La libertad que tanto había deseado por fin llegaba, ya no estaba encerrada y tampoco sola.
Ella era libre.
Y él, que tanto espero su regreso, fue feliz.
Su luz, que parecía casi extinta, volvió a brillar
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– ¿Quieres contarnos que paso? – Preguntó Natsuo dándole un trago a su jugo. Después de tremendo frío que habían pasado, su madre les preparó algo de tomar para iniciar una conversación.
– No – respondió cortante. Tenía los ojos hinchados y estaba terminando de secar sus lágrimas. Era mejor no echarle sal a la herida.
– No lo presiones – dijo su madre – hablará cuando se sienta cómodo.
– Mamá tiene razón, tómate tu tiempo Shoto y dinos cuando nos tengas suficiente confianza – sugirió comprensiva Fuyumi.
No es que no les tuviera confianza, pero no se sentía capaz de decirlo, era demasiado que soportar. Ojalá existiera un manual de "Cómo lidiar con la desaparición de tu mejor y única amiga"
– En vez de ver a Izuku vi a su hermana y a Bakugo – dijo armándose de valor, no sería fácil sacar el tema.
Al momento que su familia escuchó esos nombres imaginaron una pelea. No conocían mucho a su amiga, pero de vez en cuando la veían cuando eran pequeños y tenían una idea de lo que pasaba, aunque desconocían algunos detalles.
– Ellos me pidieron ayuda para... – su voz disminuía con cada palabra que pronunciaba y sus ojos se cristalizaban – ellos quieren que les ayude a buscar a Izuku – susurró apenas lo suficientemente audible y volvió a guardar silencio.
Sus hermanos se lo imaginaban, pues habían visto su celular cuando subieron a calmarlo, pero al igual que él, no querían creerlo a pesar de tener pruebas contundentes de que era verdad.
– ¡¿Secuestraron a Izuku-chan?! – preguntó horrorizada Rei, la única que no estaba informada. Le tenía mucho aprecio y le debía la reconciliación de su familia, pues gracias a ella Shoto había superado la mayoría de sus rencores.
Conmocionada tomo la computadora. ¿Por qué se había enterado hasta ese día?, debía haber noticias o por lo menos en las redes sociales debían estar preguntando. Pero por algún motivo, ninguna notificación de su caso aparecía.
Shoto trataba de no mirar los resultados de la búsqueda, realmente le dolía ver su nombre en la red seguido de la palabra "Se busca". Sin embargo, cuando intentó mirar de reojo, noto que no aparecían los mismos resultados que hacía menos de 40 minutos había encontrado.
¿Era posible que le estuvieran prohibiendo el acceso? Sus hermanos buscaron en sus móviles para intentar ayudar, pero nada. Ya no aparecían páginas ni información de ella.
– Cuando busque aparecieron muchas con su nombre – comentó desconcertado.
Subió a su habitación rápidamente para checar si su historial de navegación seguía igual, no obstante, al desbloquear su celular, absolutamente todos los resultados habían desaparecido. ¡No podía estar imaginándolo! Lo había visto claramente.
