Capítulo 10

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Las semanas pasaron y ya se habían hecho dos meses de aquel suceso. Suceso que hizo que fuese unos de los mejores.

El frío había llegado a la ciudad completamente lo que hizo que Volkov saliera muy poco y solo lo hacía en compañía de Horacio.

Su relación se había estrechado aún más si fuese posible y poco a poco entraron más en confianza. El moreno le encantaba sorprenderle con abrazos desde atrás envolviendo con sus brazos su cintura. El ruso solo cerraba los ojos y suspiraba. Era tan reconfortante estar a su lado.

Volkov seguía con la misma rutina de antes solo que esta vez Horacio estaba en ella. Continuaba trabajando para Conway, lo que le provocaba estrés y seguía observando el ventanal con su querida gata.

Con respecto a su mascota, ella tardó un poco acostumbrarse a la presencia del de  cresta, pero al cabo de semanas, tomó confianza con el muchacho. Viktor juraba que su gata quería más a él que al ruso. Cada vez que Horacio llegaba, ella corría a él y le pedía atención.

Volkov estaba entre sentir envidia por el moreno o sentir ternura porque las dos cosas que le gustaban estaban juntos.

Se encontraba sentado en la computadora mientras tecleaba con velocidad. Estaba demasiado concentrado en lo que hacía, ya estaba por terminar. Una página y descansaría. Pero fue interrumpido por una fuerte notificación de su celular. Saltó de su asiento y revisó el celular a regañadientes. Tal vez era Horacio.

Lo encendió y leyó de quién era el mensaje, pero se dio cuenta que no era su pareja, sino que Greco lo necesitaba en comisaría en ese preciso momento. Conway lo necesitaba.

Frunció el ceño sin comprender nada. ¿Por qué tan de repente? ¿Conway lo necesitaba? Siempre le menospreciaba, ¿Y ahora lo necesitaba?

Le envió otro mensaje pidiéndole al comisario que le explicara pero el contrario solo insistía que tenía que ir en ese instante.

Suspiró pesado y se separó del escritorio para llevar su vista al ventanal. Estaba nevando, demasiado. Toda la ciudad estaba envuelta en blanca nieve.

Un escalofrío atravesó su cuerpo con solo mirar el exterior. No quería salir. Ya era tarde así que poco a poco el sol iba escondiéndose. Él solo quería estar es su cama viendo alguna serie con Horacio.

Se levantó con mal humor y fue a vestirse. Buscó una de sus chaquetas más abrigados, guantes, bufanda y un gorro de lana que le había regalado el moreno.

Respiró profundo cerrando los ojos, juntó valor y salió de su departamento.

Una vez llegó a comisaria, todo su cuerpo temblaba del frío aunque el coche tuviese la calefacción al máximo. Salió del auto y caminó rápidamente al edificio.

Algo que le pareció extraño era la gran cantidad de agentes desconocidos que corrían de un lado a otro como si estuviesen perdidos. Pasaban a su lado como si fuese invisible pero poco le importaba. Con la mirada buscó a Greco y lo encontró saliendo de la armería.

—¡Volkov! —Saludó el se barba pero había algo raro en él, estaba actuando diferente, como si estuviese fingiendo. —Sube, Conway está en el despacho. —Se había acercado y apretó levemente su hombro con una sonrisa triste. Él no entendía absolutamente nada.

Subió las escaleras con lentitud pensativo. Giró su cuerpo hacía atrás pero el comisario ya había desaparecido. Suspiró y continuó caminando.

Cuando llegó, el ambiente estaba extrañamente tenso. Golpeó suavemente la puerta y luego de que haya escuchado la voz de Conway entró.

Todo estaba normal, el superintendente estaba sentado mientras leía papeleo. Sin levantar la mirada, abrió la boca.

A silence between us | VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora