CAPÍTULO 24

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Lo que Scarlett dijo me tenía sorprendido. No puedo dudar de mi familia, pero la manera en que ella lo dijo me impulsa a hacerlo, ¿Por qué ella diría algo así?

—Tranquila, veré que hacer respecto a eso —digo mientras la abrazo— todo estará bien.

—No digas nada sobre eso, solo di que cambiaste de opinión y quédate —suplica.

—No puedo hacer eso —respondo mientras me levanto— Lo siento mucho rojita, pero me aseguraré de que nada te pase y me iré, no puedo quedarme.

—Lex, por favor —solloza— ¡Se desharán de tu hijo!

—No lo harán, eso te lo puedo asegurar.

¿Debería dudar de ella o de mi propia familia? No creo que ella sea capaz de mentir sobre algo así...

—Ten linda noche, ya tengo que irme —me despido y me marcho sin esperar respuesta de su parte.

¿Por qué no puedo tener un día normal? Lo único que quiero es tranquilidad, y mientras más tiempo estoy aquí, menos puedo conseguirla.

—Lex —escucho a Jonathan llamarme.

— ¿Pasa algo? —pregunto mientras me acerco hacia él.

—Sí, tenemos que hablar —responde— Vayamos con papá al despacho.

Abre la puerta para ambos y me indica que siga adelante.

— ¿Qué pasa ahora? —Pregunto fastidiado— Lo único que quiero ahora es descansar.

—Será breve, lo prometo —ríe— Sé que te irás temprano y créeme que quiero que descanses antes de tu viaje.

—Supongo que debe ser algo muy importante.

—Demasiado —menciona en cuanto abre las puertas del despacho.

—Gracias, hijo —dice papá a Jonathan con una sonrisa.

— ¿De qué se trata ahora?

—Scarlett —responde Jonathan.

— ¿Qué hay con ella? —pregunto de inmediato. Tal vez ella tenga razón...

—La escuche hablar contigo —responde Jonathan— Por un momento pensé que cederías a la manipulación.

—No te dejes llevar por nada, hijo —menciona papá— Puedo asegurarte que ninguno de nosotros tiene intenciones de lastimarla o deshacernos de ella.

—Lo sé, sé que ustedes no serían capaces de hacer algo así, pero me preocupa que se haya inventado todo esto.

—Nosotros la cuidaremos —responde Jonathan— Al parecer no quiere que te alejes, y esperemos que no esté pensando en cometer una locura sólo para mantenerte a su lado.

—Hombres Woods, siempre nos encontramos con alguna obsesa —murmura papá— Pero como dijo tu hermano, mantendré vigilancia sobre ella y si algo llega a pasar con el cachorro o ella te notificaremos de inmediato.

—Gracias.

— ¿Por obsesa te referías a esa mujer o tendré que decirle a mamá lo que dijiste? —pregunta Jonathan burlesco.

—Sabes que me refería a esa mujer, con tu madre más bien era yo el obsesionado —ríe.

— ¿De qué me perdí? —pregunto mirándolos a ambos alternadamente.

—La mujer que me trajo al mundo estaba obsesionada con papá —responde Jonathan entre risas.

La mujer que me trajo al mundo. ¿Qué no venimos de la misma madre? ¿Acaso estoy en una realidad alterna y por eso me pasa locura tras locura?

—Te refieres a Alysa, nuestra madre, ¿no?

— ¡No! —Exclama— no venimos de la misma madre, Lex.

Oh, diosa. Creo que si me encuentro en una realidad alterna.

— ¿En qué tierra me encuentro? —Pregunto haciéndolos reír— ¿Qué acaso tú no puedes tener hijos con alguien que no sea mamá?

—Así es —responde— Seguimos en la misma tierra, Lex, pero creo que no estás comprendiendo.

—No, ¿quiere alguien explicarme como esta eso de que no venimos de la misma madre pero papá es tu padre?

—Soy adoptado —responde Jonathan obvio.

¿Escuché bien?

— ¿Cómo que eres adoptado? —pregunto confuso.

Mi vida cada vez está siendo más una locura. ¿Ahora qué sigue? ¿Qué otras sorpresas descubriré?

— ¿Nunca notaste que llevo otro apellido? —Ríe— ¡Ni siquiera nos parecemos físicamente, Lex! ¿Nunca pensaste en eso?

— ¡Nos criaron como hermanos! ¿Por qué rayos pensaría que llevas otro apellido ó que no tenemos los mismos rasgos físicos?

Diosa, cada día en esta casa es más raro que el anterior...

—Bueno, tienes razón en eso —ríe.

—¿Cómo fue que lo adoptaron? —Pregunto a papá.

—Esa es una historia que tal vez pueda contarte mañana, por ahora todos iremos a dormir —responde— mañana salimos temprano y su madre no me perdonará si llego a atrasarme un minuto.

—Bien —suspiro— Los veo mañana.

LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora