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-¡Sí!¡Sabía que vendrías!

YooNa se puso a dar saltitos alrededor de YoonGi apenas lo vió llegar y aunque él simplemente rodó los ojos, ella siguió chillando de alegría.

-Anda, vamos a sentarnos.

Con toda la confianza del mundo, la fémina tomó la mano de su mayor y lo hizo sentarse junto a ella exactamente en el mismo lugar del día anterior.

Sin embargo, esta vez el césped que los rodeaba, al menos una parte, había sido cubierto con un mantel donde estaba ubicada una cesta de la cual YooNa comenzó a sacar unos cuantos tapers.

-Mira, preparé sándwiches y batido de melón. Mi mamá se emocionó mucho cuando le comenté que me reuniría con un amigo, así que te envió una porción extra de natilla de chocolate ¡Ella hace las mejores!-en medio de su parloteo, se dio cuenta de un detalle y se apresuró a explicarle al mayor mientras lo miraba con desespero pues la mueca seria de este realmente la intimidaba un poco-¡Oh! No te preocupes. No le dije quién eras. Simplemente le dije que eras mi amigo.

YoonGi, aunque algo dudoso, terminó asintiendo y recibió en sus manos, el sándwich envuelto que le extendía YooNa.

Ambos comenzaron con su merienda, hasta que el mismo chico decidió romper el silencio. De alguna manera u otra, buscaba razones para poder confiar en su contraria.

-¿No vas a la escuela?

YooNa alzó su cabeza y YoonGi ocultó el temblor de sus comisuras mordiendo su aperitivo. Debía admitir que se le hizo muy tierna la imagen de una castaña de ondulados cabellos y ojos grandes, con sus mejillas abultadas y llenas de comida. Parecía una ardilla.

Pero igualmente no le iba a dar el lujo de verlo sonreír. No confiaba del todo en ella..aún.

-¡Claro que voy! Debo ir, aunque a veces no me guste-refunfuñó la chica-. Sólo que salgo a las tres de la tarde, y por eso me ves aquí ¿Tú también vas a la escuela?

-Estudio finanzas en la universidad durante la mañana. A partir del mediodía estoy libre.

-¡Uhhh! Suena interesante, pero no te voy a mentir, me parece una carrera de lo más aburrida-puchereó y continuó comiendo.

No se percató de la ligera inclinación de la comisura izquierda del muchacho.

-Realmente lo es. Mi sueño es ser arquitecto o diseñador de interiores, pero ya sabes como es la vida del hijo del presidente. Todo tiene que ser perfecto.

YooNa dejó de comer y se le quedó mirando con duda.

-¿Es por eso que no sonríes? No eres feliz.

YoonGi, sintiéndose atrapado y reprochándose internamente por haber hablado de más, bajó la cabeza y comenzó a jugar con el sándwich entre sus manos.

Fue entonces que sintió la mano de YooNa sobre su hombro y al alzar la vista y hacer coincidir sus ojos, notó su sonrisa comprensiva.

-Te contaré mi historia. Tal vez no sea tan interesante como la tuya, pero quiero que confíes en mí-YoonGi la miró con una ceja alzada y ella le sonrió-. Soy la hermana mayor de cuatro. Mis tres hermanitos son trillizos, y bastante revoltosos, así que desde hace cinco años para acá he estado siendo lo más similar a un cero a la izquierda en mi familia. No me quejo porque, al final del día, mis padres siempre buscan un tiempo para abrazarme y decirme que me quieren mucho. Aún así, cuando tengo dudas respecto a alguna tarea, tengo que acudir a Google o simplemente dejar el ejercicio inconcluso porque mis padres no pueden ayudarme ya que mis hermanitos consumen gran parte de su tiempo. Yo hago de niñera cuando ellos deciden tomarse su tiempo como pareja y darse unas escapadas de fin de semana, pero eso sólo ha propiciado que repruebe unos cuántos exámenes. A pesar de todo, amo a mi familia porque son lo único que tengo, porque no tengo amigos. Nadie ha querido acercárseme porque para todos soy demasiado chillona o infantil y me he tenido que tragar las lágrimas cuando me dejan encerrada en el cuarto del conserje o tiran mis cosas al suelo y las pisotean. Lo dejo pasar porque sé que para mis padres será un probelma más con el que lidiar pues los trillizos son todo un caso-soltó una risilla-. De todo lo que te he contado, mi dolor mayor es que me he enamorado de un chico imposible-aquello se ganó por completo la atención de YoonGi y esta vez era ella quien bajaba la mirada, con un notable sonrojo en sus mejillas-. Él y sus amigos son hijos de personas importantes en el mundo de la política y la economía, y a muchos de ellos les gusta hacer bullying. Sé que él no es así porque más de una vez ha intentado detener a sus amigos, pero lo que verdaderamente duele es saber que, aún si sus ojos llegasen a posarse en mí, no sería por mucho tiempo. De todas formas, aunque mi familia es humilde, no llega a ser de tal altura como la suya y es obvio que sería rechazada por eso, porque fea no soy ¡Claro que no!¡Kang YooNa es esplendorosa!¡Brillante!¡El mismísimo Sol se quita para abrirme paso!

La chica reía de sus mismas idioteces, pero dejó de hacerlo para mostrar una exagerada mueca de asombro al ver una diminuta, casi imperceptible, sonrisa en los labios de YoonGi.

-¡Estás sonriendo!¡Te he hecho sonreír!-chilló con contentura, pero luego se detuvo a mirar al chico con ojos entrecerrados-. Estás sonriendo a causa de mi desgracia. Cuánta maldad hay en tí, Min YoonGi.

Sin molestarse en borrar su mínima sonrisa, YoonGi negó con la cabeza y bebió un poco del jugo que se había servido en un vaso.

-¿Dónde está esa natilla?-preguntó, viendo a YooNa rebuscar dentro de la cesta hasta darle un pequeño recipiente y una cuchara. Enseguida lo abrió y se maravilló con el exquisito olor del dulce-¡Ah! Desde los siete años no comía un dulce de estos-la chica lo observaba degustar la natilla y sonrió al ver el brillo en sus ojos y, nuevamente, la presencia de aquella pequeña pero linda sonrisa-. Tu madre realmente hace buenos dulces.

-Le daré el mensaje-asintió orgullosa-, y la ayudaré a hacer más natillas. Así tengo una buena carnada para que vengas.

Luego de aquello se quedaron en completo silencio, comiendo lo que quedaba de su merienda, así que de fondo solamente se escuchaba el canto de varias aves que revoloteaban de aquí para allá.

Bueno...eso fue hasta que YoonGi decidió hablar.

-La vida del hijo del presidente no es tan fácil como muchos piensan-YooNa se asustó por su repentino hablar, pero aún así prestó atención-. Desde pequeños, mi hermana y yo hemos sido educados para ser los hijos perfectos. Nos enseñaron todo tipo de cosas; tantas, que parecíamos de la realeza. Siempre estudiamos donde nuestros padres dijeran, hablábamos con quienes nuestros padres quisieran, hacíamos las dietas que nuestros padres establecieran, que fue ahí donde dejamos de comer dulces, de hecho. En fin, toda una serie de reglas que mi hermana y yo cumplíamos al pie de la letra, aunque no estuviéramos de acuerdo en muchas cosas-suspiró-. Pero en el corazón nadie manda, y mi hermana y yo terminamos enamorados el uno del otro, por muy funesto que te parezca-otro suspiro-. Ella es dos años mayor, así que tenía dieciocho cuando empezamos nuestra relación en secreto. Yo tenía dieciséis, pero jamás he sido tan inmaduro como los adolecentes actuales...Pero el caso es que nuestros padres nos descubrieron hace no más de cuatro meses y la enviaron fuera del país...a un lugar que todavía desconozco. El rigor mayor de mis padres siempre cayó sobre mí pues, mientras a mi hermana la educaban para ser buena esposa, a mí me obligaban a participar en concursos para "demostrar mi inteligencia"-señaló las comillas con sus dedos-, y ya luego me hicieron entrar a la carrera de finanzas para así tener mayor alcance de entrar al mundo de la política y seguir los pasos de mi padre...Como ves, no soy feliz...Lo era con HyeSun a mi lado, pero ella ya no está, y lastimosamente aún no puedo ir a por ella porque mis padres son tan ricos como tacaños y mis mesadas apenas me alcanzan para una merienda. Si me esfuerzo y obtengo buenas calificaciones, las mesadas subirán y poco a poco iré reuniendo el dinero para ir a buscar a Hye. No sé dónde está, pero ya ando investigando un poco y espero poder encontrarla pronto.

Para cuando el chico reparó en su acompañante, la encontró parpadeando varias veces.

-HyeGi-aquel repentino murmuro de YooNa logró confundir a YoonGi, más con aquella sonrisa que ella le regalaba-. Ese es el nombre de su shipp-rió por lo bajo-¿O crees que YoonSun suene mejor? No sé. Creo que con ese me puedo confundir al pronunciarlo, así que HyeGi se queda.

Otra vez aquella diminuta sonrisa estiraba las comisuras de YoonGi y la chica imitó su acción, mas ella sí que mostraba su entera dentadura.

-No te juzgaré nunca, si es lo que en algún momento has llegado a pensar-aclaró-. Siempre he pensado que cada cual tiene su forma diferente de ver al mundo y sí, tienes toda la razón cuando dices que en el corazón nadie manda, así que, por mí, como si te enamoras de un árbol-se encogió de hombros-. Agradezco que hayas confiado en mí para contarme tu historia. Ten por seguro que esto quedará entre nosotros, pero sí quiero que te quede bien en claro una cosa-alzó su dedo índice-: haré lo posible y lo imposible por verte sonreír. No importa si tú no quieres, yo te daré mi amistad y te ayudaré a sobrellevar, al menos un poco, todo el peso que tienes sobre tus hombros ¿Me dejas?

YoonGi miró con detenimiento el meñique alzado de YooNa, entendiendo a la perfección sus intenciones, así que, no queriendo darle demasiadas vueltas al asunto, terminó uniendo su meñique al contrario, armando así una promesa.

-Prometo que te haré sonreír, Min  Yoon-señor-gruñón-Gi.

《Cᴀɴ Yᴏᴜ Sᴍɪʟᴇ?》᯾ Mɪɴ Yᴏᴏɴ Gɪ ᯾✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora