Capítulo VIII - Despertares.

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Capítulo VIII - Despertares.

Hogwarts

Madame Pomfray atendió lo mejor que pudo a la joven que traían el joven Graham y Malfoy, pero al igual que con los otros casos, no pudo hacer mucho, solo monitorear a los petrificados; les pidió a los jóvenes marchar y el joven Graham así lo hizo, más el heredero Malfoy no, era raceó a soltar la mano de la chica y dejarla sola, así que Pomfray iba a utilizar su voz autoritaria para hacerlo marchar, pero de repente lo sintió, sintió mucha tristeza y enojo mezclado. 

Madame Pomfray no era empata, pero sí poseía el famoso "ojo de mago" así que cuando estuvo a un metro del joven Malfoy, no pudo evitar abrir sus ojos a más no poder; el ojo del mago era un don preciado para los sanadores mágicos, pues le permitía ver el aura y la herencia de creatura que dominaba en las personas, lo que ayudaba a saber qué poción dar o en su defecto que no darle al paciente y que hechizos usar en él, pues bien, justamente en frente de ella estaba el heredero Malfoy, tomando la mano de la joven y contemplándola, incluso parecía que no parpadeaba ni respiraba, pues a duras penas su pecho subía y bajaba tan lentamente que más que humanos, parecían estatuas talladas en cera, pero ese no fue lo que impactó tanto a Poppy, eso era lo obvio para la vista y por lo cual cualquiera se admiraría, lo que sí vio ella fue su herencia de creatura, la sangre Veela que reclamaba venganza, esa misma sangre que inconsciente o conscientemente le estaba dando su magia a la joven para que su núcleo no fuera afectado por la petrificación.

—No me pida marcharme. -susurro Draco, asustando a la sanadora que había quedado sin palabras ante tal vista-. No me puedo ir si ella se queda.

Poppy, luego de recuperarse de su asombro y comprendiendo las palabras del joven, le miró con inmenso cariño, pues sin querer otro joven le había dicho exactamente esas palabras hace años atrás, ese mismo joven que cada que su amigo tenía sus incidentes peludos de luna llena se quedaba a vigilar sus sueños y tomando su mano le transmitía un poco de su magia muy inconscientemente a su ser, un joven que también poseía sangre Black, y justamente como en aquel momento, Poppy no pudo negarse a esa petición.

—Solo será esta noche joven Malfoy, ni una más.

Cuando se dio la vuelta, escuchó un gracias apagado, y muy a su pesar, Poppy sabía que esa no sería la primera noche que el joven Malfoy se quedaba ahí, pues si su memoria no le fallaba, sabía que alguien con sangre Black, ante todo, cuando quería a alguien, sin importar nada, velaría por ellos por siempre.

Los días que siguieron a ese, el joven Malfoy se fue, más no perdía oportunidad en estar ahí cuando Poppy se descuidaba momentáneamente, incluso se lesionaba para parar en la enfermería más tiempo y eso preocupó mucho a Poppy.

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Días después, un tembloroso Neville salió de la chimenea de Snape luego de haber pedido a su abuela el permiso de traer un par de plantas de mandrágoras y haber ido a escoger las mejores y más maduras para realizar la poción para despetrificar a los alumnos, incluso ella misma dedicó el día completo en el invernadero para buscar dichas plantas.

Todos ayudaron a sacar de la chimenea las diez plantas que necesitaban para la poción, Harry daba instrucciones a Ron y a Neville sobre dónde colocar las plantas mientras él empezaba a hacer espacio en donde quedarían antes de su preparación, mientras tanto Snape estaba preparando el laboratorio y arreglando su cabello en una coleta para empezar a trabajar. Cuando arregló su cabello se acercó a Ron y Neville y les dijo.

—Necesito que le den esto a los maestros con los que el señor Graham tendrá clases durante esta semana. -Severus les extendió el papel a Neville-. Es un permiso especial pues él no estará presente esta semana.

Susurrale al viento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora