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Joaquín se marchó. Maldita sea, y todo por culpa de una simple omisión por su parte. «Las mujeres y los hombres son criaturas emocionales.» Sobre todo si estaban embarazados. Joaquín necesitaba tiempo para calmarse y él lo comprendía, pero sabía que acabaría volviendo.

Sin embargo, a medida que los minutos se convirtieron en una hora y luego en dos, Emilio se dio cuenta de que lo que había evitado contarle pesaba mucho más en la vida de su esposo de lo que imaginaba.

Cuando una hora más tarde sonó el teléfono, se apresuró a contestar.
—¿Joaquín?
—Soy Jeff. Perdona, te llamo más tarde si estás esperando una llamada.

La última persona con la que quería hablar era con su abogado. Cogió el vaso de whisky que se acababa de servir e hizo girar en su interior el líquido ambarino, un triple malta, antes de bebérselo de un solo trago.

—¿De qué se trata?
—¿Estás bien? Por tu voz diría que estás hecho una mierda.
—Gracias.
—Vale, no estás de humor para hablar. Solo quería que supieras que el detective ha visto a Vanessa hoy acorralando a Joaquín en unos grandes almacenes. Según él, Vanessa estaba un poco agresiva, pero ha sido Joaquín el que se ha marchado de allí bastante afectado.

«¿Vanessa?»

—¿Ha escuchado la conversación?
—No. No se ha acercado tanto. ¿Va todo bien?

Emilio podía oír el engranaje de su cerebro funcionando. Entonces así era como Joaquín había descubierto lo del testamento, a través de Vanessa. Pero ¿cómo lo sabía ella?

De pronto recordó quién era la mujer de la fotografía.

—¡Mierda! La mujer...
—¿Qué?
—La de la fotografía, con Vanessa. Leona. No. Neo... Naomi. Naomi no sé qué. Trabaja como secretaria en Parker y Parker. —Emilio se llevó una mano a la frente—. Vanessa conoce a la secretaria de Parker, Jeff.
—¿Tu ex conoce a la mano derecha del abogado de tu padre?
—Lo que significa que Vanessa sabe lo del testamento de mi padre desde el principio. —No era de extrañar que estuviera deseando ser duquesa.
—¿Crees que también está detrás de lo de las cámaras?
—Me apuesto lo que quieras.
—¿Y qué le ha dicho a tu esposo?
—Lo suficiente como para que Joaquín se vaya. —No tenía sentido intentar disimular con Jeff.

Al fin y al cabo, sería el primero en enterarse si hubiera algún tipo de problema legal.

—¿Que se ha ido? ¿Qué quieres decir?
—No importa. Te llamaré en unos días. Mientras tanto, redacta una carta para Parker recordándole que un incumplimiento del compromiso de confidencialidad podría provocar la nulidad de cualquier cosa que salga de su despacho.

Maldita sea, no podía negar que era un tirano, y no mucho mejor que su padre. Incluso en un momento tan crucial para él, a punto de perder a su esposo y a su hijo, no podía dejar de pensar en el final de sus problemas.

—Mejor dicho, no hagas nada de momento. No, espera... Necesito que hagas otra cosa.

Emilio dio las órdenes, sin que quedara duda alguna acerca de cómo debían llevarse a cabo. Una hora más tarde, estaba sentado delante de un ordenador,
comprobando el navegador para saber si Joaquín había estado buscando vuelos de regreso a California, pero al abrir el historial y encontrar páginas sobre preservativos y tasas de embarazo relacionadas, Emilio se quedó mirando fijamente la pantalla.

Si Vanessa conocía el testamento, sabía que su padre le exigía un heredero... Estaría dispuesta a hacer lo que fuera con tal de quedarse embarazada de él y que pareciera un accidente, eso si le hubiera dado tiempo.

Gracias a Dios, Emilio había conocido a Joaquín, lo que había desencadenado el fin de su relación con Vanessa. Lo único que quedaba de ella eran las cajas de
preservativos que había dejado tras ella.

CONTRACT || Emiliaco M-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora