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Me levanté por los dichosos rayos de sol, a veces odio las ventanas tan grandes, pero sí que era verdad que por la noche era más bonito ya que se podía ver toda la ciudad iluminada. Era mi vista favorita sin duda. 

Pero si es por la mañana prefiero morir.

Después de un rato intentando cerrar las cortinas con telequinesis y ver que no daba resultados me rendí. Suspiré vagamente e hice un esfuerzo enorme para despegarme de las cómodas sábanas. Me lave la cara con agua para ver si despertaba un poco más y me dirigí a la cocina, me encontré con unas tortitas que he de admitir tenían buena pinta, al lado había una nota.

Aquí te dejo tu desayuno vaga de mierda
Siento no poder desayunar contigo pero me llamaron y tuve que ir urgentemente

Att: tu hermano favorito 😎


Estúpido ¿será porque eres el único?

Le puse sirope de chocolate con un poco de nata y me puse a desayunar. La verdad que estaba delicioso, yo soy pésima cocinando, ni hervir agua sé. Al terminar fui a lavar los platos y a darme una ducha. Me vestí con un top blanco sin mangas, unos vaqueros azules rotos en la zona de las rodillas y una chaqueta de cuadros blanca y negra, ya que hoy hacía algo de fresco.

Me hice un peinado de media cola y fui a por mis zapatos. Hoy me apetecía salir un rato a despejar mi mente mientras sobrevolaba la ciudad.

Era sin duda uno de mis pasatiempos favoritos. Abrí la ventana y rápidamente sentí una oleada de viento, salté desde un décimo piso en picado para luego desplegar mis alas y ascender hasta las nubes.

Sumida en mis pensamientos acabé terminando en la playa—vaya si que había estado sobre pensando mucho hoy—y es que no dejo de pensar en ese amigo pelirrojo que tuve hace 7 años, me cuidaba mucho, jugaba conmigo y se preocupaba por mi, pero un día desapareció de la nada y no supe nada de él en todos estos años.

Decidí andar un poco por la playa hasta que a lo lejos pude visualizar a alguien ¿Recogiendo la basura? se me hace conocido pero ahora mismo no me acuerdo. Seguí caminando hacía él hasta que lo divisé bien, era el chico que me tiró el helado.

—No puede ser—susurré.

De repente el peliverde dejo de hacer lo que hacía y miro para todos lados, al parecer noto mi presencia. Intenté irme sigilosamente, no me apetecía nada hablar con ese niño-tira-helados. Pero como diosito me quiere tanto me vio antes de yo poder escapar. 

Mierda.

Solo pude intentar sonreír amablemente mientras lo saludaba con la mano, ay no que se acerca, que se supone que haga, a lo mejor no se acuerda de mí y solo viene a hablar por educación. Pero como dije antes dios no esta de mi parte.

—¡Hola! ¿Tú eras la chica del otro día verdad? —dijo avergonzado—siento lo que sucedió—no pude evitar poner una mueca. Sí que se acordaba sí.

—Esa soy yo sí, a la que le tiraste el helado— sonreí sarcásticamente, yo rencor tengo para todos.

—Lo siento en verdad—sonaba apenado. Que tierno—Si quieres puedo comprarte uno cuando acabe de limpiar lo que me queda, no tardaré mucho.

—Nada no te preocupes, y sobre la invitación acepto— ¿Quién se negaría a un helado gratis?

—Está bien, no tardaré mucho. Por cierto soy Izuku Midoriya pero puedes decirme Deku si quieres—sonrió amablemente.

¿Suerte o Desgracia? || 𝘽𝙖𝙠𝙪𝙜𝙤 || (RESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora