Aquel día Sebastian decidió dejar un comentario halagador en el tablón de opiniones del blog de la chica misteriosa a la que tanto tiempo llevaba leyendo. ''Me encanta tu novela, espero que nunca dejes de escribirla. Me encantaría poder llegar a conocerte algún día, o quizá tan solo hablar''.
Se pensó dos o tres veces enviarlo o no, pero pulsó el botón decidido finalmente y se publicó. En anónimo. Estaba emocionado. Ya le dejó un comentario en otra ocasión, pero no obtuvo respuesta alguna.
El muchacho se retiró hasta la ventana, la abrió y se echó otro cigarro. Se evaporó al mismo tiempo que el humo expulsado por su boca. Cerró los ojos y respiró hondo. Un sonido salía del ordenador. ¡Era una alerta! ¡Le había respondido!
Corriendo a toda prisa abrió la bandeja de mensajes privados. Era ella, sí. No se lo creía. Leyó: ''Podrías empezar por desvelarme tu nombre al menos, tal vez podamos hablar''.
Raudo contestó Sebastian: ''No quisiera decirte mi nombre completo. Después de todo, ambos somos anónimos ahora mismo, ¿verdad? ninguno debiera saber más del otro que de sí. Si quieres, puedes llamarme S.''
Parecía que la chica estaba en línea porque escribía rápida los mensajes: ''¿S, no? está bien, entonces quizá debas llamarme B.''
Sebastian estaba ansioso por seguir charlando con una de sus 'escritoras' preferidas, pero escuchó un estruendo en la cocina. Otra vez era su madre. Se había intentado levantar, pero se había caído al suelo tirando una de las sillas de metal de esa habitación al suelo. Estaba excesivamente débil, Sebastian cogió un vaso de agua y se lo dio. Hacía tiempo que su madre había caído en la droga. También en el alcohol. Su padre no estaba. Y toda la familia se desentendía de ellos. Y puede que Eva no hubiera sido una madre ejemplar durante aquellos últimos años, pero anteriormente se encargó de que no le faltara nada a su hijo. Sola. Después le diagnosticaron una serie de depresiones a las que no se enfrentó, y como abandonó la medicación, su salud fue decayendo.
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- Rita, han venido a buscarte - su madre le informó.
- Ya voy, mamá - se calzó las deportivas y vio en la puerta a Merch, corriendo cogió el bolso, besó a su madre y se fue. Luego preguntó: - ¡Tía! ¿qué haces aquí? no te esperaba.
- Pues ya ves, la zorra de mi hermana, que se ha traído a un pobre chaval a casa, pero vamos, se leía en los ojos del muchacho que no iban a hacer nada, ¡ése es más virgen que tú! - Merch rió y golpeó suave a su amiga con el codo. Se adelantó un poco y la pelirroja le siguió corriendo un poco más acelerando así la marcha.
- ¡Oye! no hay nada malo en serlo. Estará esperando a la persona adecuada...
- ¿¡Y ha ido a escoger a mi hermana!? - la gemela allí presente no podía parar de burlarse - seguro que se va con el rabo entre las piernas cual cachorrillo, ¡y nunca mejor dicho! - seguía riendo sin parar. Y es que Merch era un poco bocazas, pero a veces aquéllo estaba bien incluso.
- Seguro que tu hermana puede ser buena si se lo propone, ¡con lo guapa que es! - justificó Rita
- ¿Qué pasa, te gusta? mira que yo soy igual y como mejor el coñ... - antes de que Merch acabara, Rita le empujó y gritó su nombre
- ¡Cállate, tía, no! - Rita estaba colorada y la morena seguía riendo.
- Si ya lo sé. Era broma, tía. Te he visto echándole el ojo a... - se pensó el nombre - ¿Marcos?
- ¿M- M- Mar... - Marcos...? - la muchacha preguntó temiendo ser descubierta.
- ¡Sí! ¿así se llama el chaval ese que está siempre en el gimnasio, verdad? ya sabes, el morenito... ¡que sí! ¡si tú sabes mejor que nadie quién digo! - Rita negó con la cabeza pero estaba muy cortada - Venga, ¡si me lo puedes contar! ¡que no te lo quito! ¡no es mi tipo, tía!
- No es por eso, Merch. Es que luego lo cuentas y no quiero que nadie se entere. Además de que aún no sé seguro si me gusta. Quizá solo me parezca atract... - no dejó acabar la frase a Rita
- ¡Tú te lo quieres follar!
-
Bianca estaba agotada, fue a merendar urgentemente. Exageró un desmayo frente a su padre que estaba en el comedor:
- Con lo grande que eres y haciendo tantas tonterías... - su padre.
- Es verdad, papi, estoy a-g-o-t-a-d-í-s-i-m-a de estudiar tanto. Casi me caigo, en serio, necesito comer...
- Pues venga, no te entretengas tanto haciendo el tonto, yo a tu edad... - no le dejó acabar y se fue del comedor hacia la cocina. El ruido de los cacharros hizo que cesara de hablar.
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Minds
Teen FictionTítulo original: Minds Título en castellano: Mentes Adolescentes Digamos que esta no es la típica historia de adolescentes y amor.