Contigo... soy feliz
¿Su mujer? ¿Acaso había escuchado bien? ¿Nanami le había pedido que fuera su mujer? ¿Acaso estaba soñando?
—¿Tu mujer?
—Bueno, nos saltamos muchos pasos, ¿pero para qué esperar? —dijo algo sonrojado. Esperaba que ella accediera ante su propuesta, aunque si no recibía la respuesta deseada, iba a comprenderlo. Se trataba de dar un gran paso después de todo, y ella era muy joven aún—. Correspondemos nuestros sentimientos, y no es como si nos conociéramos de hace un día. Por eso... por favor, acepta irte a vivir conmigo.
—Pero, ¿qué van a decir l...
—Nadie dirá nada, y aunque lo dijeran... no me importa. Por favor, di que sí.
«¿Su mujer?» Pensó, a la vez que asentía en repetidas ocasiones, mientras se acercaba a ocultar la cara en el arco de su cuello, para así abrazarlo fuerte.
—¿D-de verdad?
—Sí, si quiero irme a vivir contigo. —dijo casi entre susurros en su cuello. Cielos, ¿podría ser más feliz?
—Gracias —manifestó al abrazarla aún mas fuerte—. Prometo compensarte por todas esas etapas que nos saltamos. Aunque sea un idiota amargado, juro que voy a hacerte muy feliz.
—Es todo lo que necesito. —dijo, llorando aún aferrada a él—. Y no digas que eres amargado, porque yo amo todo de ti.
—Y yo de ti —declaró al acariciarle el cabello—. Gracias por amarme (Tn).
—Gracias a ti, por salvarme en todo sentido.
«Ahora comprendo porque dijiste eso aquella vez». Pensó Nanami.
—¡Espera! —exclamó (Tn) repentinamente, al dejar de abrazarlo—. ¡Eres un pervertido! —le espetó luciendo muy roja, mientras se cubría los pechos.
—¿P-por qué dices eso?
—¿Llevabas mucho observándome en la bañera?
—N-no. —respondió al bajar la mirada—. Pero sí estaba en casa momentos antes de que llegaras, aunque decidí darte un poco de tiempo antes de presentarme ante ti.
—B-bueno. —dijo al apartar la mirada por un segundo. Sabía que era tonto, pero aún sentía algo de vergüenza debido a su desnudez—. ¿Has llevado el trébol contigo todo este tiempo? —le preguntó, mientras miraba lo mencionado, para después dirigir la vista a él, y así verlo asentir.
—Cada día, dentro del bolsillo interno de mi blazer.
—Eres tan lindo —musitó sonriendo dulce, sin poder evitar un par de lágrimas más—. ¡Pero eso no quita que seas un pervertido! —volvió a exclamar de la nada, mientras pataleaba y le dejaba suaves golpes con el revés de los puños, sobre sus anchos hombros.
—Pero si vamos a vivir juntos, significa que te veré desnuda siempre que quiera. —dijo sonando algo engreído.
—P-pero...
—Y hablando de eso —manifestó al dirigir la mirada hasta sus pechos—, se me antoja que...
—¡Ni lo pienses! Es la casa de mis...
Ojalá pudiera haber finalizado su protesta, pero los labios de Nanami la atacaron antes de poder decir algo más.
Ella aceptó las caricias que él le dejaba, y lo abrazó del cuello mientras caminaba con ella en sus brazos con dirección a la cama.
Con gran cuidado y gentileza, Nanami colocó a (Tn) en su cama, dejándola cerca de los muchos peluches de felpa que en ésta se encontraban.
La contempló por unos instantes, mientras se deshacía de su blazer, su corbata, y su camisa. Se sentía fascinado al verla tan sonrojada, cubriéndose los pechos con los antebrazos, con las rodillas juntas, flexionadas hacia arriba y los pies separados. ¿Qué ocultaba la tonta, si todo aquello que él deseaba ver en su entrepierna, estaba expuesto sólo para sus ojos?