MI QUERIDO ASTRONAUTA

INSOPORTABLE

Los dos quedaron dormidos al mismo tiempo esa noche después de la plática, metiéndose en esa abertura que habían creado. El sueño empezaba con una niebla azulada que se extendía frente a ellos, y en ella comenzaba a emerger una silueta que soltaba chispas y luz conforme se aproximaba. Detrás de ella una especie de sol rosado le hacía compañía, también irradiando su brillo.

—¿Cómo te llamas? —preguntaban los dos.

—Pax —respondió la figura de luz.

—¿Qué haces aquí? —volvieron a preguntar los dos al mismo tiempo.

—Han logrado abrir la abertura. Han entrado a la línea delgada entre realidad y fantasía.

—¿Cómo lo hicimos?

—Con su conversación. Todos los pasos que han dado como pareja los llevaron a ella, y en ella descubrieron la verdad.

—¿Descubrimos la verdad?

—Sí. Incluso ustedes mismos se dieron cuenta de eso.

—Pero es tan... Pesado. Es una verdad insoportable.

—¡No la podré contener! —dijo él con su propia voz—. ¿Cómo crees que hemos encontrado la línea entre la realidad y la ficción? No sé... No sé si es momento para tener este conocimiento.

—Yo tampoco creo poderlo soportar —dijo ella también.

—Puedo guardarlo por ustedes, pero al final siempre volverán a él.

—Puedes dejarnos una parte de eso en la pista de hielo de la ciudad—pidió él—, después pasas por mí, la recojo y vuelvo a recordar poco a poco.

—Está bien —respondió Pax —. Me parece un trato justo. Pero tendrás que ayudar a Hannah a recordar.

—¿Qué eres? —preguntaron los dos a la vez.

—Yo soy Pax, hija de los Seis Soles, guía de la humanidad para ayudarlos a descubrir los secretos del Universo y la realidad.

Y así como Pax llegó, comenzó a desvanecerse, internándose en aquella luz rosada y desapareciendo tras ella, dejando una gran sensación de calma en Lucas y Hannah mientras olvidaban lo sucedido para después recordarlo.