Los Lightwood se dirigieron hacia el Instituto lo más rápido posible. Alec iba primero, sudando por la carrera y el deseo frustrado de aquella mañana. Intentaba pensar una excusa rápida para decirle a su madre, aunque no se le ocurría nada. Isabelle se detuvo de golpe, en ningún momento Maryse había dicho que ella tenía que estar presente, por lo que dio un grito al arquero avisando de su escapada. Quería mucho a su madre, pero no estaban de acuerdo en nada, así que prefirió irse en vez de presenciar la bronca hacia su hermano.
Alec cogió aire antes de entrar y abrió la puerta, dispuesto a enfrentarse a aquella mujer. Ella estaba en la biblioteca buscando unos papeles que le había encargado La Clave cuando él llegó. Al escuchar sus pasos, Maryse se giró con una mirada tensa clavada en los ojos de su hijo.
-¿Dónde estuviste anoche?- su voz era fría, nítida y cortante.
-Esto, yo...- era como si la cabeza le fuera a explotar. No quería mentir a su madre, incluso siendo consciente de que decir la verdad era todavía peor. Tragó saliva mientras ella le miraba atentamente.
La mujer se acercó hasta él, su expresión era firme y Alec sintió que se le cortaba la respiración.
-¿Y bien?- masculló.
-He estado con Magnus. Él y yo... estamos empezando una relación- dijo con un suspiro.
Maryse soltó una exclamación de protesta y se quedó paralizada, asimilando lo que acababa de escuchar. Su hijo se echó las manos a la cabeza mientras ella seguía parada enfrente de él.
-Quiero que dejes a ese chico inmediatamente. Olvídate de él para siempre o haré que te quiten las runas y te destierren- los ojos le llameaban furiosos. Necesitaba gritar, aunque en ese momento no podía, estaba demasiado decepcionada.
-¡Yo le quiero! Sé que no te gusta porque es un subterráneo pero él...- se pasó la mano por el pelo, lanzando un gran suspiro amargo- él me hace feliz, consigue que olvide todo lo malo y cuando le miro, me doy cuenta de que todavía vale la pena luchar por algo- se le quebró la voz.
Aunque no lo dijese, Maryse estaba rota por dentro. Ella tuvo ese sentimiento de amar con locura a alguien, pensar que era para siempre. Sin embargo, su corazón acabó destrozado. Quería demasiado a su hijo como para dejar que pasara por lo mismo. Reconocía su odio hacia Magnus, en cambio no olvidó las veces que había salvado la vida a Alec. Nunca le comentó que ella fue testigo del momento en el cual el brujo apareció para ayudarle cuando él era pequeño. Años después, volvió a hacerlo de nuevo sin pedir nada a cambio. De todas formas, no permitiría la entrada en su familia de un subterráneo. Consiguió que Isabelle acabara su relación con aquel hada, ahora haría lo mismo.
-Tienes 24 horas o puedes olvidarte del mundo de las sombras- repuso con un tono cortante en la voz y salió de allí.
El arquero se quedó paralizado con una expresión estupefacta en el rostro. A pesar de su torpeza e inexperiencia, lo había conseguido. Pero ahora estaba obligado a acabar con todo. Cayó de rodillas al suelo, rompiendo a llorar. Lanzó un grito ahogado cuando un intenso dolor le atravesó el corazón. ¿Qué debía elegir: la persona que más amaba o aquello a lo que estaba destinado? Pensó en Magnus, en el brillo de sus ojos, esa alegría suya animando a cualquiera, cuidando de él cuando le necesitaba. Y su sonrisa, daría su vida por verle sonreír una vez más.
Simon volvía a estar de discordia con los vampiros. Se le había ocurrido la brillante idea de ponerse a limpiar la guarida, no soportaba estar rodeado de suciedad y aquel sitio, estaba repleto. Recogió varios objetos colocados en cualquier parte por las habitaciones, la mayoría de ellos rotos, sin ningún valor. Los metió en una bolsa de basura para después tirarlos en el contenedor. Estaba contento con el trabajo realizado, había dejado todo impecable. Ese estúpido de Raphael por fin se daría cuenta de que servía para algo, aunque le preocupaba haber dejado todo demasiado perfecto y que le tuviera de criado a partir de ese momento.
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El amor verdadero nunca muere (Malec)
FanficLos demonios atacan de nuevo a los mundanos y los Cazadores de Sombras se preparan para luchar contra ellos. Alec Ligthwood, no solo tendrá que enfrentarse a esos seres, también deberá superar los problemas familiares, cumplir con sus obligaciones y...