6. El Vecino

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Viernes, 24 de Enero, 2020. 10am.
Casi no dormí anoche pensando en lo que mi tío me había contado sobre él y Juanchon. Sin duda fue una gran sorpresa y a pesar de no haber visto que sucedió en realidad, mi mente se hizo ideas. Ahora creo que no podré olvidarlas... ¿Estaría mal no querer olvidarlas?

A regañadientes me levanté de la cama y fui a bañar. Era una mañana algo fría, así que no dure mucho desde que toqué el agua para empezar a titiritar. Al salir del baño, me vestí con un bóxer rojo con banda gris, con un pantalón de pijama largo negro y un suéter morado. Me dirigí a la cocina a desayunar y vi que mi tío ya estaba terminando, parecía algo contento. Tal vez revelar su secreto le quitó un peso de encima...

S: Buen día tío - saludé, acercándome a él.
T: Buen día sobrino - respondió, sonriente - ¿Cómo esta?
S: Con frío - dije, agarrando cosas para el desayuno - ¿Y usted?
T: Uff si, también con frío - reconoció, mostrándome su suéter manga larga.
S: Lo bueno es que usted se lo puede quitar fácil - repuse, poniéndome a su lado - Solo debe llamar un taxi y listo.
T: ¡¿Qué... que dices?! - se exaltó, sonrojándose - Déjate de cosas sobrino.

Me eché a reír viendo a mi tío poniéndose cada vez más rojo mientras terminaba de comer. Me hice el desayuno y mientras comía, mi tío me recordó que hoy iba a hablar con el Sr. Chan, dueño del mini súper del lado derecho. Dijo que si quería quedarme podía hacerlo, pero le dije que no quería interrumpir y que saldría a dar unas vueltas al pueblo.
Al terminar, salí al frente de la casa un momento a tomar algo de aire cuando vi a un muchacho gordito de ascendencia asiática, de piel clara, más bajo que yo y de cabello marrón claro y ojos azules claros. Era el hijo del Sr. Chan, nuestro vecino.

S: ¡David! - lo llamé, acercándome al portón.
D: Sa-Samuel - logró decir, nervioso y sorprendido - ¡Hola! - exclamó acercándose.
S: ¿Cómo estás? - pregunté, mirando su cara algo sonrojada.
D: Bien, bien - respondió con una sonrisa tímida - Y ¿tu? - preguntó, jalando un poco su suéter gris con diseño de piratas.
S: Bien, con algo de frío - respondí, señalando mi pantalón largo - ¿Cómo te termino de ir con Miguel ese día? ¿Te puso muchos problemas?
D: ¡No, no! - exclamó, sobresaltado - Todo... salió... bien... - parecía avergonzado, evitando contacto visual - ¿Quieres... quieres ver el video...? - estaba rojo de la pena.
S: Claro - afirmé con una sonrisa - Solo si tú estás de acuerdo - señale.

David asintió con la cabeza varias veces y me dijo que me mostraría el video de su reto con Miguel de hace unos días. David y Miguel tienden a rivalizar mucho, pero hace unos días llegaron al punto de hacer un reto y grabarlo para saber quién era mejor. Me pregunto: ¿Quién habrá ganado? (Historia 6.1)

Acordamos verlo en su casa, la cual estaba sobre el mini súper que manejaba su familia. Salí y lo acompañé hasta su casa. Entrando al mini súper David se acercó al mostrador y se recostó un poco para avisarle a su madre que iba a estar en su cuarto. En ese momento pude ver mejor como su pantalón corto azul marino se le pegaba y marcaba sus nalgas, dejándome ver las líneas de su trusa. Saludé a su madre y nos dirigimos a las escaleras que iban a la parte superior. Cuando llegamos a su habitación, David parecía un tomate de la pena que tenía.
Su habitación era espaciosa con una cama grande bien arreglada, unos estantes con libros y otros objetos, y un armario limpio y con una puerta abierta. David se apresuró a cerrar la puerta mientras me indicaba que podía sentarme en su cama.

S: Bonito cuarto - comenté mientras David se sentaba a mi lado.
D: Gra-gracias - dijo, soltando una pequeña risa y sacando su celular.

Estábamos muy cerca uno del otro, David con la cara ruborizada buscó el video y me lo enseñó. Al parecer lograron encontrar otras personas para hacer el reto y que fuera más justo. David tuvo buenas victorias, me sorprendió ver al señor Julio (dueño del mini súper a la izquierda de mi casa) participar y divertirse, pero no me sorprendió tanto la actitud de Miguel al perder. El castigo al final del video fue muy interesante...

S: Hahaha pobre Miguel - dije riendo al terminar de ver el video - Con razón andaba molesto...
D: ¿Ah, sí? - preguntó con una sonrisa pícara - De verdad que no le gusta perder al enano ese - se burló.
S: Para nada - afirmé, sabiendo cómo es Miguel de competitivo.
D: Y... eh... bueno... eh... ¿te... te gustó? - me preguntó, sonrojándose - ¡El reto! Me refiero al reto - aclaró rápidamente.
S: ¡Sí! - respondí, intrigado por su aclaración - Se ve que se divirtieron mucho.
D: Si, fue divertido - repuso, apartando la vista.
S: Lástima que no pude participar - me lamenté - Me hubiera gustado hacerle calzón chino a algunos de los que participaron...
D: ¿A Miguel...? - preguntó, sorprendido - ¿O... A alguien más? - murmuró.
S: ¿Cómo a quien más? - replique, entendiendo a que se refería.
D: No se... a alguien más... - respondió, mostrándome el video otra vez para evitar que viera su cara poniéndose roja - El que le ganó a Miguel... aunque es muy alto...
S: ¿Quieres que te haga calzón chino, David? - pregunté con una sonrisa, viéndolo sorprenderse otra vez.
D: Eh... bu-bueno... eh... - balbuceo con su cara poniéndose aún más roja.

Me miró rápidamente y se levantó, se le veía algo tierno al estar tan nervioso. Me quedé mirándolo mientras se paseaba de un lado al otro de la habitación, indeciso. Sé que David siente cierta admiración por mí desde el día que le hice un fuerte calzón chino a Miguel frente a él, pero aun así creo no estaba preparado para dejar su ropa interior en mi poder.

D: Si quieres... eh... pu-puedes... - balbuceo de pronto.

Se acercó a mí, con la cara roja y sin poder verme a los ojos, me dio la espalda con su trasero listo para recibir lo que tanto esperaba.

D: Puedes... hacerme... calzón chino - pidió, avergonzado y emocionado.
S: Claro que sí David - respondí, también emocionado.

Hemos hablado sobre el calzón chino y hasta me ha visto hacerlo, pero esta era la primera vez que se lo haría por eso ambos estábamos emocionados. Observé su trasero y me pregunté cómo le quedaría la trusa... Le agarré el pantalón y lentamente se lo baje, descubriendo una trusa roja un poco metida. Se veía algo pequeña, dejando escapar en la parte baja un poco de sus redondas nalgas. No estaba seguro si David tenía nalgas grandes o una trusa pequeña, pero sabría la respuesta muy pronto.

S: Roja... - murmuré, dando una vuelta a su alrededor para verlo mejor.
D: Sí - respondió, alzando su suéter - Por el Año Nuevo Chino - explicó, dejando caer el suéter dándose cuenta de lo vergonzoso que era.
S: Al parecer si funciona usar rojo - dije, volviendo a quedar detrás de él - Comenzaré ya.

David asintió con la cabeza y puso sus manos sobre sus partes. Agarré su trusa y la jale un poco unas cuantas veces, haciendo que se le metiera un poco más de lo que ya estaba y que sus nalgas rebotaran un poco.
Agarré los lados de la parte trasera y le metí la trusa completamente dejando sus nalgas descubiertas. Trusa pequeña, nalgas grandes y una oportunidad de oro.
Le saqué la trusa y una vez más se la jale, esta vez con más fuerza. Se la volví a sacar y a jalar otra vez. Y otra vez. Disfrutando más y más la vista de su trusa perdiéndose entre esas nalgas.
David soltaba pequeños gemidos de placer cada vez que sentía que sus nalgas quedaban desnudas frente a mí. Volví a sacarle la trusa y jalarla de nuevo, esta vez con mucha más fuerza y dejándolo de puntillas unos segundos. Se le hizo difícil mantener el equilibrio y para no dejarlo caer lo jale hacia mí, sus nalgas posándose sobre mi cuerpo.

D: ¡Sa-Samuel! - exclamó, sobresaltado - No quise... yo...
S: No te preocupes gordito - lo tranquilicé, apartándolo de mí sin soltar su calzoncillo.

Seguí jalando con fuerza, levantándolo un poco antes de que volviera a quedar pegado a mí. David puso sus manos sobre su trasero para evitar que tocaran mi cuerpo mientras yo seguía jalando. Empecé a moverme y dar vueltas, haciendo que David se moviera de puntillas para evitar caerse, y dejándolo frente a su cama.
Sin soltar su trusa, dejé de jalar y David pudo pararse bien, con sus manos aún sobre sus nalgas. Mi emoción había aumentado mucho al tenerlo así y quería continuar, pero no quería sobrepasarme con él.

S: ¿Quieres que siga? - pregunté, esperando una respuesta afirmativa.
D: Mmm... Sí... - murmuró, quitando sus manos de su trasero - Me deja... me dejarías... hacerte...
S: ¿Quieres hacerme calzón chino? - pregunté, riendo.
D: ¿Puedo? - pidió, con un dejo de emoción.

Le solté la trusa sin sacársela y le di la vuelta, quedando cara a cara con él, pero aún no podía mirarme por la pena. Entonces le di la espalda y espere que hiciera su movimiento.
Sentí sus manos agarrando mi pantalón, que cayó a mis pies de un tirón y alcé mi suéter para que David pudiera ver mejor.

D: Rojo... - dijo en voz baja al ver mi bóxer.
S: Que coincidencia, ¿no? - comenté, riendo.

Sentí sus manos temblorosas agarrando la banda gris de mi bóxer. David jaló lentamente, apreciando como poco a poco se me metía el bóxer. Parecía estar disfrutando tanto de la vista que nos quedamos un rato en esa posición y he de admitir que no se sentía mal ser admirado de esa forma. Con una de sus manos tocó mi trasero y empezó a mover mi bóxer para que se me metiera más y más. Dejó mis nalgas desnudas con el bóxer entre ellas, sin apartar su vista, tal vez pensando que esta oportunidad no se presentaría otra vez.

S: ¿Lo estás disfrutando? - le pregunté, mirando hacia atrás.
D: ¡Si, mucho! - exclamó, jalando mi calzón haciéndome dar un pequeño salto - Podríamos hacerlo... ¿Los dos al mismo tiempo?
S: ¿Los dos al mismo tiempo? - repetí, agarrando mi trasero - De acuerdo.

David soltó mi bóxer y me di la vuelta, su cara aún estaba algo roja... No podía dejar de pensar en lo tierno que se veía. Nos acercamos uno al otro hasta que nuestras panzas chocaron y, como si nos fuéramos a dar un abrazo, nuestras manos buscaron el calzoncillo del otro. Decidí sacarle la trusa de las nalgas primero, pero David había empezado a jalar mi bóxer, que ya estaba bien metido entre mis nalgas desnudas, por lo que me apresuré y de un tirón le volví a meter la trusa. Con uno de sus gemidos, David empezó a jalar más fuerte y sentí que quería alzarme. Pero antes de que pudiera, jale con más fuerza su trusa, que para ese momento ya le parecía tanga, y lo levanté sin que pudiera tocar el suelo. Agarré mejor su calzoncillo y, a pesar de que aún no soltaba el mío y lo seguía jalando, intenté levantarlo un poco mas haciéndolo patalear. Sus partes tocaron mi pecho y noté su vergüenza cuando dejó de jalar, así que aproveche el momento y le di unas cuantas nalgadas. Solté una carcajada cuando escuché sus tímidos gemidos y seguí jalando más su trusa... con más fuerza... intentando alzarlo un poco más... iba hacia arriba y hacia abajo... con una nalgada en su nalga derecha... otra en su nalga izquierda... mi fuerza aumentaba cada vez que lo dejaba caer y lo volvía a alzar. David no pudo seguir el ritmo y perdió el agarre de mi bóxer, sosteniéndose de mis hombros mientras mis manos jugaban con su trasero. Su cara quedo pegada a la mía, podía escuchar su respiración agitada y sus gemidos volviéndose más fuertes cada vez que las nalgadas sonaban.
De un tirón lo volví a alzar y de pronto se escuchó un chasquido. Mis manos quedaron arriba sujetando un gran pedazo de tela roto de color rojo. David cayó de pie frente a mí, aún sujetándome y con una cara llena de vergüenza... Al ver hacia abajo me di cuenta del porqué... ¡Estaba completamente desnudo!

D: No... ¡No veas! - gritó, tapándose sus partes desnudas con sus manos y dándose la vuelta.
S: Lo... Lo siento - logré decir, viendo su trusa rota en mis manos.

David tropezó al darse la vuelta y cayó sobre su cama, quedando con las nalgas desnudas al aire en lo que sería una posición muy comprometedora.
Me dejé llevar tanto que no me di cuenta que su trusa estaba por romperse... Estaba disfrutando mucho de tenerlo en mi poder que... Creo me excedí...

S: David... - murmuré, acercándome a él.
D: ¿Podrías... pasarme mi pantalón? - pidió, sin poder mirarme.

Aun en su posición comprometedora, le pase su pantalón y aparte la vista mientras se vestía. Me arreglé el bóxer y también empecé a vestirme. Me avisó que había terminado y fui a sentarme junto a él en su cama.

D: Eres muy fuerte - dijo de pronto - Me alzaste con facilidad.
S: ¿Tú crees? - pregunte, con una sonrisa - Tal vez fue el agarre con la trusa...
D: Tal vez - repuso, riendo - Aunque no resistió...
S: Lo siento - me disculpe otra vez - Te compraré otra.
D: No te preocupes - dijo, levantándose - Ahora entiendo porque Miguel no quiere que le hagas calzón chino.
S: Normalmente no los rompo - aclaré, levantándome también - Si lo hiciera se acabaría la diversión muy rápido.
D: Cierto - afirmó y ambos reímos - Me gustó... eh... me gustó que me hicieras calzón chino...
S: ¿Solo eso? - le pregunté con una sonrisa pícara - ¿Nada más?
D: Bueno... - murmuró, agarrándose las nalgas - También... las...

Me acerqué a él y le di una nalgada, haciéndolo dar un pequeño salto. Reímos un poco, entendiendo la situación sin necesidad de más palabras.
Decidimos dar por terminada la reunión de Calzón Chino y salimos de su habitación después de que guardó su trusa rota y se puso otra para no salir sin nada debajo del pantalón. Fuimos al parque sobre la colina que estaba cerca del mini súper y nos pusimos a hablar un rato sobre diversas cosas. Calzón chino, videojuegos, comida... Pasadas unas horas decidimos ir a nuestras casas, pensando que ya mi tío y el padre de David habrían terminado su reunión.

D: Tal vez, otro día... - empezó, en voz baja - Quieras hacerme calzón chino otra vez.
S: ¿Te gustaría? - pregunté, poniendo mi brazo sobre sus hombros.
D: Si, me gustaría - respondió, sonrojándose - ¡Pero! No le digas a Miguel... No quiero que piense que él también puede...
S: No te preocupes David - lo tranquilicé con una sonrisa - No le diré. Es más creo que un día tu y yo debemos hacerle uno a él.

David me miró con una gran sonrisa y si bien puede llegar a ponerse tímido y penoso frente a mí, sé que es capaz de humillar a Miguel. Planeamos reunirnos otro día, nos despedimos con un fuerte abrazo y nos fuimos a nuestras casas.
Esta experiencia con él me hizo notar que tanto me admira en realidad y admito que me gusta tener a alguien que me mire como un modelo a seguir, aunque sea en algo como jalar calzoncillos. Espero poder tener otra oportunidad de hacerle calzón chino... Que me deje jugar con su calzón... ¿Qué pensará si le rompo otro más? Tal vez no le importe, tal vez me lo quiera romper también a mí. Algún día sabré la respuesta...

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¿Qué opinan de esta historia y sus personajes? ¿Alguna vez han tenido una experiencia similar?

Espero les haya gustado la historia. Pronto continuare con más historias, si el tiempo me lo permite. Muchas gracias por leer y saludos.

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⏰ Última actualización: Jul 16 ⏰

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