Capítulo 10

2.7K 241 21
                                    


Annabeth

Despierto, todavía queriendo llegar hasta donde están ellos y alejarlos de las personas. La rústica madera del techo me saluda al abrir los ojos y me desconcierta un poco. Cierto, estoy con mi Hope en Richmond. Suelto un suspiro, intentando salir del enredo que somos. Escucho la protesta de Hope cuando la dejo en la cama, pero debo salir. Necesito un baño y ponerme al día. Subo un poco las sábanas para cubrirla hasta media espalda y muevo el cabello que le cubre el rostro, dejando un dulce beso en su sien.

La habitación es lujosa, pero sencilla, y me hace saber que no es un hotel. No estoy del todo consciente de dónde estoy en estos momentos, así que lo mejor es la ducha e ir a preguntar. Al entrar al baño me miro al espejo. No me veo nada mal, tal vez un poco cansada. Giro un poco mi cabeza y avisto los dos puntos color oro allí brillando. Sonrío automáticamente, llevando mis dedos allí.

Levanto mi brazo. Ya no está negro. La herida que tenía supurando está totalmente sellada. Las venas que antes se marcaban en un tono negruzco están ahora de un color rojizo y el brazo que se pudría ahora se ve solo rosa, como si tuviera una quemadura por el sol.

Supongo que todo está volviendo a la normalidad. Entro en la ducha para bañarme lo más rápido posible. El agua sale con fuerza y aún sin poder sentir la temperatura comienzo mi aseo. Capto el sonido de leves pisadas hasta que la persiana del baño se abre y un par de brazos cruzan mi cintura.

— ¡Por todos los Antiguos! —chilla Hopa y salta hacia atrás —Esa agua es del ártico. —comenta, arrastrándose por un costado de la ducha para ponerla a una temperatura agradable.

—Lo siento, no puedo sentir las temperaturas.

Cuando parece estar contenta con el agua me vuelve a abrazar.

—Me dejaste sola en la cama.

—Lo siento, cariño. Debía ponerme al día.

—Oh... Tu brazo —la yema de sus dedos se pasea a lo largo de la extremidad —. Se ve mucho mejor.

—Te dije que iba a estar bien.

—Bueno, no fue por tu rápida acción.

Sus manos ahora se pasean por mi pecho, pasando por mis senos y abdomen.

—Hope.

— ¿Sí?

—Si sigues haciendo eso no saldremos de aquí.

— ¿Tenemos que salir de aquí?

¿Quién dijo que llamarlos Ángeles los hacía ángeles?

Lo siguiente que sé es que Hope está recargada contra las baldosas de la ducha, mientras yo estoy arrodillada frente a ella y tengo una de sus piernas sobre mi hombro. Mi cabeza está entre sus piernas, devorándola cuanto puedo. Sus dedos se enredan en mi cabello húmedo entre la llevo a otro clímax.

El agua cae sobre nosotras, pero no estoy lista para dejarla ir aún. Su mano tira con fuerza de mi cabeza y la veo a los ojos, completamente llenos de pasión. Me relamo los labios, degustando su sabor.

—Cariño, ahora no saldremos de aquí.

— ¡Por todos los Antiguos, solo no te detengas! —gime cuando regreso a prestar atención a su centro.

Su pierna sigue sobre mi hombro y mi rostro entre sus piernas. Sus caderas se balancean sobre mi rostro mientras chupo su intimidad. Mi lengua va desde su entrada a su sensible clítoris y traza formas sobre él. Regreso a introducir mis dedos en ella cuando me levanto y llevo mi boca a la mordedura que hice la noche anterior, mordisqueando levemente al sentir su nueva cima.

Crónicas de Vampiros// Un Angel para la VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora