Capítulo 8

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Hope

Bajo las escaleras, lista para ver la serie. Cuando llego a la planta baja escucho a Ann hablando por teléfono. No quiero espiar una conversación ajena, pero me quedo aquí, oculta tras la pared, escuchando. Creo que habla con su hermana y me siento aún peor de espiar su conversación. Estoy por girarme e ir por algo de beber cuando capto algo del diálogo. Hablan de mí. Así que me quedo aquí, cotilleando un poco. ¿Qué habla de mí?

—Escucha, voy despacio... Le he dicho sobre lo de Vampiro... —musita algo, pero no comprendo qué —Sobre el vínculo y eso —se queda callada un rato e imagino que su hermana le está respondiendo —. Ya... ya, Mary, le diré, solo necesito más tiempo. Prometo que le diré que realmente no estamos casadas —la confesión me deja pasmada y es como un golpe al pecho —. Pero ¿cómo le digo? "Oye, Hope, ¿recuerdas que todo este tiempo te he dicho que somos esposas? Bueno, no es cierto, te mentí para que no escaparas".

Por un instante me falta el aire y tengo que salir de aquí. Pese a todo el tiempo que hemos estado juntas me ha mentido. Ella no es mi esposa. Me ha tenido aquí todo este tiempo, cautiva. Suelto un gemido cuando siento las lágrimas picando mis ojos. Antes de darme cuenta estoy corriendo hacia las puertas traseras. Las cierro más fuerte de lo que pretendo, echando a correr hacia el bosque.

Las lágrimas bajan por mis ojos y me duele la garganta por retener el llanto. No entiendo por qué me mintió. Me detengo cuando me fijo que me he metido profundo en la frondosidad. Me siento en un tronco caído, tratando de recuperar la respiración. Inhalo profundo, controlando el llanto. A estas alturas no me molesta el que no sea mi esposa, sé que compartimos un vínculo más grande que eso. Me duele que me mintiera. Se supone que soy su pareja, que compartimos ese lazo del que ella habla, pero me miente y me oculta cosas una y otra vez.

Intento tranquilizarme, mirando a mi alrededor. Genial, me he alejado de la casa, ahora debo resolver cómo volver y darle una paliza por mentirme de nuevo. Solo me aseguraré de no lastimarla más. Creo que es hora de que hablemos en serio y me cuente toda la verdad.

—Hope. —escucho el grito de Ann a lo lejos.

Oh, patearé el trasero de esa Vampiresa mentirosa. Me levanto y seco las lágrimas que todavía caen. Me mintió, pero sé que es buena y me ama. Solo debemos trabajar más en la comunicación, no podemos continuar de esta manera. Pero antes patearé su pálido trasero, le haré sentir miserable unas pocas horas, para luego ver dónde podemos casarnos, a fin de cuentas. Eso suena como un buen plan en mi cabeza.

El sonido de hojas crujiendo hace que me detenga.

— ¿Sabes lo difícil que es encontrarte sola? —me giro hacia la voz, topándome con la mujer que hace unos días me atacó.

—Tú...

—Esa Vampiro no te da ni un respiro.

— ¿Qué quieres?

—No es lo que yo quiero, querida, es lo que el Concejal quiere —se acerca demasiado a mí para mi gusto —. Tómenla.

— ¡ANN! —logro gritar antes de que alguien cubra mi boca.

Trato de luchar, pero antes de poder hacer cualquier movimiento agresivo dos pares de brazos me sujetan. Siento la cinta adhesiva sobre mi boca y una bolsa cubriendo mi cabeza. Algo quema mis muñecas e intento zafarme, pero entre más lucho más arde.

—A dormir, princesa.

Dice una voz de hombre antes de que sienta un golpe en mi cabeza.

Despierto, no sé cuánto tiempo ha pasado, y noto que estoy en algo en movimiento, un vehículo. Escucho una conversación de fondo.

Crónicas de Vampiros// Un Angel para la VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora