Capítulo 2. Encontrar a Clary

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El mayor de los Lightwood seguía perdido en un mar de pensamientos negativos que danzaban en su cabeza. Había salido glamurizado a la azotea para evitar ser visto y así lanzar flechas a su antojo para descargar toda la rabia que tenía dentro por culpa de sus padres. Maryse y Robert siempre habían sido muy exigentes, pero estaba cansado de sentirse inferior. Desde que adoptaron a Jace, se había convertido en el hijo favorito. Era el mejor luchador, fuerte, veloz, inteligente... Todo lo que cualquier familia desearía. En cambio, Alec siempre había estado a su sombra. No le culpaba, ni mucho menos, él también le admiraba. Tanto, que empezó a enamorarse de él, ¿pero eso era amor o simplemente lo confundió con admiración y unas profundas ganas de ser así? No podía confirmar con exactitud algo que ni él mismo sabía. Pero tenía claro que con Magnus todo había sido distinto: más fuerte, puro, aunque rápido. Podría tratarse de un flechazo, algo irónico para un arquero. Fuera lo que fuese, quería descubrirlo. Aunque tenía miedo de ser rechazado, de no ser lo suficientemente bueno, de estropearlo todo, de no tener experiencia... Peor aún sería lo que pensarían sus padres. Habían dejado claro lo que pensaban sobre aquel brujo, cosa que no entendía porque Magnus había demostrado ser una persona leal y desinteresada. Puede que tuvieran razón, todavía no le conocía, por lo que no había visto su lado oscuro. Quizás no era tan bueno como él creía, por lo que se moría de ganas por descubrirlo.

Algo pasó rápidamente delante de él y lo cogió al vuelo. Era un mensaje de fuego de Jace, habían descubierto el escondite de Valentine, le necesitaban para rescatar a Clary. Enseguida se puso en marcha y fue hasta el muelle, donde le esperaban sus hermanos.

-Valentine no sabe que estamos aquí, usaremos el factor sorpresa para atraparle. Este es el plan: vosotros vais en su búsqueda, yo me encargo de encontrar a Clary. Después, nos uniremos y acabaremos con esa rata despreciable- dijo Jace con desprecio.

Isabelle y Alec asintieron, después, empezaron con su misión.

La voz de Valentine retumbaba en la parte superior del barco, donde estaba reunido con un ejército de nuevos Cazadores de Sombras que tenía a sus órdenes. Isabelle usó su estela y se cambió con uno de los hombres allí congregados que se encontraba en primera fila.

-¡Bienvenidos a mi ejército! En cuanto bebáis de la Copa Mortal, estaréis bajo mi poder y acabaréis con el Submundo. No queremos más seres con sangre de demonio que acaben con la pureza de nuestra raza. Prometo que si sobrevivís, seréis los mejores guerreros de la historia- gritó intentando motivar a su nuevo ejército, que mostraba su furor por ser los elegidos y seguir fielmente a aquel hombre.

Valentine se acercó hasta el chico que tenía delante, el mismo con el que Isabelle se había intercambiado y le puso la Copa Mortal en la boca para que diese un trago. Quería resistirse, pero era consciente de que eso levantaría sospechas y pondría en juego la vida de todos. El líquido estaba a punto de rozarle los labios cuando una flecha se clavó en la pierna de Valentine. La Copa cayó al suelo e Isabelle fue corriendo hasta cogerla.

-¡Nos atacan, id a por ellos!- volvió a gritar el hombre, todavía dolorido por la flecha. En unos segundos, el ejército se puso en marcha dispuesto a batallar.

Alec lanzaba flechas a gran velocidad mientras Isabelle desenroscaba su látigo y golpeaba a todo aquel que se acercaba. Había demasiados, eso no era suficiente. Salieron de allí corriendo en busca de Jace, que forcejeaba la puerta de la celda donde Clary estaba encerrada.

-Está atascada, no consigo abrirla ni con la runa de apertura- estaba enfadado y desesperado. Tenía la misión más fácil y no era capaz de cumplirla.

La pelirroja sacó la mano entre los barrotes para quitarle la estela. Una runa hasta el momento desconocida, se hizo visible en su mente. La dibujó sin dudarlo y tiró la puerta abajo.

El amor verdadero nunca muere (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora