Capítulo 8

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Sweet Nothings

—¿Dejarías que me quite el preservativo? —inquirió finalmente, mirándola de manera fija.

—S-sí —respondió (Tn). Se sentía tanto ansiosa, como nerviosa por lo que se avecinaba.

—De acuerdo —dijo él, algo serio. Aún debatía en su interior, sobre el hecho de proseguir o no, pero a su vez, estaba convencido de que era lo que deseaba. Se quitó la protección de látex, y se inclinó hacia (Tn)—. ¿Estás segura de querer hacerlo conmigo? Podemos dejarlo... no quiero que te sien...

—Nanami-san —le interrumpió, colocando la mano sobre su boca—. No diga más.

Sin saber qué responder, debido a esa cálida sensación que inundaba su pecho, Nanami bajó su rostro hasta llegar a los labios de (Tn), donde ella apartó su mano y lo recibió con todo ese afecto acumulado en su interior.

Poco se podía percibir ya, de la luz del atardecer que se filtraba entre las cortinas color rosa que colgaban de la ancha ventana, y lo único que ayudaba a iluminar la habitación aunque fuese un poco, era el alumbrado del baño, ya que la puerta se encontraba semi abierta.

Nanami continuaba dejando suaves, lentos, y apasionados besos en los labios de (Tn), mientras le recorría el cuerpo con sus manos, quemándole la piel.

Y pensar que él planeaba otras cosas para ese momento, nunca creyó tener que preocuparse en ser gentil y considerado, dado que era la primera vez de la niña imprudente, a quien quería castigar por hacerlo soportar tantas noches deseando probar sus labios nuevamente. Lo había dejado mal después de aquel día, y vaya que era un fastidio privarse de ella, aunque nunca lo demostró.

Hubieron ocasiones en las que dio gracias por su semblante amargado... porque de lo contrario, quizá habría llegado a delatarse en algún momento, cuando se encontraban a solas.

Él pensaba en hacerla gritar, llorar..., retorcerse y morir de placer, para así desquitarse por tantas veces en las que tuvo que soportar y dejarle pasar sus bromas pesadas, sus llegadas tarde, sus caprichos, sus travesuras, y castigarle por aquello que había despertado en su interior.

Y es que cada pequeño detalle, cada breve instante, cada sonrisa, y cada ocurrencia... oh sí, todas esas cosas tuvieron impacto en él.

Quién diría que el aburrido, serio, y amargado Nanami Kento, acabaría experimentando emociones por la niña que salvó hacía cuatro años, por ésa, a quien visitó sin falta cada día hasta que se le informó que su vida estaba fuera de peligro.

Nunca imaginó que algún día se encontraría sobre su cuerpo desnudo, comenzando a frotar la punta de su virilidad contra el tierno centro, con el cual mezclaba su humedad.

«¿Lista para dejar de ser una niña?» Pensó Nanami, mientras veía a (Tn) fijamente, empezando a empujarse dentro de ella. Estaba tan húmeda, que su falo prácticamente entraba sólo.

—¿Te duele? —le cuestionó al verla arrugar el gesto, aunque la veía hacerlo con cierto toque de sensualidad.

—Un... poco —respondió entre jadeos.

—¿Quieres que...

—No, no pare. —le interrumpió. Apartó la mirada y se aferró de las esquinas de la almohada.

Sufría de mucho dolor, pero a la vez, era algo que le gustaba. Qué contraste tan radical... el estar tan deseosa, muy a pesar de sentir que Nanami la estaba desgarrando por dentro. Nunca pensó que esa experiencia podría llegar a ser tan dolorosa,

Le resultaba curioso en ese momento, el tomar en cuenta que nunca había pensado en tener sexo, ya que jamás se interesó por ningún chico, y bueno, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo llegar a gustar de alguien y entregarle sus deseos, si ya llevaba años teniendo dueño?

Reckless  ━━  [Finalizado] 《14》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora