El amor verdadero nunca muere (Malec)

Capítulo 11. Ave atque vale

Recibieron un mensaje importante, por lo que enseguida todos los Shadowhunters se preparaban para ir al bosque del Lago Lynn. Tessa Gray y Jem Carstairs dieron la voz de alarma cuando la chica encontró allí a Valentine junto a Sebastian. Necesitaban averiguar su escondite, tenían que acabar con él. Por ello, no lo dudó ni un segundo cuando la idea de invocar a Ithuriel paseó por su mente. Los ángeles normalmente no acudían cuando alguien les invocaba, pero Tessa era especial. Aquel ser celestial estuvo acompañándola durante muchos años, siendo su Ángel Mecánico. Ahora que le necesitaba de nuevo, estaba segura de que no la abandonaría.

Ithuriel apareció ante ella, guiándole hasta el escondite secreto. Estaban más cerca de acabar con todo, aunque sabía que no sería fácil. Ella había lanzado un hechizo alrededor de la cabaña donde se encontraban aquellos hombres para evitar cualquier intento de escape. Su marido, el antiguo Hermano Zacariah, fue el que se puso en contacto con Magnus para informar.

Parecía que estaba todo bajo control, pero el poder de Sebastian era más grande de lo que imaginaban y con tan solo sentir la proximidad de Tessa hacia ellos, escapó de allí dejando solo a Valentine. Cuando los Cazadores de Sombras entraron, encontraron al hombre atado a una silla.

-Clarissa, hija mía. Tu hermano me ha hecho esto, él es el verdadero peligro y no yo. Desátame, podemos volver a ser una familia feliz- suplicó con un deje de desesperación en la voz.

-¿Mi... hermano?- preguntó nerviosa. Una parte de ella le decía que no debía creerle, pero en el interior, algo le hacía pensar que diría la verdad.

-Sebastian no es quien dice ser. Su verdadero nombre es Jonathan Christopher y adquirió la forma de aquel chico rubio para no levantar sospechas- le sostuvo la mirada mientras la pelirroja empezó a marearse.

Se quedó paralizada con una expresión estupefacta en el rostro mientras Alec la sujetaba para que tuviera un punto de apoyo.

-¡No le creas!- Jace puso su cuchillo serafín en el cuello de Valentine. Él soltó una irónica carcajada que hizo estremecer a Clary.

-Dice la verdad. Mi madre escondía una caja en una balda suelta de mi habitación. Algunas noches la sacaba y lloraba, pensaba que yo dormía, pero en realidad me daba cuenta de todo. Un día la busqué para ver lo que contenía, había un zapato de bebé con un mechón de pelo. En la tapa había dos letras grabadas, JC, Jonathan Christopher- concluyó la pelirroja mientras todos escuchaban la historia expectantes.

Entre los Lightwood, desataron a Valentine para mandarle a Idris. Pero este dio un puñetazo a Alec en la cara que lo derrumbó y luchó contra el látigo de Isabelle. Cuando Jace tenía intención de lanzarse a por él, intentó escapar por la ventana. Aunque sus ansias de libertad se vieron desvanecidas cuando Jem le impidió el paso, asestándole un brutal golpe con su bastón, provocando que el hombre se tambaleara hasta caer al suelo. Clary aprovechó el momento para quitar al rubio su espada y atravesarla por el cuerpo de su padre hasta dejarle sin vida.

Mientras todos buscaban alguna manera de localizar a Jonathan, la pelirroja salió de la cabaña para sentarse en una roca del exterior. Necesitaba que le diese un poco el aire, toda esa información de golpe debía asimilarla. No solo tenía un hermano de repente, lo que siempre había deseado, también era el culpable de la destrucción del mundo. Alguien se sentó a su lado, era Tessa, una chica preciosa que Clary no conocía, pero parecía agradable.

-Sé por lo que estás pasando. Yo también tenía un hermano al que adoraba, Nathaniel. Él acabó traicionándonos, se unió a la gente equivocada. Murió y con él mis esperanzas de que volviéramos a ser una familia- una lágrima se deslizó por el rostro de la chica.