Minds

10

Ya eran las cinco de la madrugada. Cualquiera diría que aquellos jóvenes estaban locos. Qué demonios hacían aún en aquel local. Con esa música, con todo aquel alcohol, las drogas que quedaban y algún cigarrillo.
Ellos ya habían dejado de bailar hace tiempo.

- ¿Me dirás quién eres? - Sebastian puso ojos tristes tras la máscara.
- Si te digo quien soy, se estropeará - la chica se mordía el labio y movía mucho las piernas. Estaba nerviosa.
- ¿Y si me la quito yo primero?
- Quizá entonces sea yo quien lo estropee...
- No podemos quedar con máscaras toda la vida, B... ¿no quieres que esto siga? porque si estás dispuesta, te prometo que solo acaba de empezar. Voy a hacer lo máximo que pueda para que estés bien todos los días, que no me eches de menos porque iré a verte donde quiera que vivas, y también... - ella le interrumpió
- Déjalo - era una voz triste la que salía por la boca de ella.
- Solo dime quien eres... dame una oportunidad, prometo no joderla - Sebastian estaba serio y comenzó a pensar. Él ya sabía que ella no se lo diría, así que empezó: - ¡Belén, eres Belén!
- ¿Qué? no - B se extrañó y siguió escuchando
- Bárbara...
- ¿Bárbara? - se quedó pensando en lo que aquel chico estaba diciendo. Esos nombres... Ambos empezaban por B y eran chicas de clase. Pero en clase tan solo había tres chicas cuyos nombres empezaran por esa letra. Y el tercero era el suyo. La iba a descubrir. Tenía que salir de allí corriendo antes de que mencionara otra palabra el pálido chico.
- ¡Joder, Bianca, eres Bianca! - se atizó una palmada en la frente en signo de desesperación. Definitivamente no se esperaba que la chica que siempre cantaba por los pasillos fuera quien escribiese el blog que él leía. Se dió cuenta de que quería irse, y le sujetó del brazo. Posó las manos en las caderas de ella y la agarró para que no se fuese. - Bianca... - le quitó la máscara con los dedos índice y pulgar. Bianca agachó la cabeza y la acostó sobre su pecho. No le miraba y aunque no quería marcharse hacía amago de despegarse del chico.
- Ya lo has jodido - una lágrima cayó de sus ojos maquillados, y él, en un intento fallido de besarla, se acercó a sus labios - déjame.
- Me iré.
- ¿Qué? - se secó la cara con su mano derecha como una niña pequeña.
- Quítame la máscara y si no te convence quien soy realmente, me iré - a Sebastian le temblaban las palabras y ella lo notaba. Estaba casi seguro de que aquello no seguiría hacia delante si le desenmascaraba. La animadora no iba a fijarse en el enclenque de la biblioteca. No iba a querer seguir apoyada en el pecho del chico que le contestó mal en el autobus. - venga
- ¿Te irás de verdad?
- Solo si quieres - ella puso ambas manos sobre los pómulos de Sebastian cuando éste acabó de hablar e intentó deshacerse de la máscara pero ahora el joven posó sus manos sobre las de Bianca. La chica le miró y le besó
- Por si acaso es el último... - repuso y se la desabrochó. Pronto abrió los ojos y por fin le vio
- 'Tachán' - se incorporó él acompañando a la expresión de sorpresa de ella.
- ¿Cómo que 'tachán', imbécil? ahora tienes que besarme otra vez.

-
Marcos invitó a casa a Rita. La noche se le había echado encima y aunque no vivía muy lejos de allí, no quería dejar escapar aquella noche a la pelirroja.
Ella estaba en el salón esperando a que el moreno saliera de la cocina. Aprovechó y se paseó por el piso. Se topó con un equipo de música. Era grande.
Lo encendió. Esperaba escuchar una canción movida y con el volumen altísimo, pero para sorpresa suya solo sonaba una canción en voz baja. Rita sabía de cuál se trataba. Era 'move together', de James Bay.
Marcos le sorprendió por la espalda.
La rodeó con los brazos y ella se giró.
- ¿Qué haces? - la chica estaba extrañada y comenzaba a ruborizarse
- Sube a mis pies a bailar. - pero la pequeña no sabía.

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SIENTO QUE SEA TAN CORTO, NO TENGO TIEMPO.