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"Te quiero muchísimo".
Dia 3. Inseguridades.
Portgas D Ace era un muchacho que desprendía confianza cada que se encontraba en aquella cancha, con toda la gente observándolo rematar cada colocación de parte de su compañero armador Marco.
Cualquier joven que se interesaba en el volleyball, admiraba a Ace y deseaban ser un jugador profesional como él.
Incluso los periodistas hablaban sobre el talento que poseía Portgas, algunos le llamaban un prodigio o otros decían que solo se trataba de simple talento, y otros, los que mas causaban caos eran los que decían; que todo lo que poseía aquel joven del equipo profesional Moby, se debía a su padre; Gol D Roger, un antiguo jugador profesional.
Y a pesar de que el joven no parecía prestar atención a todo aquello, solo una persona conocía cada inseguridad del pecoso por culpa de aquellos temas.
. . .
La habitación se encontraba en penumbras, las únicas luces eran aquellas pegatinas brillantes que yacían en el techo y formaban constelaciones, en especial las constelaciones favoritas del pecoso; y todo aquello era obra de un muchacho rubio.
La puerta de la recamara fue abierta y aquel joven rubio ingreso con una mesa portátil en manos, la coloco a un lado del mueble de noche y tomo asiento en la orilla de la cama.
Observo atentamente aquella bola que se formaba debajo de las mantas, sonrió suavemente y logrando localizar el trasero del contrario, dio un fuerte golpe; recibiendo un quejido seguido de un "Idiota" dado por una voz algo ronca.
—¿Piensas salir de tu nido? —cuestiona cruzándose de brazos.
Aquella bola se movió y una mano salió de entre las mantas, el rubio la tomo con delicadeza y deposito un pequeño beso en ella; soltó una risa al darse cuenta de cómo la mano quiso alejarse ante el contacto.
—Amor, se que no te sientes bien, pero no por ello debes descuidar tu alimentación. —habla dulcemente mientras da suaves caricias a la mano ajena, pudo notar un temblor y miro con preocupación aquella bola.
Un jadeo salió de las mantas y el temblor en aquel cuerpo se hizo mas presente, el rubio se subió aún más a la cama y movió las mantas para poder ver el rostro de su pareja.
