Frustración
Dos semanas habían transcurrido desde el apasionado momento que Nanami y (Tn) compartieron en el departamento de la mencionada... En el día número quince, ella recibió una llamada de parte de Kiyotaka Ijichi, asistente de director, quien dio aviso para que se preparara y así pasar a recogerla, para llevarla hasta Nanami, ya que se les había delegado una nueva misión.
—Viniste a tiempo esta vez —dijo Nanami al ver llegar a (Tn), quien lucía un poco retraída y hasta distante. No actuaba tan alegre y extrovertida como siempre.
Nanami consideraba que ese comportamiento se debía a lo sucedido, cuando tontamente huyó de ella sin poder expresarle agradecimiento alguno, por haberlo salvado de recibir de lleno el ataque combinado de Mahito y Hanami.
Se reprendía al ser consciente de que (Tn) pudo morir por su culpa, y él ni siquiera dijo "gracias" por su acto tan desinteresado, al casi dar la vida a cambio de la suya, y tampoco pudo cuidarla, ya que prefirió guardar su distancia. Enviarle mensajes recordándole tomar sus medicamentos, fue de lo único que no se privó.
—Traté de no desviarme —declaró (Tn), intentando lucir serena, cosa en la que fallaba.
Llevaba dos semanas pensándolo más de lo normal, e inclusive deseándolo como loca, sin embargo; había decidido actuar como si nada hubiese sucedido, porque era consciente de que lo que hizo estuvo mal. Él era su maestro, y nunca debió besarlo. Decidió que era mejor pretender que sólo fue una idiota, y así intentar olvidar lo ocurrido.
—Bueno, andando —manifestó Nanami, al hacer un ademán para cederle el paso. Ese día, trabajarían junto a Itadori, como parte de un entrenamiento especial.
Al cabo de algunos meses, y después de tantas misiones realizadas en conjunto, a Nanami y (Tn) se les fue encomendada una tarea, allá en las afueras de la región de Kansai, en la isla de Honshu. Debían recuperar uno de los dedos de Sukuna, que al parecer, la maldición que debían derrotar, había consumido.
Mientras se adentraban a pie, en la ubicación señalada en el bosque, Nanami veía a (Tn) de reojo, ella estaba sonriendo, a la vez que leía un mensaje de texto. Por alguna extraña razón... sintió molestia.
Y es que Nanami era consciente de que gustaba de ver a (Tn) riendo y pasándola bien, mucho más cuando se relacionaba con otros compañeros durante esas ocasiones, en las que se juntaban en misiones o quizá estando en entrenamientos. Le encantaba mirarla actuar alocada, y ser tan amable con el resto de las personas... No había nada que no supiera acerca de ella, y aunque adoraba su impredecible forma de ser, odiaba la idea de verle con alguien más de un momento a otro, pero, ¿qué podía hacer al respecto? Él era nadie en su vida, y muy a parte de todo... técnicamente la había rechazado hacía un tiempo atrás.
Si bien era cierto, tanto Nanami como (Tn) habían actuado como si aquel beso inesperado que ella le dio, jamas hubiese ocurrido, pero algo quedó de ese día..., y en ese instante, al verla sonriente mientras respondía un mensaje de texto, él se preguntaba: ¿qué habría sucedido si se hubiese quedado con ella en ese entonces, para continuar aquello que habían dejado a medias...?
Percibía una severa inquietud al imaginar que tal vez, (Tn) estaba interesada en algún hombre, y se cuestionaba si el beso que le había dado en aquella ocasión, se debía a mero agradecimiento, ¿o es que acaso despertó algún sentimiento por él? No. Era ridículo pensarlo. Consideraba que (Tn) nunca podría llegar a verlo como hombre debido a su forma de ser, tan distante, disimulada... hasta se tachaba de aburrido. Era todo lo opuesto a ella, ¿qué podría ver en él?
—¿Pasa algo Nanami-san? —preguntó (Tn), cuando notó que él la veía sin siquiera disimular.
—No, nada. —dijo apartando unos bejucos que caían de un árbol, ya estaban llegando al centro del bosque—. Es sólo que nos estamos acercando, y no deberías estar distraída enviándole textos a tu novio, o amigo, o lo que sea.