Y aquí estamos otra vez. Tardo más de lo que espere, pero he vuelto y listo para seguir un poco más con estas historias de calzón chino.
Empezamos con una rivalidad que llevará al pueblo a cuidar mejor su ropa interior jajaja. Creo esta es la historia más larga que he escrito hasta ahora. Espero les guste.
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Martes, 21 de Enero, 2020. 11am.
Me llamo David Chan. Soy gordito, de piel blanca y estatura baja, tengo cabello marrón claro y ojos azules claros (gracias a mi madre). Trabajo en un mini súper junto a mi familia, donde nos turnamos para atender en caja, siendo hoy mi turno, pero casi no han llegado clientes. El negocio estaba lento, hacía calor y mi aburrimiento crecía tanto que empecé a pensar que hablaba solo sobre lo aburrido que era el día. Mi padre apareció y me dijo que tomará un descanso. Estiré el cuerpo y le di el espacio en caja.
Mientras me dirigía a la parte de atrás, para subir a casa, me preguntaba si habría alguien para pasar el rato. Llegué a mi cuarto a cambiarme de ropa, ya que la que tenía estaba sudada. Me di un baño y luego me puse una trusa naranja, una camiseta verde, que resaltaba mi panza, y un pantalón corto gris, que me quedaba pegado haciendo que se notará mi bulto y resaltando mis nalgas. En realidad muchos de mis pantalones hacían eso... debo comprar de mayor talla la próxima vez.
Salí y regresé a la parte del mini súper, dispuesto a dar una vuelta al pueblo. Le avise a mi padre, quien dio el visto bueno y me pidió le avisará al Sr. Teddy que él pasaría por su casa el viernes. No tuve que caminar tanto desde que salí para encontrarme a alguien conocido, aunque me hubiera gustado que fuera alguien más. Era Miguel, quien iba vestido con un pantalón corto azul y un suéter gris. Es un gordito de piel oscura y de mi estatura, de cabello negro seco y ojos marrones oscuros.
Mi: ¡Habla panzón! - me llamó mientras se me acercaba.
D: ¿Qué quieres enano? - pregunté, indiferente y sin detenerme.
Mi: No me llames así - ordenó, molesto - ¿A dónde vas?
D: Por ahí - dije e intente alejarme - ¿Para qué quieres saber?
Empezó a seguirme. Si no fuera por su primo ni siquiera le hablaría, es muy competitivo y hace berrinche cuando pierde, no sé cómo Samuel lo soporta.
Mi: ¿Quieres ir a jugar videojuegos? - preguntó, dándome una palmada en la espalda.
D: No - respondí dándome la vuelta, regresando al mini súper.
Mi: ¿Por qué? Tienes miedo de perder ¿verdad? - me retó, aún siguiéndome.
D: El perdedor eres tú - contesté, empezando a molestarme - ¿No recuerdas la última vez?
Mi: ¡Hiciste trampa panzón! - exclamó, pegándome en la barriga.
D: Tú fuiste el que hizo trampa y aún así perdiste enano - repliqué, molesto y cerrando el puño.
¿?: ¿Qué pasa aquí? - preguntó alguien detrás de mí.
Me di la vuelta y allí estaba Samuel. El corazón se me aceleró y sentí como me sonrojaba. No quería que mi ídolo me viera peleando con su primo.
D: Sa-Samuel - dije, titubeando, intentando desviar la atención - Mi... Mi padre me pidió que le dijera al Sr. Teddy que... que él iría el Viernes a verlo. No sé para qué exactamente...
S: Okey, yo le paso el mensaje a mi tío - dijo sonriendo - ¿Por qué peleaban? - insistió y sentí que me sonrojaba más.
Mi: El panzón no acepta que es un tramposo - le respondió, riéndose y acercándose a él.
S: Dudo que David sea un tramposo - le contestó, serio - ¿No habrás sido tú el de la trampa? - le preguntó, riendo y dándole una palmada en la espalda.
Mi: ¡No, fue él! - exclamó, parecía que iba a hacer un berrinche - No sabe jugar el perdedor.
S: ¡Hey! Basta - le ordenó - ¿Quieres que te haga Calzón Chino por mentiroso y grosero?
Mi: No... No lo harás - dijo, alejándose un poco.
D: Yo se lo hago - me ofrecí pensando que podría impresionar a Samuel.
Mi: Inténtalo si puedes panzón - se burló, acercándose a mí - Yo te lo haré a ti primero.
D: No podrás - afirme, acercándome a él.
S: Basta. ¿Por qué no dejan de pelear? - sugirió, algo confundido.
D: Porque ahora tengo que hacerle Calzón Chino - respondí sin miedo.
Mi: Y yo a él - contestó con miedo.
S: Entonces jueguen Piedra, Papel o Tijera - dijo, apartándonos - Pero no peleen.
D: Hará trampa - le dije molesto - Igual que en los videojuegos.
Mi: Mentira - contestó intentando acercarse a mí.
S: ¿Por qué no le piden a alguien más que les ayude con eso? - recomendó.
Mi: ¿Nos ayudarás? - le preguntó.
S: No puedo ahora mismo - respondió, decepcionado.
D: Entonces, ¿cómo evitaré qué haga trampa? - pregunté, decepcionado.
S: Busquen a alguien que sea imparcial, así será justo para ambos - respondió - Debo irme, hablamos luego, ¿Si? Nada de peleas ¿ok?
Samuel fue al mini súper y nos quedamos pensativo sobre su idea. Nos sentamos en unos asientos que estaban cerca y nos quedamos callados un rato. Samuel regresó y me llamó.
S: ¿Están bien? - preguntó, preocupado.
D: Si, es solo que no sabemos que hacer - respondí.
S: En internet hay vídeos de gente que retan a desconocidos en tiendas y supermercados, al perdedor se le hace el Calzón Chino - contó, pensativo - Es imparcial, evitan trampas y hasta le pueden hacer Calzón Chino a alguien más.
D: ¿Crees que la gente querría jugar? - pregunté, desconcertado.
S: Uno nunca sabe, al menos lo intentan, la idea es que no peleen entre ustedes - dijo algo sonriente - Lástima que no podré verlos.
D: Okey, lo intentaremos - respondí con una sonrisa - Y lo grabaremos para que lo veas después. - dije sin pensar.
S: Hahaha me gustaría verlo - respondió sonriendo - Por cierto... ¿Sabes que esos pantalones te marcan todo? - preguntó riendo y dejándome muy sonrojado.
Nos despedimos con un abrazo y temí que viera lo apenado que estaba. Regresé donde Miguel y le hable sobre lo que Samuel dijo. Estuvo de acuerdo, creo en parte porque Samuel lo decía, así que establecimos lo básico: usaríamos mi cámara, ambos usaríamos trusas y el ganador le haría un Calzón Chino al perdedor. Mientras yo iba por mi cámara, Miguel iría por su trusa. Ya listos, nos reunimos frente al mini súper.
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Decidimos entrar y ver si había personas que quisieran participar en nuestra competencia, pensamos que sería mejor hacerlo dentro ya que la probabilidad de que mucha gente viera sería baja. Pasamos los primeros dos pasillos hasta llegar al tercero y vimos a alguien. Un señor de piel blanca y cabello gris como de cuarenta años, súper gordo y más alto que nosotros, llevaba un pantalón negro a la rodilla y suéter amarillo. Empecé a grabar mientras nos acercábamos y, algo nerviosos nos miramos, agarramos valor y le hablamos.
Mi: Hola - saludó - ¿Podría ayudarnos con algo? - le preguntó - Señor... eh... ¿Cómo se llama?
¿?: Me llamo Osmar - se presentó - Eh... Díganme que necesitan - respondió, algo confundido por la cámara.
Mi: Bueno estamos haciendo un reto... buscamos personas que... que quieran competir con nosotros - respondió - En el reto del Calzón Chino.
Sr. Os: ¿Qué es eso? - preguntó desconcertado.
Miguel sacó su celular y le enseñó un vídeo corto de alguien haciéndole Calzón Chino a otra persona. El señor empezó a reírse mirándonos, tal vez pensando que estábamos locos.
Sr. Os: ¿Y quieren hacérmelo o que yo se los haga? - preguntó, aún riendo.
Mi: Bueno algo así - empezó - Es una competencia... Digo...
D: Es así: jugamos Piedra, Papel o Tijera... usted elige a quien de los dos quiere desafiar y... y quien pierda recibirá el castigo... que es el Calzón Chino. Con otra ronda de Piedra, Papel o Tijera, se decidirá si será con los pantalones puestos o con los pantalones abajo - expliqué lo más claro que pude, el señor soltó una carcajada - Además, si usted pierde puede pedir revancha, pero si vuelve a perder, el Calzón Chino será obligado con el pantalón abajo. ¿Acepta participar? - terminé, algo apenado.
El señor volvió a reír, dejándonos más nerviosos y desconcertados. Intenté explicarlo lo mejor posible para ver si se animaba a competir, pero parecía que no aceptaría, tal vez las condiciones eran demasiado fuertes...
Sr. Os: Acepto - dijo con una sonrisa - Y te elijo a ti - me señaló.
Miguel se estaba riendo mientras le pasaba la cámara. El señor dejó la canasta que llevaba sus cosas en el suelo y nos pusimos uno frente al otro. Le expliqué otra vez las reglas para estar claros.
D: ¿Listo? - le pregunté al señor.
Sr. Os: Cuando gustes - respondió con cara seria.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Saque Piedra y el señor sacó Tijera.
Sr. Os: ¡Ah! Creí que ganaría - dijo, algo decepcionado - Veamos ahora que tan humillante será - se preparó para la siguiente ronda.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Saque Tijera y el señor sacó Papel.
D: ¡Sí! - celebré - ¿Se baja el pantalón usted o lo hago yo? - intenté decirlo sin sonar muy burlón.
Sr. Os: Uff ahora si pues - gruñó, con una sonrisa - Hagamos esto entonces. ¿Cómo me pongo?
Me acerqué al él y le dije que se diera la vuelta, quedando de espaldas a Miguel y la cámara. Miré a todos lados, al parecer no había nadie cerca. Agarré los pantalones del señor y se los baje suavemente, dejándonos ver una gran trusa blanca que no le cubría completamente las grandes nalgas. Sin dudarlo le agarré la trusa y le avise que iba a empezar, se le veía nervioso y algo sonrojado. Le jale la trusa con fuerza haciendo que se le metiera sin problemas entre las redondas nalgas, las cuales tenían una tonalidad más clara que el resto de su cuerpo, y logrando que el señor soltará un gemido y una risa. Lo mantuve así por unos segundos, con los pantalones en el suelo y la trusa entre sus nalgas desnudas viendo que tan alto podía llegar, incluso quedando de puntillas intentando llegar a su cuello. Decidí detenerme y cuando lo solté, el señor soltó un suspiro y se agarró las nalgas.
D: Listo - dije, contento conmigo mismo - ¿Qué le pareció? - le pregunté mientras se sacaba la trusa del trasero.
Sr. Os: Se siente raro que otro hombre te tenga agarrado del calzón - respondió mientras se subía el pantalón.
Mi: ¿Quiere la revancha? - le preguntó, disfrutando del show.
Sr. Os: ¡Sí! - exclamó decidido - A ver si tengo mejor suerte está vez.
D: Sabe que si pierde de nuevo, el Calzón Chino será con el pantalón abajo - le recordé.
El señor asintió y se preparó, nos pusimos frente al otro y empezamos.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Ambos sacamos Tijera.
Intentamos de nuevo.
Yo saque Piedra y el señor sacó Tijera.
El señor se resignó, se le veía muy decepcionado. Soltando otro suspiro, se dió la vuelta y se bajó el pantalón hasta que quedó en sus tobillos. Agarré su trusa y esta vez se la jale despacio. Vi cómo se le volvía a meter poco a poco dejando ver sus nalgas. Cuando se le había metido completamente, use un poco de fuerza y jale hasta que la trusa le llegó cerca al cuello. El señor soltó un gemido y casi pierde el balance, por lo que se tuvo que agarrar de los estantes. Después de unos segundos con las nalgas desnudas frente a la cámara y en una posición poco favorable, lo solté.
D: Gracias por ayudarnos señor Osmar - le agradecí mientras lo veía sacarse la trusa y hacer una mueca.
Sr. Os: Uff, de nada. ¿Te gustó hacerme el Calzoncillo Chino? - me preguntó mientras se subía el pantalón y se lo acomodaba.
D: La verdad sí, señor - respondí con una sonrisa pícara, escuché a Miguel riendo.
Sr. Os: Me tienes que dejar hacértelo a ti algún día - pidió, recogiendo su canasta.
D: Le quedó gustando el Calzón Chino ¿verdad? - pregunté, estrechando su mano.
Sr. Os: Uff yo creo que si - respondió con una risa - Es una sensación... diferente - nos miró sonriente.
Nos despedimos del amable señor Osmar y empezamos a buscar a otra persona. No nos llevó mucho ya que había alguien más en el cuarto pasillo. Era un muchacho como de nuestra edad, nos acercamos y le preguntamos. Nos dijo que no quería participar, así que nos fuimos y seguimos buscando. En el quinto pasillo encontramos a otro muchacho, que era corpulento, de piel canela y cabello negro, que llevaba un pantalón corto blanco y un suéter blanco, que le quedaban muy pegados, ambos de un equipo de fútbol.
Nos acercamos a él y le preguntamos si quería participar. Su nombre era Juan y después de explicar las bases y reglas, nos dijo que si le gustaría participar.
J: ¿Está bien si lo elijo a él? - preguntó, señalando a Miguel.
Mi: ¡Claro! - contestó, emocionado - Pero no te molestes si pierdes.
Miguel me pasó la cámara. Mientras se preparaban, no pude evitar verle el trasero al Juan, el pantalón le marcaba muy bien la silueta. De pronto me miró y aparte la vista, sonrojándome. El muchacho soltó una sonrisa y empezaron la ronda.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Miguel sacó Papel y el muchacho sacó Tijera.
Mi: ¡No! - exclamó, derrotado - Vamos a darle de nuevo - suplicó.
D: ¡No! Acepta tu derrota - le dije, intentando ocultar mi felicidades - ¿Estás listo para la segunda ronda? - le pregunté al muchacho que había soltado una pequeña risa.
J: Si, si - respondió.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Miguel sacó Piedra y el muchacho sacó Papel.
Miguel se puso serio tras su derrota. El muchacho soltó otra risa tímida. De mala gana Miguel se dio vuelta. Le indique al muchacho que hacer y se puso detrás de Miguel. En ese momento pude apreciar mejor su trasero, el pantalón pegado lo resaltaba muy bien. Pude notar las líneas de su calzoncillo, usaba trusa y era de color negro. De pronto se agachó y le bajo el pantalón a Miguel, dejándonos ver su pequeña trusa gris, que parecía que le apretaba y casi no le tapaba las nalgas. El muchacho se levantó y movió a un lado para que la cámara viera la humillación de Miguel, agarró su trusa y miró hacia la cámara. Sin aviso, la jaló e inmediatamente se le metió entre las nalgas a Miguel, haciendo que soltara un grito de dolor. El muchacho soltó una carcajada mientras seguía jalando la trusa, la cual parecía ser muy elástica, y Miguel se movía intentando taparse las nalgas desnudas y disminuir su dolor. Ya le llegaba al cuello cuando el muchacho decidió soltarlo, dejando a Miguel aliviado, rápidamente sacándose la trusa de las nalgas y subiéndose el pantalón.
D: Muchas gracias por participar - le agradecí al muchacho.
J: De nada - contestó - Fue divertido - dijo con una sonrisa.
Mi: Si... Divertido - dijo en voz baja, sobando su trasero - Sigamos - me dijo, dejando claro que quería irse.
Miguel fue hacia otro pasillo y yo iba a seguirlo, pero choque con el muchacho, quien se disculpó y me miró a los ojos.
J: Quería preguntarte algo - me dijo.
D: Claro. ¿Qué sucede? - pregunté, confundido.
J: ¿Cómo te llamas? - preguntó, algo tímido.
D: Me llamo David - le respondí, sorprendido.
J: Eres de por aquí, ¿verdad? - preguntó.
D: Si, así es - dije con una sonrisa.
J: Tal vez un día de estos me puedas dar un tour por el pueblo o algún lugar interesante que este cerca - pidió - No conozco mucho por acá...
D: C-Claro - respondí nervioso - ¡Cuando quieras! - mi sorpresa era increíble.
Intercambiamos números de celular y nos despedimos. Me dio una última sonrisa antes de seguir con sus compras. A pesar de su tamaño, me pareció muy tierno.
Me reuní con Miguel, aún molesto por su derrota y seguimos nuestra búsqueda. No logramos encontrar a nadie más en el mini súper de mi familia, así que salimos y fuimos al mini súper que estaba al otro lado de la casa de Samuel a ver si teníamos suerte. Era más pequeño y también estaba vacío. Solo estaba el dueño, el Señor Julio, un hombre asiático, panzón y muy amable, de estatura media, piel blanca y cabello negro con canas, llevaba un pantalón largo negro y una camiseta blanca.
D: Hola Sr. Julio - lo saludé y estreche su mano - ¿Cómo está?
Sr. J: Oh, David, que sorpresa - respondió con una gran sonrisa - Estoy bien, gracias por preguntar. ¿Qué los trae por acá? - le estrechó la mano a Miguel.
D: Bueno... es que... - intenté decir algo.
Sr. J: ¿Espiando la competencia? - bromeó, soltando una carcajada.
D: ¿Qué? No... ¡No! - respondí, nervioso.
Mi padre y el Sr. Julio se llevan bien, siendo ambos dueños de mini súper, pero pueden llegar a ser muy competitivos... No quería que pensara mal de mí así que le expliqué lo que estábamos haciendo y él escucho atentamente. Le mostramos un video de calzón chino atómico y cuando terminó, el señor Julio soltó otra carcajada.
Sr. J: ¡Suena divertido! - expresó, golpeando el mostrador con la palma de su mano - ¿Puedo participar?
Mi: ¿En serio quiere participar? - preguntó sorprendido.
Sr. J: Si, a ver si se me quita el aburrimiento - respondió - No ha venido mucha gente hoy.
Miguel y yo nos miramos, nos pusimos de acuerdo y le dijimos que si. Empezamos a grabar y le pedimos que eligiera con quien quería competir. Lo pensó por un momento y eligió a Miguel, quien soltó un suspiro, ya que tenía miedo de perder otra vez.
Nos movimos para evitar que nos vieran desde la entrada, nos pusimos en uno de los últimos pasillos y empezó la primera ronda. Miguel se puso frente al señor Julio.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Ambos sacaron Tijera.
Intentaron otra vez.
Miguel sacó Papel y el señor Julio sacó Piedra.
Miguel celebró y el señor Julio soltó una carcajada, se estaba divirtiendo por lo que vi. Empezaron la segunda ronda.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Miguel sacó Tijera y el señor Julio sacó Papel.
Se veía que Miguel estaba muy feliz por su victoria, entre risas parecía que el señor Julio compartía esa felicidad. Le recordamos lo que había que hacer y se dio la vuelta, desabrochó el cinturón y se bajó el pantalón, mostrando una trusa crema que cubría muy bien sus nalgas. Miguel estaba a punto de agarrarle la trusa al señor Julio cuando alguien se nos acercó.
¿?: Aquí estás Julio - dijo, en voz alta - ¿Qué... qué estás haciendo? - preguntó, sorprendido al ver la bochornosa escena.
Sr. J: Haciendo un reto, Hugo - le contestó casi sin inmutarse - Adelante Miguel - le dijo, preparado para el Calzón Chino.
El señor Julio era un hombre fiel a su palabra, pero verlo seguir adelante con los pantalones abajo aunque alguien más lo estuviera viendo, me impresionó. Miguel, algo nervioso por el señor que se había quedado a mirar, le agarró la trusa al señor Julio y rápidamente la jaló con fuerza, haciendo que soltara un fuerte gemido. Miguel intentaba llevar la trusa lo más cerca que pudiera del cuello del señor Julio mientras el señor Hugo veía atónito como las nalgas lampiñas de su amigo quedaban desnudas al tener la trusa metida entre ellas. Después de algunos intentos fallidos, Miguel se rindió y soltó la trusa, dejando al señor Julio aliviado.
Sr. H: No entiendo que sucede aquí - soltó mientras el señor Julio se arreglaba la trusa y subía el pantalón.
El señor Julio procedió a explicarle a su amigo que sucedía. Hugo era un señor aproximadamente de la misma edad que Julio, alto y delgado, de piel canela y cabello negro, que llevaba un pantalón corto rojo y un suéter blanco. Mientras escuchaba lo que decía, Hugo no podía creer que su amigo se prestará para eso, pero admitió que la curiosidad también lo afectaba.
D: Señor Julio - llamé cuando terminó de contar lo sucedido - ¿Quiere la revancha?
Sr. J: ¡Claro que sí! - exclamó, emocionado - No pienso quedarme con la derrota.
Mi: ¿Está seguro? - preguntó, se notaba su miedo - Si pierde, será con los pantalones abajo.
Sr. J: No perderé - afirmó, confiado.
Sr. H: Más te vale - comentó frunciendo el ceño - No quiero volver a ver tu trasero desnudo.
Sr. J: No estás obligado a quedarte a ver - repuso - ¿Qué tiene de malo mi trasero desnudo? - preguntó sin esperar respuesta.
Teniendo sus razones, el señor Hugo se quedó a observar, mientras Miguel y el señor Julio empezaban.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Ambos sacaron Tijera.
Volvieron a intentar.
Ambos sacaron Piedra.
Volvieron a intentar.
Ambos sacaron Tijera.
Volvieron a intentar.
Miguel sacó Papel y el señor Julio sacó Tijera.
Sr. J: ¡Te lo dije! - le gritó a Hugo, dándole un golpe en el flaco pecho.
Sr. H: Suertudo - dijo, indiferente.
Se notaba que Miguel estaba molesto, pero aún así se dio la vuelta y se bajó el pantalón. El señor Julio agarró su trusa y, haciéndole señas a Hugo para que viera, le hizo el Calzón Chino a Miguel. Le jaló la trusa tan fuerte que Miguel dio un salto y soltó un fuerte gemido, Julio y Hugo soltaron una carcajada. Tener la humillación de Miguel en video era algo que podría disfrutar por mucho tiempo, pero que dos adultos lo vieran y se reirán lo hacía todavía mejor. El señor Julio jaló y jaló hasta que logró pasar la trusa sobre la cabeza de Miguel, haciéndole un Calzón Chino Atómico. Lo hizo ver tan fácil que hasta el señor Hugo quedó muy sorprendido. Allí estaba Miguel, pantalón en el suelo y trusa metida entre las nalgas, dándole la vuelta a su cabeza, su humillación no podría ser peor. Y me equivocaba, ya que el señor Julio aprovechó y le dio una nalgada, logrando que el señor Hugo y yo soltáramos una fuerte carcajada. Miguel intentó correr, pero al tener los pantalones abajo se tropezó y cayó, quedando con las nalgas mirando al techo.
Sr. J: ¿Estas bien? - le preguntó, preocupado mientras se dirigía a él.
Mi: Sí, sí, estoy bien - contestó quitándose la trusa de la cabeza y levantándose.
Sr. J: Excelente - dijo, ya más tranquilo - Entonces Hugo, ¿te atreves a jugar? - lo retó, riendo.
Sr. H: ¿Qué si me atrevo a que jueguen con mi calzón? - preguntó, incrédulo después de ver la humillación de Miguel.
Sr. J: ¿Tienes miedo de perder? - se burló - O ¿no estas usando calzón?
Sr. H: N-No - dijo titubeando - Digo... ¡si!... si estoy usando, pero no es para que me lo jalen - exclamó, avergonzado.
Sr. J: Dale Hugo, atrévete - insistió, acercándose a él - Quien sabe, ganas y así no te los jalan.
Miguel, con cara de pocos amigos, terminó de arreglarse la trusa y el pantalón mientras el señor Hugo estaba pensando si participar o no. Después de unos minutos, se puso serio y accedió, sacándole una sonrisa al señor Julio.
Sr. J: Debes elegir contra quien quieres competir, Miguel o David - le explicó.
El señor Hugo nos miró a ambos, viendo a Miguel aún adolorido y molesto, decidió elegirme a mí. Le pase la cámara al señor Julio y me preparé para competir. El señor Hugo se veía serio, como si su vida dependiera de la victoria. Nos pusimos frente al otro y empezamos.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Ambos sacamos Papel.
Volvimos a intentar.
Saque Papel y el señor Hugo sacó Piedra.
Sr. H: ¡Esto me pasa por confiar en ti Julio! - exclamó, molesto.
El señor Julio solo se rio y siguió grabando. A regañadientes el señor Hugo se dio la vuelta y se bajó el pantalón, dejándonos algo confundidos ya que no se había hecho la segunda ronda. Antes de poder sacarlo de su error, el señor Julio le pasó la cámara a Miguel y me hizo señas, al parecer quería que ambos le hiciéramos el Calzón Chino. Así que le seguí el juego y antes de que el señor Hugo se diera cuenta, ambos le agarramos la trusa blanca y la jalamos con fuerza, haciendo que soltará un fuerte gemido de dolor al momento que la trusa se le metiera completamente entre las pequeñas y velludas nalgas. Nos rogó que nos detuviéramos, intentando sacarse la trusa del trasero, pero el señor Julio le dio una nalgada muy fuerte y siguió jalando. El señor Hugo empezó a moverse para que lo soltáramos, pero no cedimos y hasta logramos mantenerlo en el aire unos segundos. Después de unos minutos llenos de risas, lo soltamos y rápidamente se sacó la trusa de las nalgas y se subió el pantalón.
Sr. J: ¿Quieres la revancha Hugo? - le preguntó, sin contener la risa.
Sr. H: ¡¿Estás loco?! - exclamó, molesto, metiendo sus manos en el pantalón para arreglarse la trusa - Esta me la pagas Julio.
Sr. J: ¿No quieres intentar ganarle a David? Inténtalo - le reto en tono de burla.
Sr. H: Con una condición - contestó, pensativo - Si gano, también te jalo el calzoncillo a ti.
Sr. J: Mmmm ok - accedió, mirándome - ¿Estás de acuerdo, David?
D: Si usted está de acuerdo, no hay problema - respondí, algo nervioso.
Sr. H: Sus nalgas serán mías - afirmó, confiado.
El señor Julio y yo nos miramos, Miguel se rio de esa rara declaración.
El señor Hugo y yo nos preparamos para competir otra vez. Me sentí nervioso, ya que si perdía, el señor Julio también pagaría el castigo. Su humillación sería mi culpa.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Saque Tijera y el señor Hugo sacó Piedra.
Sr. H: ¡Ahora sí! - gritó emocionado - Prepara las nalgas Julio, viene la venganza.
D: Lo siento señor Julio - me disculpe.
Sr. J: No te preocupes David - me reconforto - Déjame ir primero.
El señor Julio se acercó al señor Hugo, se bajó el pantalón y espero a que su amigo terminara de regodearse. Hugo agarró la trusa de Julio y la jaló con fuerza, dejándolo con las nalgas desnudas, listas para una ronda de nalgadas. Miguel solo reía mientras Hugo disfrutaba su venganza y las nalgadas que daba. Siguió jalando y jalando hasta que Julio soltó un gemido y su trusa terminó rompiéndose. De un tirón, se la quitó por completo, dejándolo completamente desnudo. Hugo soltó una carcajada viendo a Julio cubriendo su desnudez con una mano y subirse rápidamente el pantalón con la otra.
Sr. J: Las nalgadas no eran parte del trato - se quejó, arreglándose bien el pantalón - Tampoco desnudarme...
Sr. H: Bien merecido - se burló, contento.
Era mi turno ahora, así que me acerque al señor Hugo y le di la espalda a la cámara, en pocos segundos sentí como me bajaba el pantalón hasta los tobillos, dejando ver mis nalgas cubiertas por mi trusa naranja. Luego sentí sus manos agarrando mi trusa, se me aceleró el corazón y el señor Hugo empezó a jalar. Sentí la trusa metiéndose entre mis nalgas con rapidez, a Miguel riéndose y una nalgada sorpresa. La trusa me llegaba al cuello, pero el señor Hugo seguía jalando con fuerza, lo que me hizo soltar algunos gemidos y con cada uno de ellos vino una nalgada, al parecer para dejarme las nalgas rojas por la fuerza que usaba. Su venganza iba tan bien, que el señor Hugo parecía triste al tener que soltar mi trusa. Cuando termino, solo lo escuchaba reír mientras me subía el pantalón y me sacaba la trusa de entre las nalgas. Ya terminada la competencia, Miguel paró de grabar.
D: Gracias a ambos por participar - agradecí, con las nalgas adoloridas - ¿Qué les pareció?
Sr. J: Gracias a ustedes por tan divertido momento - dijo riendo, se notaba que lo había disfrutado - Me ha gustado mucho el Calzón Chino.
Sr. H: Debo admitir que me pareció muy raro al inicio - contestó también riendo - Pero la verdad es muy divertido, aunque no creo lo vuelva hacer.
Sr. J: Entonces te lo hago yo - repuso mirando a Hugo - Ya que disfrutaste dejarme desnudo, me toca a mí hacer lo mismo - soltó una carcajada.
Sr. H: ¿De qué hablas? No disfrute para nada ver tus nalgas desnudas - replicó, molesto, alejándose de nosotros.
Nos quedamos hablando con el señor Julio mientras el señor Hugo hacia sus compras. Después de unos minutos el señor Hugo pago sus cosas y se fue, quedando el mini súper vacío otra vez, algo que el señor Julio notó y preguntó sobre el mini súper de mi familia. La tarde seguía sin mucho movimiento y decidimos irnos a terminar la competencia, pero el señor Julio nos invitó unos refrescos y nos pidió que cuidáramos la entrada mientras él iba a buscar otro calzoncillo para ponerse.
Entonces vimos entrar a un señor gordo, panzón y nalgón, de piel blanca, alto y de cabello marrón claro. Llevaba un suéter rojo que no le cubría toda la panza y un pantalón corto negro pegado que le marcaba muy bien sus redondas nalgas. Nos llamó la atención que al parecer no se había dado cuenta que tenía el pantalón metido entre las nalgas. Pensamos que sería perfecto para la competencia, así que esperamos a que llegará el señor Julio, quien nos alentó y pidió ver el video después, y nos dirigimos a ese señor.
Mi: Señor - lo llamó, algo asustado por su apariencia tosca.
¿?: Dime - respondió con voz gruesa, sin mirarlo.
Mi: Soy Miguel - se presentó - Y el David. ¿Y usted...?
¿?: Omar... - contestó, parecía confundido.
Le explicamos lo que hacíamos y le invitamos a participar. Nos miró con una cara seria mientras pensaba su respuesta.
Sr. O: Ok, participaré - respondió.
D: ¿A quién elige? - pregunté, mientras empezaba a grabar.
Sr. O: Miguel - contestó, parándose frente a él.
Era mucho más alto que nosotros y su imponencia puso nervioso a Miguel, quien se agarró el trasero, sabiendo que sufriría si perdía. El señor Omar parecía el tipo de hombre que no sólo te jalaría el calzoncillo, sino que lo rompería, te haría olerlo y te lo metería en la boca. Ambos se prepararon y empezaron.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Miguel sacó Tijera y el señor Omar sacó Piedra.
Molesto, Miguel golpeó uno de los estantes. Omar soltó una carcajada al ver eso y, confiado, se preparó para la segunda ronda.
¡Piedra, Papel o Tijera!
Miguel sacó Papel y el señor Omar sacó Piedra.
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Historias de Calzón Chino.
FanficUna variedad de historias con Calzón Chino como factor principal. Veremos como hombres gordos quedan en situaciones comprometedoras gracias a sus deseos, siendo uno de ellos el de jalar calzoncillos. Espero les guste.