thirty

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Los zapatos de Harry resonaron e hicieron eco en la vacía fábrica abandonada. Sostenía una mochila colgada en su hombro derecho y su otra mano estaba metida en el bolsillo de su sudadera del equipo de fútbol americano. Tenía el ceño levemente fruncido, se encontraba tenso y nervioso, con una sensación enfermiza que lo hacía desear vomitar todo cuanto tenía guardado en el estómago.

Había recogido su cabello y lo había atado con una gomilla para el pelo, porque estaba algo largo. Mordisqueó su labio entre sus dientes nervioso, se detuvo cuando vio la figura del oficial Desmond allí parada. Su mandíbula se contrajo cuando, al verlo, los recuerdos dolorosos le azotaron en su memoria.

"Traje el dinero," Comenzó Harry, descolgando el bolso deportivo. "trescientas libras. Por favor, simplemente tómalo y márchate."

Hizo su mayor esfuerzo por no gruñir o sonar molesto, aunque lo estaba y mucho. Pero Desmond es quien llevaba ventaja en esta partida de ajedrez, y Harry tan solo podía seguir la misma corriente del juego o se quemaría con fuego.

Desmond lo observó curioso, sin creerlo del todo. "¿De dónde lo sacaste?"

Harry relamió sus labios, titubeando. "Por cada partido que ganamos recibimos una paga. Es todo cuanto tengo ahorrado este mes"

"Ah, así que seguiste mi consejo y continuaste con fútbol americano. Me sorprende, en realidad." Tarareó "Felicidades, hijo. Por una vez seguiste mi consejo"

El rizado tragó saliva nervioso. "Simplemente toma el dinero y vete, por favor." Pidió "Deja a Gemma fuera de esto, te lo pido"

Desmond se acercó y miró con curiosidad y burla a Harry, entrecerrando los ojos. "¿Crees que un puñado de cientos me conforman, Harry? Vamos... Creí que eras más inteligente." Los ojos de Harry se abrieron en alerta cuando el viejo de los Styles desenfundó una 9 mm. Desmond chasqueó la lengua. "Vamos, no seas tan idiota. ¿De verdad crees que no me la llevaré?"

"¿Para qué la quieres? Jamás te hemos interesado" Masculló Harry, furioso. Su padre carcajeó.

"Ah, hijo... Siempre serás mi hijo favorito, aunque ciertamente solo tengo un hijo"

"¿Qué?" Susurró confundido.

"Resulta que... la zorrita de tu madre me engañó, así que Gemma no es hija mía realmente." Desmond se encogió de hombros. "Pero por derecho legal me pertenece, así que ya estás tardando en entregármela"

"¿Qué harás con ella, adónde la llevarás?"

"Le enseñaré que jamás puede huir de mí." El mayor sonrió, mirando las manos de Harry que tenían cicatrices viejas esparcidas. "Como hice contigo, hijo. ¿Te acuerdas?"

Recordarlo. Cómo iba a olvidar aquellos años de completo horror y dolor.

Harry fue siempre el saco de boxeo para que Desmond no dañara a Gemma, que ahora tenía dieciséis años. A Harry le dolía ver esas antiguas cicatrices que trató de olvidar suplantando tatuajes sobre ellas. Pero siempre estaban ahí, la piel rota no se puede curar y las marcas permanecerán en su cuerpo incluso cuando sea un cadáver.

La piel tiene memoria, igual que esos recuerdos imborrables.

En cambio, Harry dijo ": No puedes llevártela, mamá no lo permitirá."

El oficial se burló. "¿En serio, lo crees? Lamento joderte el sueño pero tu madre, la zorra muy cobarde, trató de suicidarse porque sabía que iba a por ella. ¿Puedes creerlo?" Negó con la cabeza, Harry sintió que iba a vomitar. Desmond pareció notar cómo la cara de Harry palideció abruptamente "Ella nunca se preocupó por ti, Harry. Yo siempre traté de darte la mejor educación, nunca te faltó comida, ni agua, ni un hogar."

Agresivo [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora