❆ Capítulo catorce: 7° C ❆

295 43 2
                                    

(2756 palabras)


──────⊱◈Louis◈⊰──────



Es de mala educación quedarse mirando a alguien; pero si ese alguien está bajo los efectos de un sedante, no sabe que lo estás mirando. Y la verdad era que no podía apartar los ojos de Harry.

Si hubiese ido a mi instituto, mis compañeras lo habrían considerado un dios griego. Tenía una mata de pelo color chocolate y rizado, y una de esas narices rectas que quedan interesantes en los chicos y raras en las chicas.

Nada en él recordaba a un lobo, pero, al mismo tiempo, era mi lobo. Aun sin ver sus ojos inconfundibles, una pequeña parte de mí brincaba con una alegría irracional mientras lo miraba: ¡era él!

—Vaya, corazón, ¿sigues ahí? Pensé que te habías marchado.

Me di la vuelta y vi que las cortinas verdes se apartaban para dejar paso a una enfermera robusta. Según su placa de identificación, se llamaba Sunny.

—Voy a quedarme hasta que se despierte —respondí, agarrándome al borde de la cama para demostrar lo poco dispuesto que estaba a salir de allí.

Sunny me dedicó una sonrisa compasiva.

—Está muy sedado, ¿sabes? No se despertará hasta mañana.

Le sonreí, pero me mantuve en mi lugar.

—Pues me quedaré hasta entonces.

Había esperado durante horas mientras le sacaban la bala y le cosían la herida. Ya debía de haber pasado la medianoche; tendría que haber estado muerto de sueño, pero me sentía muy despierto. Cada vez que miraba a Harry, el cansancio desaparecía.

De pronto, me di cuenta de que mis padres no me habían llamado al móvil, aunque ya debían de haber vuelto de la inauguración de la exposición. Supuse que ni siquiera se habían fijado en la toalla que había utilizado para limpiar la sangre del suelo, ni tampoco en que el coche de mi padre no estaba en su lugar. También era posible que no hubieran llegado todavía; no era raro que volvieran más tarde de las doce.

Sunny me miró sin dejar de sonreír.

—Está bien —concedió—. Mira, debes entender que ha tenido muchísima suerte. La bala sólo le rozó —le centellearon los ojos—. ¿Sabes por qué lo hizo?

Inquieto, fruncí el entrecejo.

—No te comprendo. ¿Quieres decir que por qué fue al bosque?

—Tú y yo sabemos que no fue al bosque, corazón.

Levanté una ceja y me quedé esperando a que me diera más explicaciones, pero ella se quedó callada.

—Perdón, pero es que síp estaba en el bosque —dije—. Uno de los cazadores le disparó por accidente.

Era la verdad, a excepción de lo de «por accidente». Aquello no había tenido nada de accidental.

La enfermera chasqueó la lengua.

—Mira… Te llamas Louis, ¿verdad? Mira, Louis, supongo que eres su novio.

Respondí con un gruñido que podía significar «» o «no», dependiendo de quién lo escuchara. Sunny lo interpretó como un «».

—Sé que estás viviendo esto muy de cerca, pero este chico necesita ayuda.

Fui comprendiendo lentamente el sentido de sus palabras. Me entraron ganas de reír.

𝕊𝕙𝕚𝕧𝕖𝕣 - L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora