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Mi cuerpo toma un poder desconocido que incomoda, las llamas de mi ser consumen mi cuerpo haciendo que comience a doler todas mis extremidades.

Grito haciendo que en menos de lo esperado el pasillo se encuentre desierto y en este solo nos encontremos aquel castaño junto conmigo y lo que sea que quema.

Abro los ojos, los cuales no me di cuenta en qué momento cerré. Me siento mas fuerte, pero mi cárcel mental sigue intacta, entonces si mis demonios no tomaron el control que si lo hizo o solo soy yo.

Veo al castaño y sus ojos siguen del mismo color rojo, pero su expresión muestra miedo, no se que es lo que causa eso en él, pues hace segundo su mirada era retadora, amenazante y poderosa.

— tu-u... eres el demonio en persona, eres el miedo de muchos — su voz se escucha entre cortada con cada palabra que sale de su boca.

— no se de que hablas, pero si se que seré tu maldito miedo y peor pesadilla.

Con rapidez y agilidad, me lanzo encima de su cuerpo tumbándolo, los primeros golpes que recibo duelen como el puto infierno luego el dolor apacigua hasta dejar de sentir, no importa cuanto intente luchar y cuan fuerte sea, siento como mis golpes lo lastiman mas de lo que esperaba.

Por un segundo me distraigo por mis pensamientos hechos un caos, el castaño toma ventaja y me tira hacia la dura pared, algo cruje en el proceso, pero no siento algo roto sino algo regenerándose en mi interior, antes de poder procesar lo que esta pasando siento como mi estomago recibe un golpe tan fuerte que me hace retorcer de dolor, el aire no entra correctamente en mis pulmones, y eso le da ventaja al castaño para comenzar una lluvia de golpes en mi cuerpo, cada uno más fuerte que el anterior, ahora siento cada uno de ellos.

— eres débil, deberías dejar que ellos te guían y serás poderosa.

— no puedo creer que los dejaras entrar tan fácil en tu mente controlando todo a su antojo, SOLO ERES SU TITERE... IDIOTA.

Me levanto con dificultad y con la poca fuerza que tengo intento golpearlo, pero fracaso cayendo de nuevo al suelo, no se que paso con lo que momento atrás sentía como crecía y quemaba en mi interior, parece que se esfumo. Me siento indefensa, pero no asustada, algo que he aprendido es a no rendirme por cuán difícil se encuentre la situación en la que me vea involucrada.

Una mano aprieta mi cuello mientras me eleva, la respiración se me corta y pataleo, pero no es suficiente para el castaño, agarro sus muñecas y le clavo mis uñas, pero ni se inmuta, la ira se comienza poco a poco a apoderar de mi cuerpo, no por la persona sino por mí, tengo rabia conmigo misma por verme en esta situación vulnerable, sin poder acabar con aquel hombre que disfruta como lucho, mis ojos vuelven a arder haciendo que lo cierre fuertemente.

Mi mente pasa de estar oscura a resplandecer con un hermoso blanco con tonalidades amarillas brillantes, mis músculos se relajan, y sin abrir los ojos siento como mi cuello deja de estar apretado por las manos del castaño y la el aire vuelve a entrar en mis pulmones de manera correcta, aunque mi corazón bombea más rápido por la adrenalina y la falta de oxigeno hace segundos atrás.

Mis manos se mueven solas, haciendo presión en lo que parece ser el cuello del castaño, siento su vena palpitar y su respiración desacelerar, así que decido abrir los ojos y ver lo que ocurre. Mis manos se encuentran apretando al hombre castaño, su rostro se está volviendo morado, y sus ojos dejan de tomar la tonalidad rojiza que caracteriza que esta volviendo a ser el mismo.

Así que decido liberarlo cuando sus ojos vuelven a la normalidad, cuando veo como se remueve en el piso por busca de oxígeno, me doy la vuelta dirigiéndome hacia la salida del pasillo y buscar un poco de tranquilidad para aclarar mi mente.

Mi cuerpo comienza a sentir las consecuencias de los golpes recibidos, pero mostrando que no me afecta avanzo a paso un poco pausado por lo maltratada que me encuentro tanto física como mentalmente, es mucho para digerir en un poco tiempo.

— crees que, por luchar y ganarme, eres mejor que nosotros, date cuenta que lo alimentamos día tras día, es cuestión de segundos para que tomen el control a las buenas o malas, en un momento de debilidad ellos asecharan y no se molestaran en pedir permiso para obtener lo que en el principio dejamos que entraran sin darnos cuenta.

— no dejare que eso pase, yo voy hacer lo posible por siempre tener el control de mis acciones y cuerpo. — susurro no muy convencido, pero no demostrándolo hacia la persona que se encuentra tirada en el suelo viéndome con mirada neutra, que puede dar escalofríos sino hubiera visto y luchado con cosas peores.

—  espero que lo cumplas, NO TE RINDAS Y NO DEJES QUE TE INVADAN, NUNCA DEBES CREERLES PORQUE SOLO JUEGAN CON TUS PEORES MIEDOS Y NO TE DEJARAN SALIDA... — sus palabras me dejan un poco asombradas, su mirada muestra miles de emociones.

Antes de poder formular alguna palabra, veo como grita y patalea, de sus ojos sale sangre al igual que sus orejas, veo como se resiste de lo que sea que lo atormente y creo que debe ser los demonios, intento acercarme, pero alguien me agarra los brazos inmovilizándome, y allí veo como el castaño pierde el brillo de vida en sus ojos, dejando que el color de ellos sea solo un escarlata, su cuerpo queda en posición fetal mientras me veía.

Murió por intentar ser mas fuerte que ellos, quiso libertad, pero la obtuvo no en vida sino en muerte, pude ver que ya ella muy tarde para él, había dejado que fuera su títere, tenían el control en sus manos, su vida dependí de un hilo, la muerte tocaba a su puerta esperando el momento para llevárselo.

Siento como algo inyectan en mi cuello, mis extremidades dejan de responder y pesa mas de la cuenta, me suben en una camilla, no puedo hablar ni moverme, pero si ver lo todo a mi alrededor haciendo que me desespere, pasamos por pasillos que no reconozco, las luces cambian a medida que pasamos por lugares desconocidos por mí, solo alcanzo a ver en el recorrido es el techo y algunas paredes y nombres extraños.

— cuando la lleven a la habitación 890, le inyectan un sedante para que descanse mientras comenzamos un diferente tratamiento. — una voz femenina les ordena a los hombres que llevan mi camilla.

— si señora. — la forma en la que lo dijeron sonó como soldados hacia su superior.

Decidocerrar los ojos durante el trayecto, primero porque me estoy mareando viendolas luces que aparecen constantemente y segundo es una perdida de tiempointentar ver el camino por el cual vamos pasando. 

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¡¡¡ESPERO QUE LES GUSTE!!!

HASTA LA PROXIMA. 

PSIQUIÁTRICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora