Jason.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó Brooke Hyland, quien estaba saliendo del baño femenino.
—Lo mismo que tú, supongo —respondí, inspeccionando su aspecto con la mirada.
Eran las nueve de la mañana del jueves.
Esa mañana fui a la Fuente de Soda del pueblo, ya que era donde vendían los mejores hotcakes de todo el pueblo.
Brooke tenía su rostro un poco hinchado y los ojos llorosos, vestía unos ajustados jeans blancos, un top negro y zapatos deportivos del mismo color.
— ¿Tú eres el de los mensajes? —inquirió Brooke, mientras guardaba el celular en su bandolera negra.
— ¿A qué te refieres? —inquirí, frunciendo mis cejas en señal de confusión.
—No te hagas el imbécil —advirtió Brooke, señalándome de forma amenazante con su dedo índice.
—Realmente no sé de qué me estás hablando —insistí, negando con la cabeza.
— ¿Tienes que ver con el mensaje que nos enviaron en el cementerio ayer?
—No.
—Pues más te vale —dijo Brooke, acercándose de manera amenazante hacia mí.
Caminé hacia atrás con dificultad debido a mi accidentada pierna derecha, hasta que mi espalda tocó la pared que estaba frente a las puertas del baño.
Brooke dio una vista rápida a nuestro alrededor y acercó su rostro al mío, luego afincó su rodilla izquierda en mi muslo derecho, haciendo que jadeara del dolor.
—Porque si llego a enterarme que estás detrás de esta broma de mal gusto voy a cortarte las pelotas —agregó, golpeando mi pecho con su dedo índice y presionando más mi pierna.
Me quejé del dolor y mordí mi labio inferior para disiparlo, mientras acercaba y alejaba mis manos al área donde Brooke presionaba su rodilla. Algunas lágrimas corrían por mi rostro, enrojeciéndome del dolor.
— ¿Te quedó claro? —Preguntó, a lo que respondí asintiendo con la cabeza—. No te escuché, ¿Te quedó claro?
—Sí —respondí entre quejidos, asintiendo repetidas veces con la cabeza.
—Bien —dijo Brooke, enderezándose.
Sobé el área donde Brooke ejerció presión con mi mano derecha mientras que con la izquierda limpiaba mis lágrimas.
—Estás loca —escupí, mirandola de arriba a abajo con desdén.
Pasé mi mano izquierda por mi rostro y cerré mis ojos, mordiendo con fuerza mi labio inferior.
— ¡Buen día! —Preguntó una señora que pasaba por el lugar, viéndome a mí y luego a Brooke de forma rápida—. ¿Todo en orden? —inquirió, mirándonos con preocupación.
—Sí —afirmó Brooke, inclinándose hacia mí y sobándome la espalda—. Mi novio se lastimó la pierna, pero ya se le pasó —dijo, por lo que la señora siguió su camino hacia el baño—. No tienes ni idea de lo loca que estoy, y precisamente por eso deberías de tener cuidado —advirtió, susurrándome al oído—. Tal vez Meghan te dejó cojo, pero si llego a enterarme que estás detrás de estos mensajes juro que voy a matarte yo misma —concluyó, retomando su postura y alejándose de mí.
Respiré profundo y masajeé el área donde Brooke me lastimó.
Después de ser arrollado por Meghan los doctores decían que podía perder la pierna, pero mis padres pelearon para que no me mutilaran pese a que los pronósticos estaban en mi contra.
