Una asesina

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Miriam salía corriendo del hospital, acababa de escuchar al doctor decir que Ana había muerto. Logró esconderse tras un muro y sin poder evitarlo, comenzó a llorar, dejando salir aquel dolor que llevaba escondido desde que Ana se habia ido, y que había vuelto desde que la volvió a ver, pero lamentablemente no de la manera en que la esperaba.

Levantó la mirada y frente a ella logró verse correr de manera desesperada, la dirección que tomaba la podia adivinar fácilmente .

_No - gruñó con molestia - no me convertí en esto sólo para que lo arruines - no tardó en seguirla de inmediato.

En unos pocos segundos iba detras ella, viéndola entrar a casa de Patri y sin importarle que ella la viera, entró después de Mimi.

_Mimi, que...- se escuchaba a Patri en el sótano - ¿que es eso?.

Miriam llegó corriendo a su lado al mismo tiempo en el que la brillante luz alumbraba la habitación. Cuando todo volvió a la normalidad, Patri miraba perpleja a la rubia, quien sólo observaba con irritación donde antes estaba la máquina.

_¡Maldicion! - subió las escaleras con molestia, saliendo de la casa de su amiga.

_Ella...Estaba allí...y luego... aquí, pero....ella - Patri estaba en shock.

La rubia había llegado al callejón de inmediato, sin darse cuenta que la joven castaña caminaba totalmente agotada y yendo hacia ella.

_Espera...- pedía en casi un susurró, pero su madre volvió a desaparecer - ¿otra vez? - se quejó y dio media vuelta, también tenía que regresar y volver a recorrer todo ese largo camino.

La máquina volvía a su lugar de creación y Miriam salia echa una furia, desquitándose con cada objeto que tenía, destrozándolo en pesados.

_¡Idiota! - insultaba a su yo del pasado - ¡No tenías que volver! ¡Maldita sea! ¡No tenías que hacerlo! ¡Todo lo hice por ti! ¡Para que tengas un mejor futuro! - sollozó - ¡para que no te conviertas en alguien como yo! - cayó al suelo sentada, tomándose el rostro y llorando, el recuerdo de Ana observandola, no se borraba de su mente, la hizo sentir una completa y miserable asesina, Y eso es lo que era, pero lo echo, echo está, no podía hacer nada al respecto para que su conciencia esté tranquila, si ya lo hizo, ahora tenía que terminar con el trabajo, eliminar a Ana de su vida y no dejar que termine en la cárcel, sufriendo por esa mujer como ella lo habia echo, no podia permitirlo.
Volvió a tranquilizarse y limpiándose las molestas lágrimas, decidió ponerse de pie, e ingresar a la máquina. Decidió que lo haría cuantas veces fuera necesarios, hasta que Mimi entendiera que era en vano y que se rindiera finalmente en intentar salvar a Ana, le haría pensar que era obra del destino.

Volvió al mismo callejón y por el vidrio de la compuerta pudo ver extrañada a un vago que miraba estático su aparición.

Miriam bajó sin importarle su presencia y acercándose al señor, dejó un billete en sus manos.

_Cuidelo hasta que regrese - el vago sonrió viendo el dinero y asintió con entusiasmo.

_Con mi vida - tocó su pecho y vio a la mujer marcharse - ¡Que le vaya bien mujer del espacio! - el señor estaba algo ebrio pero igualmente comenzó a hacer guardia.

La rubia observaba con cuidado a través de la ventana de su antiguo hogar, la "feliz" pareja estaba cenando con tranquilidad. Lo que más molestia le provocaba, era como Mimi miraba embobada a Ana, no le quitaba la vista ni un segundo mientras comía. Aunque no podía juzgarla, ella en verdad había estado enamorada de la morena, Ana era su mundo entero y en esos momento así lo sentía.

Una hora después, estaba sentada en el suelo, con su espalda pegada a la pared y esperando a que terminen de almorzar, jugaba un poco con la hierba, arrancándola y partiéndolo en dos para luego sacar otro, cuando escuchó una conversación interesante para ella.

RETURN // WARMI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora