1. El Primer Calzón Chino

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Lunes, 20 de Enero, 2020. 9am.
Me acababa de despertar en mi último día solo en la casa del interior. Estaba allí porque debía cuidar la casa toda la semana. Hoy estaría solo casi todo el día, ya que mi tío llegaba esta noche.
Me levanté de la cama y me vi al espejo: soy gordo, de estatura media y piel blanca, con cabello marrón rebelde y ojos marrones claro. Pensé en ir a desayunar, pero primero fui a lavarme la cara y despertarme del todo.

Después de desayunar le escribí a mis primos si podían venir para jugar un rato y no aburrirme. Me respondió uno de ellos y me dijo que si, así que lo espere y jugué con el el resto de la mañana y toda la tarde. Fue divertido, ya que pude hacerle unas bromas, tal vez cuente la historia después.

7pm.
Se hizo de noche y mi primo tuvo que regresar a su casa. Así que quede solo otra vez, esperando a mi tío.
Fui a de darme un baño, al salir entre a mi cuarto a vestirme. Me vi en el espejo mientras me vestia. Me puse un calzoncillo tipo trusa de color negro, un pantalón corto negro y una camiseta color rojo. Salí a la sala y me puse a ver tv.

10pm.
Escuche el carro de mi tío. Salí y lo ayude a abrir el portón del estacionamiento. Entro el carro y cerré el portón. El carro se detuvo y se bajó mi tío: Gordo (panzón y nalgón), estatura media (un poco más alto que yo), de piel canela, cabello negro y ojos marrones oscuros. Se le notaba algo cansado. Me acerqué a el y nos dimos un abrazo como saludo.

T: ¡Hola sobrino! ¿Cómo has estado? - dijo mientras me daba unas palmadas en la espalda.
S: ¡Hola tío! Muy bien, gracias y ¿usted? - le respondí haciendo lo mismo.
T: Bien también, algo cansado del viaje - contesto dándose unas palmadas en la frente - ¿Me ayudas con las maletas?
S: Claro - afirme.

Agarré las maletas del carro y las lleve a su cuarto. Mi tío llevaba otra maleta y unos cartuchos, entró el primero al cuarto. Mientras mi tío se agachaba para dejar en el suelo lo que llevaba, logré ver, entre su pantalón corto negro y su camisa blanca, parte de su calzoncillo azul. No sabía si era trusa o boxer, ya que el usaba ambos tipos, y me llegó una idea a la mente, pero antes de llevarla a cabo, mi tío se levantó e hizo espacio para que yo dejará las otras maletas. Cuando me agache para dejar las maletas en el suelo, mi tío, que estaba detrás de mi, aprovechó para darme una nalgada muy fuerte.

S: ¡¿Por qué hizo eso?! - grite sorprendido.
T: jajaja disculpa sobrino, no pude contenerme jajaja - dijo mientras reía a carcajadas.
S: ¿Le gustaría que yo le hiciera lo mismo? - dije intentando sonar amenazante.
T: Tranquilo Samuel, no te enfades, tengo las nalgas entumecidas por andar sentado todo el viaje. - dijo, riendo. Se le veía una gran sonrisa en la cara, lo había disfrutado.
S: Se las despertare a nalgadas entonces - hice como si lo fuera a nalguear.
T: jajajaja ya sobrino, en serio, disculpa, no pude contenerme. - seguía riendo.

Se me acercó y me dio un abrazo, me apretó fuerte y pude sentir su panza apretandose con la mía.
Después de eso salimos de su cuarto y mientras yo volvía a la sala a ver tv, el se fue a hacer algo de comer a la cocina.
Desde el sillón pude ver como se sacaba la camisa y la dejaba en una silla del comedor. Fue al refrigerador a buscar unas cosas y se agachó, dejándome ver otra vez su calzoncillo azul. Me regreso la idea de antes con algunas mejoras. Creo ya se cual será mi venganza por la nalgada que me dio.
Me levanté del sillón mientras mi tío llevaba las cosas del refrigerador a la mesa del comedor. Me acerqué y vi que había sacado, parecía que se haría un emparedado.

S: ¿Qué se va a hacer de comer tío? - le pregunté, para hacer conversación mientras me acercaba a el.
T: Un emparedado. ¿Quieres uno?
S: ¿De verdad? Me gustaría. - le respondí, acercandome más hasta estar a su lado.
T: Dime que quieres en el emparedado. - me señaló los ingredientes que había sacado.

En ese momento me dio la espalda para buscar unos platos en el escurreplatos que estaba detrás de nosotros.
Vi una oportunidad cuando se inclinó un poco y logré ver otra vez su calzoncillo y me dije que era ahora o nunca.
Me puse detrás de el y me agache. Le agarré los pantalones cortos y con fuerza se los baje, dejándome ver como su trusa azul cubría sus redondas nalgas.

T: ¡Sobrino! ¡¿Qué estas haciendo?! - gritó, sorprendido y avergonzado, echándose para atrás para poder agacharse y subirse el pantalón.

En el momento que se agachó su gran trasero se pegó a mi cara y pensé que iba a perder mi oportunidad. Así que me levanté rápidamente y puse mi pie en su pantalón para que no pudiera levantarlo.

T: ¿Qué haces Samuel? Quita el pie - pidió, aún agachado, mientras jalaba el pantalón.
S: Disculpe tío, pero no puedo hacer eso - dije mientras veía su trasero moverse.
T: ¿Por qué no? - preguntó, aún avergonzado.
S: Porque es mi turno ahora - respondí con una sonrisa.

Acerqué mis manos a su trusa azul y lo agarré. En ese momento mi tío se dejó de mover, sabía lo que iba a suceder. Se levantó, pero antes de poder moverse o detenerme, lo empuje hacia adelante. No podía mover mucho los pies por lo que tuvo que poner sus manos en la barra del fregadero para mantener el balance. Y así quedó, un poco inclinado, con las nalgas hacia afuera, hacia mí, a toda mi merced.
Sonrei. Vi sus nalgas, redondas y grandes, justo delante de mi, cubiertas por la trusa azul que tenía en mis manos.
Me decidí y jale la trusa. Vi como poco a poco la trusa se le metía entre las nalgas, como le dejaba descubierto su enorme trasero y como le subía por la espalda. Mi tío soltó un leve gemido de dolor mientras le hacía Calzón Chino. Con su pantalón abajo y su trasero al descubierto, mi tío se sonrojo de la vergüenza. Volví a jalar con un poco más de fuerza haciendo que soltara otro gemido de dolor.

T: Detente sobrino - pidió, intentado moverse hacia atrás.
S: Aún no tío - dije mientras veía moverse su trasero de atrás hacia adelante.

Aún tenía los pies atrapados por el pantalón y se sostenía con las manos para no caer. Se movía de adelante hacia atrás para poder levantarse derecho, pero cada vez que lo hacía su trasero chocaba contra mi.

T: Por favor detente - pidió en medio de un gemido.
S: ¿Le duele mi venganza? - pregunte con una sonrisa pícara pensando en el dolor de la nalgada que me dio hace un rato.
T: ¡Si! Me molesta - respondió - Ya detente sobrino, ya te vengaste, por favor.
S: Okey tío, déjeme arreglarle esto - dije sin perder la sonrisa.

Le saque la trusa de entre las nalgas y se la acomode. Estaba como antes de empezar, cubriendole las redondas nalgas.

T: Gracias sobrino - dijo aliviado.

Pero antes de que pudiera hacer algo, volví a jalarle la trusa con fuerza. Se le metió casi instantáneamente entre las nalgas provocando que diera un pequeño salto y soltara otro gemido. Esta vez no pareció uno de dolor, sino uno de placer.
Al parecer se dio cuenta de eso y se puso todavía más rojo. Intento soltarse, pero lo único que lograba era que el calzoncillo se le metiera más.

T: ¡Sobrino detente por favor! - gritó, muy avergonzado.
S: Ya casi termino tío - dije jalando más la trusa - aguante un poco más.
T: Ya no puedo - admitió, cada vez más avergonzado por tal humillación.
S: ¿Cómo no? Si parece que le gusta - reí mientras jalaba más duro, a ver si le sacaba otro gemido.

Jale unas veces más hasta que la trusa le llegaba al cuello y logré sacarle otro gemido, al igual que el anterior parecía de placer. Mi tío estaba disfrutando tener su calzoncillo metido entre las nalgas.
Decidí que había sido suficiente venganza por un día, quite mi pie de su pantalón y solté la trusa, pero antes de acomodarsela, le di una fuerte nalgada. Me aparte riendo dejando que mi tío se pudiera agachar.

T: ¿Por qué me hiciste eso? - preguntó aún avergonzado mientras se subía el pantalón.
S: Disculpe tío. No pude contenerme - le respondí con una sonrisa pícara.

Aún sonrojado, mi tío se rió. Se había terminado de acomodar el pantalón y calzoncillo, sobándose el lugar donde lo había nalgueado.

T: ¿Aún quieres ese emparedado? - preguntó, más calmado.
S: Claro que si, gracias tío - respondí aún con una sonrisa.

Mientras mi tío hacia los emparedados, yo pensaba en lo que acababa de pasar. Lo disfrute mucho y sé que el también.
Tenerlo en esa posición, sus nalgas desnudas hacia mí, a mi merced, fue increíble. Aunque algo me llama la atención. Pareciera que no es la primera vez que le hacen Calzón Chino, al menos eso me dieron a entender esos gemidos de placer. ¿Debería preguntarle a mi tío sobre su primer Calzón Chino?

Historias de Calzón Chino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora