amor – afirmó - ¿No dicen que el amor vuelve idiota a las personas?

- Yo no he dicho que seas idiota, he dicho que….

- Ejem – carraspeó tras ellas el médico y automáticamente se separaron y se quedaron mirando al frente cogidas de la mano – siento interrumpir – sonrió.

- No, por favor, lo sentimos nosotras – se disculpó Luisita algo avergonzada.

- Bueno, tengo los resultados de la analítica y las placas – dijo ya frente a ellas, Amelia apretó el agarre de sus manos y Luisita le sonrió levemente – la analítica está bien: los valores son normales y no hay nada raro. Las placas no muestran cambios desde la última vez y la musculatura de las piernas, según el fisio, están bastante bien.

- Es decir que todo como siempre – continuó.

- Sí, la verdad es que de salud, de manera general estás bastante bien – contestó con una amable sonrisa – en cuanto al TAC y la lesión principal – hizo una pausa y miró los informes de manera distraída – el hueso ha soldado bien pero la compresión de la médula sigue ahí – Amelia escuchaba atenta intentando no perderse entre tecnicismos médicos – lo bueno es que no ha ido a más en este tiempo – continuó – pero sabes que es una posibilidad real que esto ocurra.

- Sí, lo sé – siguió diciendo poniéndose algo nerviosa.

- ¿Es muy malo? – preguntó Amelia cautelosa.

- Pues…. Sí y no – continuó – la lesión de Luisa es grave, la rotura en la columna comprimió la médula a una altura delicada provocándole una parálisis de las extremidades inferiores – dijo el médico – la evolución de este tipo de lesiones suele ser negativa. La compresión va a más y el paciente puede ir perdiendo, cada vez, más funciones – Luisita bajó la cabeza y Amelia apretó aún más su mano, esta vez atemorizada por el diagnóstico – por fortuna, esto no ha pasado aún, la compresión no ha ido a más y la lesión parece estar estabilizada.

- Pero si podría ir a peor – reafirmo Amelia preocupada.

- Sí, podría. - afirmó el médico con seguridad y aplomo en la voz.

- ¿En cuanto tiempo? – quiso saber.

- Bueno, eso no podemos saberlo – siguió diciendo – la evolución de este tipo de lesiones es bastante diferente de un paciente a otro. Ninguno es igual y depende de muchos factores - aclaró - por fortuna en este año no ha ido a más pero no sabemos qué pasará de aquí en adelante – miró a Luisita – por eso creo que es importante que pensemos en la operación.

- ¿Operación? – los miró a ambos alternativamente - ¿Qué operación?

- Una operación para intentar corregir esa compresión, liberar la médula y que el flujo vuelva a llegar a las extremidades – explicó.

- Espere, espere, espere – frenó Amelia poniéndose realmente nerviosa - ¿Me está diciendo que se podría corregir? – Miró a Luisita - ¿La lesión no es permanente?

- Ahora mismo sí lo es – afirmó el médico – y podría ir a peor, pero con la operación podría recuperar la movilidad.

- Pero… eso, eso… eso es fantástico, cariño – se volvió a Luisita emocionada y feliz de escuchar aquello. La rubia le devolvió una leve sonrisa y bajó la mirada.

Amelia no entendía muy bien esa reacción de Luisita ante algo tan increíblemente bueno. El médico acababa de decir que podría volver a recuperar la movilidad, podría volver a caminar, incluso podría volver a jugar al fútbol, ¿Por qué, entonces, Luisita se mostraba tan seria y hasta distante?

- Es una operación complicada y muy larga con una recuperación aún más larga – dijo de nuevo el médico.

- Pero volvería a caminar – contestó Amelia que no cabía en sí de felicidad.

- En el mejor de los casos, sí – afirmó el hombre.

- ¡Mi amor! – miró a la rubia quien no parecía tan entusiasmada - ¿Ya lo sabías y no me habías dicho nada? – preguntó congelando la sonrisa – ¿Luisi?

- Dígale también qué pasaría si no es en el mejor de los casos – contestó la rubia y Amelia volvió a mirarlos de manera intermitente esperando que continuaran hablando.

- Puede que te sometemos a una operación de alto riesgo y que no podamos reparar la lesión, por lo tanto sería para nada – contestó – o que la lesión empeore y pierdas más funciones ya no solo motoras…

- ¿Qué quiere decir? – preguntó Amelia nuevamente más seria.

- Pues – tomó aire – es posible que abramos y al intentar descomprimir la médula, esta esté más dañada de lo que pensamos y por tanto genere más daño a Luisa. – miró a la rubia cauteloso - Puede perder desde el control del esfínter, hasta otras habilidades motoras.

- No entiendo – dijo confusa.

- Puedo quedarme tetrapléjica, o como un vegetal – soltó Luisita usando un término más coloquial – o morirme – terminó de decir.

- El fallecimiento en este tipo de operación viene dado por otras causas y complicaciones – continuó.

- Pero podría pasar – afirmó la rubia y el médico quedó callado otorgando la respuesta.

- Como ya he dicho y dada tu lesión – continuó tras una pausa prolongada – creo que ha llegado el momento de pensar en todas las posibilidades y estudiar bien tu caso – afirmó justo antes de que una enfermera llamara a la puerta buscando al médico con urgencia.

Disculpándose con las chicas, y manteniendo el tratamiento que hasta ahora tenía Luisita, programó la siguiente revisión y terminó con la consulta.

Cuando salieron del hospital lo hacían de maneras diferentes. Luisita iba sería, callada y pensativa mientras que Amelia sonreía al saber que la lesión de la rubia sí era recuperable.

- ¿Por qué estás tan apagada? – preguntó ya en el coche si. Dejar de sonreír – amor, deberías estar feliz. Te vas a operar, vas a volver a caminar y….

- No voy a operarme – soltó la rubia para sorpresa de Amelia quien no podía creer lo que escuchaba.

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Es cortito, lo sé, perdinadme pero es lo que tenía que ser jajaja

Pido disculpas por los errores médicos que haya podido cometer en este trozo. Me he documentado sobre el tema y he intentado no decir muchas barbaridades pero sí me he tomado ciertas licencias a la hora de escribir sobre esto.

Gracias por leer.

😍😍😘😘

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