Emilio había decidido que hablaría con Joaquín aquella misma noche. Ya no podía ocultarle más la mierda de testamento que su padre había dejado tras de sí al morir. «Honestidad» era su palabra en clave. La confianza absoluta que Joaquín había depositado en él le convertiría en mejor hombre. Le asustaba saber que Jeff le creía capaz de obligarlo a quedarse embarazado o de usarlo hasta esos extremos.
¿Tan repugnante era la reputación que se había forjado?
Puede que sí. No había mucha gente que tuviera una buena opinión de él salvo tal vez Joaquín. De repente, que él conservara su confianza en él era primordial
para Emilio. Eran las seis pasadas cuando entró en su residencia de Malibú.Los ruidos de Mary en la cocina le llevaron primero allí.
—Espero que hayas preparado suficiente para dos —le dijo, llamando la atención de la cocinera.
—Vaya, ya está en casa. Gracias a Dios. Creía que no me quedaría más remedio que llamarle.
—¿Llamarme? ¿Por qué? ¿Va todo bien?Emilio miró a su alrededor esperando que Joaquín entrara en la cocina en cualquier momento. No estaba tan acostumbrado como él a los servicios de Mary y a menudo se quedaba con ella por si necesitaba ayuda.
—Es Joaquín. Apenas ha salido del dormitorio en todo el día.
Todas las alarmas saltaron en la cabeza de Emilio.
—¿Está enfermo? —preguntó, dirigiéndose hacia las escaleras.
Mary le siguió con un trapo en la mano.
—No lo sé. Dice que está bien, pero no ha comido nada y lo he oído llorar.Emilio subió los escalones de dos en dos y corrió hacia el dormitorio. En cuanto abrió la puerta, oyó a Joaquín en el baño y sus sollozos se le clavaron en el pecho como puñales. Luego él soltó una palabrota, y Emilio pensó que sería mejor no tener público.
—Yo me ocupo —le dijo a Mary.Cerró la puerta tras de sí y, al entrar en el baño, se encontró a Joaquín sentado con la espalda apoyada en la bañera y la cabeza escondida entre las rodillas.
—¿Joaquín? —lo llamó mientras se acercaba.
Cuando Joaquín abrió los ojos bañados en lágrimas para mirarlo, Emilio sintió que algo se le partía en dos en su interior. ¿Qué podía ser tan terrible? A pesar de las veces que habían hablado de que éramos seres emocionales, por primera vez se daba cuenta de que su esposo también lo era. Joaquín le miró y, con un leve temblor en el labio, empezó a llorar de nuevo.
—Cariño, ¿qué te pasa? —Intentó abrazarlo pero él no quiso que lo tocara.
—No han fu-funcionado —respondió.
—¿Qué es lo que no ha funcionado? —Se arrodilló frente a él y puso las manos sobre sus hombros para que no pudiera darse la vuelta.
Joaquín cogió una caja que tenía al lado y la agitó delante de sus ojos.
—Esto.Emilio necesitó unos segundos para reconocer lo que tenía en la mano. El suelo del lavabo estaba lleno de condones sin usar, como si Joaquín se hubiera peleado con el látex. Sobre el mármol del lavabo había varias cajas y también dentro de la bañera.
—No entiendo qué quieres decirme.
Joaquín cogió otra caja y la lanzó al otro lado del lavabo, hacia la papelera.
—¡Han fallado! —exclamó. Cogió otro paquete, lo tiró y falló el tiro.
«¿Que han fallado? ¿De qué está hablando?»
Joaquín escondió de nuevo la cara entre las rodillas.
—Estoy embarazado.«Oh, Dios.»
Hasta el último nervio de su cuerpo se tensó. Emilio se preparó para lo que se le venía encima, aunque no tenía ni idea de qué era. El pavor no apareció por ninguna parte. ¿Consternación? No, eso tampoco. ¿Impresión? Sí, no podía negar que estaba impresionado. Lo último que esperaba tras reunirse con su abogado para discutir sobre la necesidad de engendrar un heredero era que su esposo, que lo era de forma temporal, le dijera que iba a ser padre. Le
costaría un tiempo considerable acostumbrarse a la idea de que el hombre tembloroso que estaba sentado en el suelo de su lavabo guardaba en su interior un hijo suyo.

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CONTRACT || Emiliaco M-preg
FanfictionEntre el sexo y el amor sólo hay un obstáculo: el matrimonio Contenido 🔞