8. Locas

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Samuel: iba a contarte que el inversionista me citó aquí, ahora.

Andrea: ¿¡Como dices!?-se echó las manos a la cabeza-a mí también.

Samuel: debes estar de broma-se quedó pensativo-¿será que va a rechazar nuestras propuestas y quiere hacerlo todo de una?

Andrea: dios mío, que violento me está resultando esto...

Samuel: será mejor que entremos, no lo hagamos esperar.

Abrió la puerta cediéndole el paso a su amiga y posteriormente Samuel la siguió, ambos identificaron al inversionista al mismo tiempo que este alzó la mano con una sonrisa para advertirles de donde estaba sentado, Andrea apoyó toda la documentación del proyecto sobre la mesa, Samuel retiró la silla para ayudarla a sentarse y ella dio un suspiro viendo como él se sentaba a su lado preocupada de que alguien los viese en aquel lugar tan céntrico.

-Qué bueno que llegaron juntos.

Andrea: de verdad no entiendo-sonrió brevemente-pensé que hablaríamos sobre el proyecto.

-Y eso haremos, hablar acerca del proyecto-el camarero se les acercó para tomar nota.

Andrea: un café con leche clarito y sacarina.

Samuel: un cortado, por favor-después de que el camarero se retirase volvieron la mirada a aquel hombre esperando una respuesta a aquel momento tan intrigante.

-Sus ideas me encantan, pero no logro decidirme por una constructora-miró a Andrea-sus aportes ecológicos me tienen fascinado, los materiales, el ahorro de energía y el modo de construcción es apabullante, sin embargo-miró a Samuel-sus ideas futuristas le dan un toque bastante moderno al proyecto, el cómo intenta robotizar todos los elementos del edificio, así como su sistema de seguridad... es alucinante.

Samuel: ¿entonces?

-¡Queremos que los dos construyan el centro comercial! Que nos presenten un proyecto en conjunto.

Andrea palideció al instante siendo consciente de la fuerte oposición que su padre sentía con respecto al apellido Gallardo, pero también teniendo en cuenta lo importante que aquel proyecto era para la constructora, Samuel meneaba la cabeza sabiendo que aquella frase significaba un disgusto más en su casa y en su padre, los dos se miraron terriblemente confundidos ante la situación y sabiendo que, en el fondo, les encantaría trabajar juntos, pero que sus familias iban a ser el problema.

Samuel: será que nos da un par de días para pensárnoslo...

-¿Pensarlo?-arrugó el rostro y Andrea sintió como aquel proyecto resbalaba entre sus manos.

Andrea: verá-miró a Samuel-no se si sabrá que la constructora del Junco y la constructora Gallardo han vivido en pie de guerra durante años... comprenderá que necesitamos tiempo para tantearlos antes de aceptar...

-No me parece que sea un proyecto como para pensarlo mucho-soltó una risa-las cosas son claras, o los dos arman el proyecto y lo llevan a cabo o no hay proyecto-Andrea y Samuel se miraron sintiéndose contra las cuerdas, ambos se frotaron la frente mientras que la postura de aquel inversionista era clara.

Andrea: aceptamos-Samuel la miró con sorpresa y en seguida quiso intervenir, pero Andrea colocó su mano sobre la suya intentando calmarlo-pero, así como usted puso sus condiciones nosotros también queremos poner las nuestras.

-La escucho.

Andrea: Toda, absolutamente toda la documentación estará a nombre de constructoras Gallardo.

Samuel: ¿¡Te has vuelto loca!?

Andrea: por favor-le reprimió con una mirada.

-Continúa.

TODO POR TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora