Sueños.

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Siete de la mañana y unos ojos azules, de cejas canosas, miraban el techo de su millonaria habitación con sus pupilas dilatadas y su corazón acelerado.

Había tenido un sueño horrible, una pesadilla. Había soñado que los héroes ganaban, y que a Chat Noir se le veía mejor el traje que a él.

Una cosa era perder, pero otra muy diferente era el ser humillado por un mocoso que podía tener la edad de su hijo.

¿Por qué su cabeza lo martirizaba con eso?

Fue hasta que le llegó una terrible memoria, cuando su ceño se frunció y sintió el enojo teñir de rojo su rostro.

Flashback

Era un día soleado, dos semanas atrás del día en que Gabriel recordaba este suceso. El ambiente era excelente para plasmar su victoria y la batalla llevaba un rato en estar en curso.

Estando en el pico de la pelea, el de morado supo que era turno de decir su frase.

-Denme sus miraculous.

En efecto, esa era una clásica infali...

Sus pensamientos fueron interrumpidos tras haber escuchado una risa burlesca de ambos héroes. ¿Acaso esos chamacos se habían atrevido a reírse de su frase célebre? Bien, iban a conocer a Hawk Moth enojado.

-Basta por favor, te aseguro que ni en tus sueños mas gratos los has obtenido. Hablando enserio Hawki, ¿Puedo llamarte así verdad? Como sea, ¿alguna vez has soñado que nos ganas?

Le dijo mientras esquivaba su bastón, extrañandose al ver como el villano paraba de seco y cambiaba su cara de furia, por una que denotaba que le había dado justo en su punto débil.

El hombre intentando contener sus lágrimas, contraatacó de una manera que jamás pensó lo haría en una pelea, con palabras.

-Y tu Chatti, ¿alguna vez has soñado que Lady Bug te corresponde? ¿Alguna vez tu mente te dio ese privilegio?

Ambos se miraron retadores hasta que sintieron incontrolables lágrimas escurrir por sus máscaras de látex.

-Tiempo fuera.

Dijeron ambos al unísono, mientras se daban la media vuelta para irse a llorar, dejando colgada la pelea.

-Oye ¡¿Por qué lloras si ya somos novios?!

El hombre escuchó a la lejanía el reclamo de Lady Bug al rubio, importandole un rábano en ese momento, pues el escuincle realmente tenía razón. Su cerebro jamás le había dado la dicha de soñar que obtenía sus miraculous.

Fin del flashback

Estaba apunto de hacer un monólogo, como los que normalmente hacía después de perder en su guarida (en donde generalmente siempre prometía derrotarlos) hasta que reaccionó a lo que su acérrima enemiga había gritado 15 días atrás, sintiendo el brote de una nueva úlcera gástrica en su estómago, de enojo.

¡Cómo era posible que incluso Chat Noir consiguió que Lady Bug le correspondiera, y el aún no obtenía los miraculous!

¡Eso no se podía quedar así!

Y corriendo por su mansión en pijama, en busca de su computadora para plasmar en su libro lo que en la vida real nunca había podido, el de lentes sintió como había tropezado con algo.

Bajó la mirada esperando encontrar un bulto en la alfombra, o alguna mesita de té mal puesta, encontrándose con lo que menos esperaba encontrarse esa mañana.

-Oh, lo siento hijo. ¿Estás bien? Estas tan bajito que no te vi.

El adolescente que había salido disparado rodando por el suelo, tras haber sido embestido por el cuerpo del gigante de su padre, solo buscaba ir a desayunar para poder ir a comprar pan. El padre aún no entendía la obsesión de Adrien de ir él mismo por el pan.

Pronto escuchó una contestación, que sacó de sus pensamientos al Agreste mayor.

-No hay problema. Y padre, no soy bajito, tu eres el que mide dos metros.

El hombre miró para abajo con negación, casi agachandose para ver bien a su hijo.

-Dos metros y veinte centímetros, Adrien.

Y siguió con su paso ya más calmado, pensando en que mínimo en su libro cumpliría sus objetivos. Que el guapo villano lograra soñar las cosas que él quisiera, y que el hijo del guapo villano no le faltara hormona del crecimiento.

Continuara...

Si tan solo pudiéramos escoger nuestros sueños todo sería más bonito.

Tuve una semana en donde lo único que veía eran mis sueños, por lo que les digo que si tan solo los pudiera haber escogido, no les estaría aquí platicando que soñé que me espinaba con un nopal y que luego me daban una chimichanga que antes de morderla, se me caía al suelo.

Si tan solo hubiera tocado mi boca todo sería distinto.

Por cierto, ando superando mi miedo a los AUs y hasta les tengo preparada una historia que se me ocurrió en la semana que no veía. Así que me despido.

En fin, disfruten.


El Libro De Gabriel AgresteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora