Ω|Cαpίтυlo 2|Ω

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+º*。 .Agradecer las nuevas cosas, formar parte de un plan. Ser el cambio. Eso es de admirar. 。*゚+

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Se encontraba en el laboratorio de la universidad, era de mañana, vestía la inconfundible bata blanca, sus anteojos y los protectores sobre este; su cabello estaba peinado con una raya de lado y de manera inamovible gracias al gel que aplicó de manera abundante, no podía darse el lujo de perder un solo cabello en medio de sus proyectos; odiaba los cubrecabezas porque provocaban que su cuero cabelludo sudara haciéndole sentirse incómodo, irritable y de ese modo no lograba nada, por esa razón no los usaba.

Recientemente había descubierto que el gen lycantrhophatiniline, lo que les daba la cualidad de licántropo a cada alfa y omega existente, reaccionaba favorablemente a una fitohormona hallada en una Epiphyllum oxypetalum, una planta que florece rara vez y sólo por la noche, y sus flores se marchitan antes del amanecer. Esta fitohormona lograba activar el gen y lo ponía a actuar, especialmente en las noches de luna llena. Esto podría ser una buena noticia para los alfas y omegas que poseían la enfermedad de lobo ausente.

Mientras acomodaba algunos elementos de la mesa, resonó en la estancia el timbre de su celular que anunciaba un mensaje, dejó lo que estaba haciendo, caminó hasta el área común donde tenía sus pertenencias y quitándose el protector de ojos se fijó quién le escribió.

SeokMinnie Hyung:

Hola, pastelito, cuando estés libre, ven a verme. Tengo algo que contarte.

Sonrió mientras le respondía que al salir de la Universidad iría a verle y que extrañaba a los mellizos.

De repente recordó el día en que conoció a sus hyungs preferidos.

Fue un martes en la tarde cuando pasó lo que lo marcó para siempre, tenía diecisiete años recién cumplidos y su celo había llegado en medio del restaurante donde trabajaba como mesero.

Dejó la bandeja en la cocina y llevó una mano a su frente, estaba sudando demasiado, convencido de que era el calor del ambiente, volvió a su lugar en la sala donde estaban los comensales y cuando se posicionó al lado de una columna para poder ser visto por si alguien lo necesitaba, un fuerte dolor llegó a su zona lumbar. Aturdido, notando el hecho de que el aroma a crema americana y chocolate blanco se propagaba con rapidez haciéndole el foco de las miradas de todos los presentes, corrió hacia los baños y se encerró en un cubículo. Los calambres eran cada vez más fuertes y sentía la fiebre subir por su cuerpo provocando un potente dolor de cabeza. Odiaba sus celos, lo único que hacía era sufrir encerrado en su nido y comer en los ratos de lucidez donde dejaba entrar a su padre que como un loco buscaba soluciones para calmar a su cachorro adolorido.

En uno de los tantos minutos en los que estuvo en ese váter cruzando las piernas y mordiendo sus labios debido al dolor en su espalda y en su vientre bajo oyó cómo golpeaban su puerta, asustado, comenzó a gruñir para alejar a quien esté del otro lado.

•𝐇𝐢𝐥𝐨• © ||ʸᵒᵒⁿᴹⁱⁿ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora