Ni la muerte podrá separarnos

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28 de marzo de 1998

El mago tenebroso conocido como Lord Voldemort visitó a Gellert Grindelwald, otro mago tenebroso tan famoso y temido como él, que se encontraba encerrado en la prisión Núrmengard, Austria.

En esos momentos Gellert se encontraba sentado en el suelo, contemplando la pared tal vez pensando en algún hecho importante o simplemente dejando la vista en blanco.

De repente, Lord Voldemort entró en su celda, varita en ristre, y le preguntó por la ubicación de la varita de Saúco, la cual Gellert, por supuesto, conocía, pero se negó a decirle dónde se encontraba, pues no le veía capaz de vencer a un mago tan poderoso como lo era Albus Dumbledore.

Voldemort— cansado de los juegos del mago que no quería colaborar— disparó un rayo de luz verde que lo alcanzó, dejándolo ahí sentado, inerte.

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Despertó. Todo era blanco, un blanco luminoso, casi cegador.

Todo estaba en silencio. A su alrededor no se veía nada más que blanco.

De repente, oyó unos pasos, y le pareció reconocer la figura de un hombre— o mejor dicho un anciano— que llevaba una túnica gris claro puesta.

Lo reconoció al instante.

Con paso tranquilo pero decidido se fía aproximando al hombre, que lo miraba con una expresión de benevolencia reflejada en el rostro.

—Hola, Gellert.

Gellert lo miró un tanto extrañado.

—Albus. Creía que ya habrías avanzado.

—Quería esperar un poco. Sabía que vendrías, te estuve observando.

Gellert mostró una sonrisa ladeada.

—¿Entonces me viste hablar con Tom?

—Sí.

—¿Y no te preocupó que hubiera podido decirle la ubicación de la varita?

—La verdad es que no. Sabía que no se lo dirías. No le veías a capaz de vencer, ni siquiera le veías a tu nivel.

—Cierto. Ese muchacho solo es un niño caprichoso y narcisista, y esa actitud solo le llevará a su perdición.

Albus sonrió.

—A propósito— continuó Gellert— ¿Por qué decidiste esperar?

Albus se quedó allí, mirándolo durante lo que a Gellert le pareció una eternidad.

—Bueno, en parte porque quería verte y charlar un rato contigo, pero también porque tenía que hablar con un alumno mío.

—¿Ese alumno no será por casualidad Harry Potter?

—Ah, ¿Has oído hablar de él?

—Albus, he estado encerrado en una celda, no en una cueva lejos de la civilización, los guardias me traen el periódico todos los días.

—Cierto, te han privado de tu libertad, pero no pueden quitarte de querer estar informado de todo lo que sucede en el Mundo Mágico.

Albus le mostró una sonrisa enigmática.

—Por curiosidad, ¿De qué hablasteis?

—Oh, simplemente le estuve contando ciertos aspectos sobre mi pasado que nunca le llegué a contar, como el hecho de que en mi juventud viví con mi familia en el Valle de Godric, mismo lugar en el que su familia vivía.

MEMORIAS | One-Shots GrindeldoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora