4. La Promesa

612 11 5
                                    

Jueves, 23 de Enero, 2020.
Después de la experiencia de ayer con Juanchon, me quedaron muchas dudas. Al llegar a casa le pregunté a mi tío sobre su relación con el taxista, pero no quiso contarme nada, evitándome el resto del día y cambiando de tema cada vez que intentaba mencionarlo. Se fue a acostar temprano, haciéndome creer que lo que Juanchon me dijo era verdad... Ahora solo debía sacarle esa verdad a él.

9am.
Estaba en cama, pensando sobre todo ese asunto, sintiendo la fresca brisa que entraba por la ventana cuando escuché a mi tío acercarse. Tocó la puerta y entró a mi cuarto para decirme que debía salir por el día, regresaría tarde y traería algo de cenar. Lo acompañé para cerrar el portón, se le veía ansioso cuando subió a su auto, deberé controlar mi curiosidad por el día.
Entre a la casa y pensé en mi situación, ya que sin mi tío aquí, estaría solo todo el día. Necesitaba distraerme, así que pensé en llamar a mis primos, Miguel y Manuel, para reunirnos. Cuando estaba por llamarlos, recordé algo y sonreí emocionado. Volví a mi cuarto y busqué mi cámara, puse a cargar la batería y llamé a Miguel.

S: ¡Hola Miguel! - saludé - Llego el momento.

Esta era la oportunidad perfecta para cumplir la promesa que le hice a Miguel hace unos días. ¡Hoy le haré un Calzón Chino Atómico a Manuel!

12pm.
Me puse un pantalón corto azul y una camiseta sin mangas negra, preparé las cosas en mi cuarto para la humillación de Manuel y salí a esperar a que llegara. Al poco tiempo un chico gordo, de piel morena, estatura media (un poco más bajo que yo), de cabello negro y ojos negro claro apareció.

Ma: ¡Samuel, abre! - gritó desde el portón.
S: Ya voy, ya voy - dije yendo a abrirle - ¿Cómo estás?
Ma: Estoy bien - respondió, pasando el portón.
S: ¿Y Miguel? - pregunté, fingiendo sorpresa por su ausencia.
Ma: Él se fue no sé a dónde - dijo, entrando a la casa - Traje el juego que te dije.
S: Excelente - respondí, sonriendo.

Manuel llevaba un pantalón corto negro y una camiseta sin mangas azul, además de una pequeña mochila negra con juegos y otras cosas.
Nos pusimos a jugar un rato mientras yo pensaba en cómo lograr el plan que había acordado con Miguel. Su ausencia era para evitar que Manuel sospechara y se librará de su "castigo", como le llamo Miguel. Después de unas rondas de juego, con las ideas claras, decidí comenzar.

S: ¿Cambiamos de juego? - pregunté, levantándome - Déjame ir a buscar uno.
Ma: Dale pues - contestó - ¿Que juego traerás?
S: No sé - dije, yendo a mi cuarto - Ya veré que traigo.
Ma: Te ayudaré a decidir - señaló, levantándose.

Me dirigí a mi cuarto mientras Manuel sacaba el juego de la consola. Él solito se ofreció a venir al cuarto, así que el plan estaba en marcha antes de lo previsto, por lo que prendí rápidamente la cámara que había acomodado en un lugar especial para grabar lo que iba a pasar, guardé en mi bolsillo la trusa naranja que había elegido para su humillación e hice como que buscaba los juegos cuando lo vi entrar.

Ma: ¿Ya elegiste? - preguntó, acercándose.
S: No, aún no - respondí - ¿Cuál crees que quiera jugar Miguel? - pregunté, sacando los juegos y poniéndolos sobre la mesita que estaba al lado de mi cama.
Ma: ¿Miguel? - se extrañó, mirando los juegos - Pero si él no está aquí.
S: Verdad... - susurre, poniéndome detrás de él - ¿Sabes por qué?
Ma: No, si no me dijo que iba a hacer - contestó, despreocupado - De seguro lo están humilla...

No logro terminar la frase cuando su pantalón ya había tocado el suelo, exponiendo su bóxer verde agua cubriendo sus nalgas, próximas a sufrir.

S: ¿Cómo a ti? - me burle, empujándolo sobre la cama.
Ma: ¡No, Samuel! - exclamó, moviéndose - No me hagas calzón chino.

Historias de Calzón Chino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora