"bonita"
Mi corazón aumenta sus pulsaciones mientras siento como si algo se adormilara en mi cuerpo, logro distinguir el color rojo fuerte en sus ojos, es como estar viendo la mismísima sangre, no puedo apartar mi mirada de la suya, mientras mi cor...
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Jadeos y Sorpresas.
Alek
Un ronroneo escapa de mi a causa de las emociones que guarda mi cuerpo por despertar con la vista mas hermosa que pueda tener, dando a mi lobo un gran alegría por tener a nuestra pequeña mate, con su cabeza recostada en mi cama y sus pequeñas manos tomando las mías.
Su ojos se mantienen cerrados, mostrando que no se a levantado de esa silla desde que llegue, se quedo a mi lado a pesar de la morfina que la doctora aplico en mi cuerpo, causando un gran sueño, que me llevo a dormirme, mientras mi bonita vigilaba que todo siguiera bien en mi.
Con mi otra mano la llevo a su rostro, para despejarlo de esos cabellos sueltos que me privan de la hermosa vista de esas pecas en sus mejillas, sus labios semi abiertos, rosados, que me provoca querer poseerlos a mi antojo, querer desencadenar todo lo que mi cuerpo muere por hacerle a ese precioso ser, que me demostró como puede superar su temor por mi, como lo hizo hace unas horas atrás sin ningún problema.
Trato de acomodar mi cuerpo, para tener una mejor vista de mi bonita, pero en eso suelto un suave gemido, a causa de las heridas que me ocasionaron ayer por mi descuido, y haber subestimado a los del pueblo Fekter, quienes estoy a nada de hundir mis colmillos en su piel y dejarlos desangrados.
- Alek - escucho como dicen mi nombre, haciendo que dirija mi atención a la puerta de la habitación, la cual se encuentra abierta, con mi hermana recostada en el marco de la puerta.
Veo como sonríe antes de dar pasos apresurados hacia mi para ir por mi lado derecho, donde no se encuentra mi pequeña y así intentar rodear mi cuerpo con sus brazos.
- eres un incoherente idiota que casi me deja sola, y no solo a mi, a Daniel y Evolet - dice antes de separar su rostro de mi cuello, mostrando como varias lagrimas bajas de sus ojos azulados por sus mejillas.
- perdóname hermanita, no pensé que tuvieran armas de plata, ni menos que las usarían en aquellas circunstancias - trato de excusarme, solo recibiendo una mirada semi-enojada de ella.
- tienes suerte que estés lastimado, porque si no te daba un buen golpe, casi me da algo de ver toda la sangre que botabas, no imaginas lo que tuve que decirle a Daniel para que no se preocupara.
- ¿Dónde se encuentra ahora? - pregunto refiriéndome a mi sobrino.
- esta con los dos nuevos invitados - dice antes de soltar un suspiro y que yo arrugue mi entrecejo al no comprender sus palabras.
- ¿dos nuevos invitados? - pregunto curioso, ganándome una sonrisa inocente de su parte.
- es mejor que hablemos de esto cuando estés mejor.
- Zoe - advierto sin despegar mi atención de ella.
- la doctora dijo que no debes tener emociones fuertes, por ello no diré nada hasta que bajes y lo verifiques por ti mismo - no me atrevo a refutar al saber como mi hermana es estupenda en evadir temas.
