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Tremendo insomnio 🥺😭🤦🏻‍♀️

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Tras las palabras de Amelia, todo quedó en silencio. Ninguna de las dos se atrevía a decir una sola palabra más. La morena miraba a Luisita y se preguntaba cómo había sido capaz de soltar todo aquello pero más aún, necesitaba saber qué era lo que pensaba la rubia.

Luisita intentaba asimilar cada palabra escuchada, intentando encontrarle el sentido a todo aquello. ¿Era verdad? ¿Amelia de verdad estaba interesada de ese modo en ella? ¿Cómo era posible?

- Amelia, ¿Qué dices?

- Pues… pues lo que he dicho – ya no podía echarse atrás, ya no – que me gustas Luisita, eso digo.

- Pero… Amelia esto es…

- ¿Qué? ¿Qué es, Luisita, qué?

- Pues que no puede ser – contestó aturdida – tu te mereces alguien que…. – se quedó callada – alguien que esté de pie – terminó de decir con tristeza – no alguien como yo.

- ¡Puedes dejar de infravalorarte de una vez! – soltó con cierta rabia en la voz – deja de decir que no eres válida porque eres mucho más valiosa que mucha gente – continuó – deja de decir que no te mereces nada porque te mereces todo lo bonito de este mundo, ¿Es que no te das cuenta? – la señaló – eres la persona más inteligente, lista y preciosa que conozco – soltó – eres increíblemente valiente aunque te empeñes en no creerlo – continuó – eres fuerte, sincera, detallista, risueña, muy cabezota e irritante, cosa que es terriblemente molesto a veces – esto último lo dijo crispada – eres graciosa, eres generosa. Cuando te dejas llevar y dejas de pensar eres la persona más increíble, y maravillosa que he conocido en mi vida.

- ¿De verdad piensas eso de mí? – preguntó con un nudo en la garganta.

- Ojalá pudieras verte con mis ojos, Luisita – contestó con tristeza en la voz – ojalá te vieras como yo te veo – la miró – cuando yo te miro no veo tu silla… te veo a ti, tu ojos tan expresivos, tu sonrisa tan increíble, tus manos… toda tú, pero lo único que no veo es tu silla – reiteró y Luisita quedó muda.

- …… - en silencio bajó la cabeza.

- ….... – Amelia la miró esperando una respuesta, un simple gesto que le diera esperanzas.

- …….. – Más silencio como respuesta.

- Vale – miró a su alrededor – está claro que tenía que haberme quedado callada – dijo Amelia lamentándose – creo que no estás preparada para esto.

- Amelia….

- No, tranquila, todo está bien – continuó recogiendo su bolsa – no pasa nada, somos adultas, no vamos ahora a comportarnos como niñas – la miró – será mejor que me vaya.

- Pero….

- No – la paró – no me digas nada. No quiero seguir hablando de esto, ya sabes lo que hay y ya sé yo también a qué atenerme – continuó – así que voy a alejarme.

- ¿Alejarte? – y el miedo entro en su cuerpo erizándole la piel.

- Necesito tomar un poco de distancia contigo, Luisita, para que pueda olvidarme de esto que siento – dijo sincera – y poder seguir siendo tu amiga.

- Entiendo – bajó la cabeza afligida - ¿Vas a quedar con Laura? – preguntó tras unos segundos.

- ¿De verdad, Luisita? ¿De verdad me preguntas eso?

- Sí, no sé… - se encogió de hombros y ni ella misma sabía por qué había preguntado aquello.

- Tal vez lo haga – se cruzó de brazos – es más, es muy probable que lo haga, me cae bien, es simpática y tiene una conversación interesante – continuó.

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