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- Basta ya, Shiba, no dejaré que os salgáis con la vuestra - Josué agarró del cuello de la camiseta a la pequeña pelirrosa y la zarandeó para que recobrara el sentido - descubriré dónde estáis y os mataré a ti y a los tuyos como estáis haciendo vosotros - el chico elevó la voz y una lágrima cayó por sus mejillas.
- No entiendes nada. Gracias a mí ahora eres infinito - decía Shiba mientras seguía tirada en el suelo algo aturdida y entre cadáveres.
- Me importa una mierda qué coño digas - las lágrimas cada vez afloraban más veloces sobre el rostro del chico.
- Es por gente débil y desagradecida como tú por la que jamás podré pagar mi deuda - la sonrisa de ella se borró y puso un gesto agresivo - cállate, humano - la joven volvió a desmayarse y alguien tocó la espalda de Josué.
Se giró y unos labios besaron los suyos.
- Mil trescientos cincuenta y dos - la chica del pelo verde le guiñó el ojo izquierdo y sonrió. El cuerpo del estudiante explotó y sus vísceras quedaron esparcidas por todo el pasillo del centro tal y como había pasado con el cuerpo de Merch en el hospital.

- Eli...
- Por fin despiertas, Shiba. Vámonos de aquí.

Lo siento por la brevedad del capítulo. No tengo muchas ideas últimamente pero espero que os guste

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