Con una calma increíble y sosteniendo una taza de té vintage, Nathalie abría las ventanas de la oficina teniendo de fondo a la quinta sinfonía de beethoven amenizando la sala.
Dejó que la luz natural iluminara el lugar mientras ponía una vela aromática, sentándose en el escritorio dispuesta a escribir un capítulo en el libro de Gabriel.
Con todo ese ambiente, las ideas fluyeron y las palabras aún más.
VIII
Ferviente deseo de un alma joven.
Con un semblante abuhado y un sentimiento que agigolaba su alma, sus ojos marinos con sensación de ser alveos apuntaban al arrebol púrpura gracia de los vidrios tintos de las ventanas, siendo una intacta representación del melifluo sentir que era tan mondo por dentro pero si alguien intentará comprenderlo, pensaría inmediatamente que es algo nefando.
"Es una bahorrina, una barbarie similar a una garambaina que produce un sentimiento terrible, funcionando igual que una heresaica para mi sentir" fueron las palabras de la diseñadora que antes lo había ayudado a tener el prestigio del que ahora gozaba, pensando por un momento que se trataba de un sabrimiento. No lo fue. Su antes amiga lo juzgó.
A pesar de eso, él lo iba a considerar como una extraña serendipia. Descubrió que enserio quería que ella partiera o aquello poco a poco podría convertirse en los comienzos de una riña desfundada y dolorosa.
Ya era alguien temido y poderoso, ¿qué más podía pedir sin sentirse tan superfluo?
La Juventud algo que añoraba y negaba a aceptar que se estaba alejando. Era exitoso, ¿después que seguía? No era momento de fantasear con el hubiera de las ucronías, ya había logrado lo que tanto quería, pero nunca se detuvo a pensar en lo siguiente.
Se sentía un histrión, tanto deseaba ser como un vegetal inmarcesible o estar denuevo en los preámbulos de la juventud, siempre fue una persona narcisista y eso lo estaba llevando a pensar como un nefelibato. Solo hubo alguien que estuvo siempre a su apoyo y se atrevería a pensar que a su merced, la única persona con quien merecía compartir la gloria por la cual lucharon arduamente.
¿La bella Mr. Euro sería la mejor manera de sentir la juventud que ella tenía hasta en la sonrisa, o mejor tenía que aceptar que había perdido contra el tiempo? Su alma joven merecía ser representada por su cuerpo, lástima que ahora él estuviese viejo...
Sigilosamente el Agreste había entrado a la pacífica oficina donde una sinfonía y teclas era lo único que se escuchaba. Rápidamente se acercó por detrás de la mujer, aún ajena a su presencia y observó lo que estaba escribiendo.
Su ceño se frunció poco a poco, al ir sus ojos navegando en las palabras.
-¡¿Nathalie me llamaste viejo?!
La mujer se asustó al escuchar al hombre a su espalda.
-Además, ¡¿En qué idioma estás escribiendo? ¿Italiano? ¡No entiendo la mitad de las palabras! ¿Qué rayos significa "nefelibato"? ¿Por qué no escribiste que soy sexy?
Nathalie volvió a leer de reojo la parte que llevaba escrita y negó. Se había basado en obras de Shakespeare y García Márquez, ¡¿Cómo se atrevía a criticar su capítulo?!
-Muévete, yo la arreglaré.
Y tras eso se sentó y cambió de documento, ni siquiera queriendo borrar un capítulo el cual era terriblemente horrendo a sus ojos.
Capítulo 8
Ocho
Él ardiente villano miraba con su sensual mirada lo exitoso que era.
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El Libro De Gabriel Agreste
HumorGabriel al sentirse inspirado, tuvo la iniciativa de hacer una serie sobre su realmente interesante vida, pero como su imaginación no le dio para tanto, decidió simplemente hacer un libro.