Annabeth
El dolor atraviesa cada terminación nerviosa de mi hombro. Solo un poco más a la derecha y pudo ser letal para mí. Me levanto lentamente del piso, aun quejándome del dolor penetrante. De mi hombro sobresale un atizador. Miro hacia la chimenea, donde están los atizadores, y por suerte veo que el que tiene el extremo curvado todavía está allí, así que este debe ser el que es como un punzón.
—Creo que no fue la mejor forma de comunicarle quién era —vacilo, llevando mi mano al atizador —. Por suerte me reservé el no ser su esposa, tal vez si digo eso me atraviesa la cabeza.
Tomo fuertes respiraciones mientras sujeto el extremo del atizador, para sacarlo de mi hombro. La sangre brota en abundancia de la herida, empapando el suelo de madera donde estoy aún sentada.
— ¿Dónde estás, Mary, cuando eres más necesitada? —digo a la nada, poniéndome de pie y sosteniendo mi brazo injuriado.
He escuchado que las heridas causadas por tu pareja curan mucho más lento. Por el dolor y ardor que siento, creo que podría ser cierto. Jamás había experimentado algo así. Me incorporo lentamente del suelo, buscando algo con lo que vendarme. En la cocina siempre tenemos un kit de primeros auxilios. Me saco el polo, que se va manchando de sangre, con sumo cuidado. Apenas puedo mover mi brazo izquierdo en estos momentos, la sangre que baja por él deja un rastro en el suelo hasta la cocina.
Busco en cada cajón y gabinete hasta que hallo el botiquín, sacando un vendaje, comienzo lavar la herida para luego cubrirla. Duele como el inferno y la sangre no para de salir jamás. Suspiro, viendo cómo el blanco de las vendas ya está tomando una tonalidad carmesí. No importa, en algún momento cerrará, ahora debo ir tras Hope. El bosque no es seguro, puede encontrar desde osos negros, pumas, serpientes de cascabel y pitones. Cada minuto corriendo sola es un peligro. Cuando la encuentre le explicaré mejor las cosas y me aseguraré de llevar una cota de malla, solo por seguridad.
Estoy por emprender la carrera por el mismo rumbo que ella lo hizo cuando alguien toca a la puerta. La sorpresa me llena. ¿Cómo llegaron hasta la puerta? ¿Cómo cruzaron el portón frontal? Tomo uno de los abrigos con capucha que están junto a la entrada, poniéndomelo, más que nada para tapar la herida, y prosigo, dando un vistazo por la mirilla de la puerta. Del otro lado distingo tres personas. Dos hombres y una mujer.
—Buenas. —digo al abrir la puerta lentamente.
La mujer sonríe, mostrando todos sus dientes perlados. Sin embargo, yo me fijo en sus ojos. No importa que use lentes de contacto, aun puedo ver el borde dorado. Intramundano.
—Lamento la interrupción, somos del Departamento de Policía de Altadena; estamos buscando a una mujer, queremos saber si la ha visto.
Observo a los tres que obviamente están mintiendo. El uniforme del Departamento del Sheriff de Altadena es color crema, y su placa es una estrella de seis puntas con un oso. Ellos más bien usan el uniforme azul marino del Departamento de Los Ángeles con la placa ovalada.
— ¿Alguna foto o nombre? ¿Por qué la buscan?
—Está desaparecida, padece de demencia y su familia está preocupada —saca un celular, mostrándome un boceto; el dibujo es a lápiz, sin color, pero está claro que es Hope; lo que la lastimó la ha perseguido hasta mí —. Se llama Angela White.
—No, lo siento... He llegado esta noche aquí. No he visto a nadie.
Sus ojos me estudian, como si ponderaran si digo la verdad o no. Pero no pueden leer mi mente. Escucho un sonido en la parte superior de la casa y me giro.
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Crónicas de Vampiros// Un Angel para la Vampiro
VampirePortada by: @AriValleM Edición by: D.C Natera Lugo ⸸ Cuarto Libro ⸸ Annabeth Cadwallader Es una antigua vampira que están mas interesa en trabajar junto a su hermana en el sector medico que encontrar a su pareja. Todo eso cambian el día que un ang...