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Agüita 🤭🤭

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- La que tiene limitados los movimientos soy yo, cariño – susurró seductora en su oído.

- Luisita….

- No sé a qué esperas para hacer algo – afirmó y apretó aún más su pecho Logrando un nuevo gemido de Amelia que le hizo sonreír orgullosa.

- ¿de verdad quieres que haga algo? – contestó entre besos y por la mirada oscura y llena de deseo de la morena, Luisita supo que tomaba el control.

- Sí – contestó la rubia apretando de nuevo el pecho.

- Tú lo has querido – advirtió y atacó su boca con más pasión, con más ganas. Coló su lengua abriéndose paso y jugó con su homónima sin dilación.

Tomando totalmente el control de la situación, ahora fue Amelia quien se deshizo de la parte de arriba del biquini de Luisita quien gimió al sentir el pecho de la morena contra el suyo.

Luisita la abrazó, atrayéndola hacia ella y con impedimento alguno, Amelia quedó sobre el cuerpo de la rubia.

Mordió su labio inferior para volver a colonizar su boca con fervor. Las manos comenzaron a acariciar la piel expuesta son un objetivo fijo, cosa que para Luisita comenzaba a ser una cálida tortura.

La futbolista, ya perdida en el deseo por tenerla, bajó al cuello de la rubia donde comenzó a dejar suaves besos y pequeños mordiscos logrando que la respiración de Luisita se agitara más con cada beso.

- Si quieres que pare, Luisita, más vale que me lo pidas ahora – le dijo volviendo a su boca – luego no seré capaz de detenerme – dijo con sinceridad, mineras mordisqueaba su mentón y el labio inferior de la rubia.

- No quiero que pares – contestó segura y para darle aún más veracidad a sus palabras, apretó el culo de la morena y empujó aún más contra sí misma – hazme el amor, Amelia – pidió con la voz ronca de deseo.

Amelia no contestó. Tomó las manos de Luisita y las subió por encima de su cabeza al tiempo que paseaba la punta de su lengua sobre los labios de la rubia. La analista soltó una leve queja por el beso que necesitaba y que Amelia frustraba.

- Bésame – pidió en un jadeo y Amelia atrapó sus labios una vez más despidiéndose de ellos.

Mientras volvía a atacar el cuello, una de las manos viajó por el contorno de su cuerpo de forma torturantemente lenta hasta llegar al pecho de la rubia que se mordió el labio con la primera caricia directa. La morena, consciente de la necesidad de Luisita fue dejando un reguero de besos y mordiscos hasta llegar al mismo lugar que su mano estimulaba.

Luisita, con sus manos ya liberadas, guío la cabeza de su compañera hasta el lugar donde la quería. La futbolista sonrió, sopló ligeramente sobre el pezón erecto provocando un lánguido quejido en la rubia. Acto seguido lamió y sintió una oleada de calor en su entrepierna al escuchar el gemido que soltó Luisita. Atrapó el pezón entre sus labios y la rubia arqueó ligeramente la espalda ofreciéndose.

- Muerde – escuchó ligeramente.

- ¿Qué? – preguntó elevando la mirada.

- Mu…uhmmm muerdelos – pidió la rubia cerrando los ojos con fuerza ahhmmmm – gimió aún más fuerte.

- ¿Así? – quiso saber justo antes de volver a morder aquel pezón que le provocaba tantas locuras al tiempo que, con su mano, apretaba el otro entre sus dedos generando más placer aún.

-Un... un poco más fuerte - pidió como pudo entre jadeos.

- ¿Así? - repitió la pregunta tras volver a atrapar el pezón entre sus dientes, esta vez con menos dulzura y más necesidad.

- Sihhhmm. Uhmmm – gimió de nuevo Luisita.

La rubia sintió que podría correrse allí mismo simplemente con Amelia comiéndose su pecho con maestría . Sin embargo, la morena tenía otros planes y, cuando sintió que Luisita estaba totalmente sumida en el placer, continuó bajando.

Acarició, beso, lamió y jugó con su ombligo. Fue lenta, quizás más lenta de lo que pretendía pero consiguió el efecto que deseaba. Luisita, con los ojos cerrados, se tapaba la boca con la mano en un intento por acallar los gemidos que salían de su boca.

Amelia llegó al borde de las braguitas y sin perder contacto directo con la piel de la rubia, arrastró la tela liberando su sexo. Por un segundo, sintió que Luisita se tensaba así que se apresuró a volver a su altura, dejando su calientes caricias sobre su cuerpo.

- ¿Estás bien? – preguntó sobre su boca.

- Sí… - contestó atrapando los labios de la morena y con una de sus manos deshizo uno de los lazos de las braguitas de Amelia – quiero tocarte.

- Espera – pidió besándola una vez más.

Se echó a un lado, abandonando el cuerpo de la rubia por un segundo quién sintió una fría brisa en contraste con el calor que emanaba su cuerpo. Amelia, a un lado, la giró quedando ambas de lado. Una vez más se fundieron en un beso profundo y húmedo. Luisita atrapó el pecho de Amelia y jugueteó con el pezón. La morena, como la noche anterior pero esta vez sin preguntar, tomó una de las piernas de Luisita y la posó sobre su cadera.

La morena coló una de sus manos entre las piernas de Luisita y gimió al encontrar la humedad reinante. Con la primera caricia Luisita emitió un gemido aún mayor.

- Ahhh, Amelia uhmmm – genia su nombre directamente en su boca y aquello excitaba aún más a la morena.

- Dame tu mano – pidió y una vez la tomó la guió directamente entre sus piernas. Cerró los ojos u ahogó un gemido cuando Luisita acarició toda la hendidura hasta llegar al clítoris con el que comenzó a jugar - si… uhmmm... si haces eso de nuevo me voy a correr.

- Las dos… ohhgggg las dos a la uhmmm a la vez, Amelia – contestó cada vez con más dificultad debido al intenso placer que las caricias de la morena estaba dejando en su sexo.
Volvieron a besarse con ímpetu, jugaron con sus lenguas sin vergüenza ninguna, mientras las manos recorrían cada pliegue y se deleitaba con la humedad que reinaba en su intimidad.

- Joder Luisita – gimió cortando el beso cuando sintió dos dedos de la rubia internarse en ella.

- ¿Te he hecho daño? – preguntó un poco asustada.

- No… sigue… sigue – dijo moviendo las caderas necesitando sentirla más – más rápido – pidió – uhmm joder sí – gimió con fuerza e invitó el gesto de Luisita penetrándola sin más dilación.

- Ohmmnfff – gimió y se escondió en el cuello de la morena, mordiendo cada parte de piel que tenía a su alcance – sí…. Sigue…. Sigue Amelia…. – gimió – más rápido…. Más…. Más…..

Aceleraron el movimiento de sus manos provocando más a la otra, se miraron un instante antes de cerrar los ojos. Se gimieron la una a la otra.

Crearon un clima terriblemente íntimo entre ellas, como pocas veces habían conseguido con nadie más. Se besaron con dificultad intentando acallar sus gemidos y con una diferencia de pocos segundos llegaron a un orgasmo que las dejó desmadejadas, satisfechas y felices en aquel césped a la orilla del lago.
Más calmadas y recuperando el ritmo normal de su respiración, Amelia miró a una Luisita que parecía estar flotando.

- ¿Estás bien? – preguntó apartando un mechón de pelo del rostro de la rubia.

- ¿Bromeas? – preguntó sonriente – estoy mejor que nunca.

- Entonces, ¿Te ha gustado? – sonrió.

- ¿Tu qué crees, Amelia? – elevó una ceja sin dejar de sonreír.

- Pues… no sé, por tus gemidos yo diría que sí.

- Mucho – besó levemente – me ha gustado mucho – acarició la espalda de Amelia de arriba abajo - ¿Y a ti?

- A mí me ha parecido maravilloso – contestó – porque tú eres maravillosa, ven aquí – dijo antes de volver a besarla.

El beso volvió a ser lento, dulce y sin pretensiones y por unos minutos más siguieron saboreando sus labios con parsimonia. Y quedaron así, tumbadas, desnudas y sonrientes en aquel mágico enclave donde el silencio gritaba todo lo que sus bocas callaban.

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Ale, pos ya estaría 🤭🤭🤣🤣

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