Epílogo

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—¿Llevas todo? —Preguntó Viktor tomando una de las mochilas que llevaba el moreno.

—Creo que me falta algo. —Murmuró con una sonrisa.

—¿Qué cosa? —Sin comprender el mensaje, siguió preguntando y mirando de reojo la habitación.

—Un beso. —Levantó la mirada con una sonrisa coqueta. El albino solo rió suave y le dejó un suave beso en sus labios pero se separó rápidamente, por lo que el de cresta hizo una mueca. —¿Puede ser uno más?

—Vamos a llegar tarde a tu propio concierto Horacio. —Replicó el más alto divertido.

Suspiró derrotado y ambos salieron de la casa. Subieron al coche y Volkov arrancó el motor.

Había pasado un año de aquello. Un año en donde muchas cosas cambiaron para bien.

Viktor, luego de mucho trabajo, volvió al psicólogo y su salud mental mejoró notablemente. Podía hablar con normalidad y salir afuera sin problema alguno. Incluso aprendió a amarse a si mismo y a valorarse.

Horacio había cumplido con su palabra de hacer que Conway quedara sin trabajo. Aunque el juez le dijera que el superintendente había quedado en la calle, en realidad, había sido trasladado a otra ciudad por culpa de que estaba muy relacionado con el gobierno.

Como el cargo de superintendente había quedado vacío, Greco había decidido tomarlo y en la actualidad era uno de los mejores jefes que había junto con su malla que lo respetaba y lo quería por su amabilidad.

Volkov no volvió a ser policía. En cambio, compró un lindo local que poco después sería una tienda botánica. Él jamás había pensado que iba a hacer eso pero con Horacio que le encantaba las plantas, el albino también se contagió un poco de eso.

Por otro lado, el de cresta tuvo que dejar de trabajar en el bar porque le habían dado una gran oferta en una discográfica. Luego de terminar aquella canción dedicada a su pareja, ambos hombres decidieron grabarla y subirlo a las redes sociales.

Lo que no sabían es que aquella canción llegaría a las millones de visitas, volviéndose una de las canciones más conocidas en las redes.

Luego de sacar su primer álbum, ambos muchachos estaban a punto de hacer su primera gira.

Pero antes de eso quería hacer algo y era dar su último concierto en la ciudad en donde todo había comenzado.

En el bar de "Lo del Diablo".

Tardaron unos cuantos minutos en llegar al bar, después de todo, se habían mudado juntos y su casa estaba un poco más alejada de ahí.

Entraron por la puerta trasera y Viktor le ayudó a sacar todas las cosas del auto. Horacio no paraba de moverse de un lado a otro nervioso.

El ruso dejó su mochila en el suelo y se acercó al francés.

—Todo va a estar bien, ¿Si? —Tomó delicadamente su mentón para que alzara la mirada. —¿Tienes el audífono bien? —Llevó su cabeza hacia el oído izquierdo revisándolo con la mirada.

—Esta perfecto el audífono. —Sonrió con ternura aunque aún nervioso.  —Pero, ¿Qué pasa si me equivoco cuando me toque cantar? Sigo sin acostumbrarme mucho a mi voz cuando canto. —Murmuró inquieto.

—Cantas hermoso Horacio, no te preocupes por eso. —Le tranquilizó con un pequeño abrazo.

—Gracias Vik. —Murmuró contra su cuerpo. —¿Después del concierto podemos pedir pizza? —Preguntó divertido llevando sus brazos a la cintura del más.

A silence between us | VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora