Capítulo 18: Consecuencias

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Alexander

El dolor de cabeza que sentía en ese momento era el más intenso que había sentido en todos mis treinta años de vida. Mis párpados se sentían pesados y mi cuerpo agotado.

Mientras abría mis ojos con delicadeza, recordé lo que había sucedido. Había tenido un accidente automovilístico, por lo que debía estar en un hospital... o en el cielo. 

Cuando noté que estaba en una habitación blanca, en una cama de hospital, imaginé que no había muerto. Si el paraíso se veía como una habitación de hospital, entonces los humanos estábamos muy equivocados en nuestras creencias.

Miré el techo, en donde había una gran luz blanca. Quizás era la luz al final del camino, lo que significaba que estaba muriendo.

Luego de unos segundos y cuando mi vista se aclaró, me di cuenta de que la luz blanca solo era la luz de una bombilla de una lámpara en el techo.

Intenté moverme para acomodarme en la camilla, pero una puntada de dolor me recorrió el abdomen y la espalda.

—Yo que tu no haría eso... te deben doler hasta las pelotas —la voz de Allison me hizo mirar al frente.

Estaba sentada en un sofá y a su lado estaba mi familia, pero estaban dormidos.

—¿Qué hora es?

—Las doce. Te pusieron anestesia general, así que recién despertaste. ¿Recuerdas que te pasó? —preguntó, acercándose a mí.

—Sí, un accidente de auto.

—Exacto —corroboró, molesta—. ¿Puedes explicarme por qué demonios conducías cuando estaba granizando?

—Ally yo...

—¿Cuántas veces te he dicho que es peligroso?

¿Por qué Allison sonaba cómo mi madre en ese momento?

—Oye, fue un accidente...

—¡Que se pudo evitar!

—Estoy herido, no me molestes...

Allison se puso a mi lado y tomó mi mano con cuidado para comenzar a jugar con mis dedos.

—¿Cómo te sientes? —preguntó, mucho más dulce, pero aún seria.

—Adolorido —respondí, con una leve sonrisa. Estaba realmente feliz de estar vivo y al parecer, completo.

Por un momento pensé que había podido perder un brazo o una pierna, pero por lo que podía ver, todo estaba en su lugar.

—Tuviste suerte, tarado...

Yo sonreí.

—No sonrías, no es divertido.

—Ya estoy bien —dije con poca preocupación.

—No te sientas tan seguro, quizás te asfixie con tu almohada por haberme asustado así.

—¿Te asustaste? —pregunté, intentado ocultar mi felicidad por eso.

Ally me miró seria.

—Si querías preocuparme, podías haberme dicho que te habían asaltado o algo así.

Yo negué.

—No quería preocuparte, ya te dije que fue un accidente... yo no pretendía chocar ni nada por el estilo —aseguré.

—Bueno, no fui la única que se preocupo... Carol parecía asustada también.

Rodé los ojos.

¿Comprometida? [Compromisos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora