Capitulo 12

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—¿Cómo me veo?
—Ya sabes cómo te prefiero.
—sé que no estás de acuerdo, pero ya falte a la misa hoy.
—¿y no fue buena idea?

Me sonrojé.

—Solo te dejo ir por qué hoy me complaciste mucho —besó mi cuello —Te ves bien.
—Tengo una duda.
—¿Cual?
—¿De donde conoces a Karen?
—¿Por qué preguntas?
—No sé, es que veo como te mira y tú a ella.
— Pequeña hable contigo, todo esto qué hacemos es solo en la habitación, no hay sentimientos de por medio solo el de nosotros dos.
—¿Me lo juras?
—Si —me dio un besó —¿Quieres? —dijo ofreciéndome una pastilla.
—No sé, estaré en el palacio, se pueden dar cuenta.
—No lo harán.
—¿Crees que me he vuelta adictiva a esto?
—Claro que no, esto es como un antidepresivo, te ayuda, sé que has estado un poco triste por qué no has visto a tu familia. ¿O crees que no te ayuda?
—Si lo hace.
—¿Te crees capaz de dejarlo en cualquier momento?

No sentía que me había vuelto adicta a pesar de consumirla cada dos o a veces cada día.

—Si.
—Entonces no hay problema.

Me dio la pastilla y la trague.

—¿Te puedo confesar algo?
— Si.
— Puse algo en tu bebida de hoy.

Lo miré sorprendida.

—por esa razón sabía raro el jugo —dije molesta.
—No te enojes, pequeña.
—Jacob...
—Es que no quiero compartirte con tu familia, eres mía pequeña.
—Sabes que lo soy, pero por eso me...
—Dijiste que lo disfrutaste.
—Si lo hice, pero promete que no lo volverás hacer.
—Lo prometo.

Me dio un gran beso que estaba tentándome a faltar otra vez, si lo hacía esta vez si me matarían mis papás.

Me despedí de él y me subí al auto que el chofer ya estaba esperándome para llevarme al palacio.

Trataba de saludar y acordarme de sus nombres, me era imposible y tal vez tenía que ver con la pastilla.

—Ya ni te preguntaré por qué no has asistido hoy a la misa. —Se acercó mi mamá a saludarme.
—no importa, vino esta noche. Me alegra verte, hija —le di un gran abrazo de oso a mi papá.
—yo también.
—Creí que ibas a venir acompañada.

Pasó un mayordomo con una bandeja de champán, agarré una copa.

—No pudo.
—Majestades, real alteza.

El Lord Melbourn hizo reverencia, felicitó a mi papá y aproveché a alejarme.

—Hola prima.
—Karina. —Me tome la copa de champán y se la di.
—¿Que dijo tu papá de su regalo?
—¿Que regaló? —pregunté confundida.

Miré molesta a Nadine, me alejé de Karina para ir con Nadine.

—¿Que regaló? —Ella me miro confusa
—Cárter y yo buscamos un carro que perteneció a nuestro abuelo.
—¿Por que no me dijeron nada?
—Lo sabrías si contestaras nuestras llamadas.
Empecé a reír.
—¿Por que siempre tienes envidia de mi?
Ahora ella reía.
—Marie eso es ridiculo.
—Sabes que no estoy inventando.
—Si lo estás, solo ve en el estado en el que vienes.
—Cállate.
—Hasta que te veo, P — saludó Harper acercándose a nosotros.

Le di una ultima mirada a Nadine y me concentre en Harper.

—Lo mismo digo, Harp. ¿Donde te has metido?
—Yo he estado donde siempre.
—Que bueno que tú no seas mala hermana.

Ella me miró confusa, porque no sabía porque había dicho eso, aparte que no tenía nada que ver con la conversación que iniciamos.

— ¿Dónde está tu hermano?
— ¿Mi hermano? Con su novia obvio.
— ¿Novia?

The Throne || Secuela de la saga Real Love. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora