Inyección.

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Gabriel miraba con terror como cada que pasaban los segundos su ojo se tornaba más morado.

Con pánico tomó a Nathalie de los brazos y le habló.

-Has que se detenga. Lo que sea. Un ser tan perfecto como yo no puede tener un ojo morado.

Dijo con su moribundo narcisismo a lo que Nathalie miraba con detenimiento la zona.

-¿Lo que sea?

Preguntó sabiendo bien que la solución que tenía en mente probablemente el no la aprobaría.

-Lo que sea, pero que sea rápido.

De cierto modo había aceptado así que con rápidez, Nathalie salió por sus implementos.

Gabriel miraba más tranquilo como pronto su ojo volvería a la normalidad, siendo igual de bello que siempre.

Con cuidado se recostó en su cama esperando a Nathalie y su solucion.

Seguramente iba a ser una cremita que olía feo y por esa razón preguntó en aplicarsela. Solo por esa ocasión estaba dispuesto a soportarlo.

Oh, Nathalie siempre tan buena y tan oportuna.

Sus sentidos se activaron y un escalofrio del terror lo invadió no sabiendo la razón. Sentía peligro cerca, pero seguro eran ideas suyas.

Enseguida entró Nathalie con tranquilidad teniendo en una mano una ampolleta y en la otra... ¡¿UNA INYECCIÓN?!

Rápidamente se levantó de la cama y miró con terror al ser siniestro que tenía por asistente.

-¿Me piensas inyectar?

Preguntó mientras retrocedía lentamente a lo que ella asentía.

-Es la única manera de parar la inflamacion y el dolor. Además es cerca del ojo, nada profundo.

Le dijo con una sonrisa tranquilizadora a lo que el lo pensó detenidamente.

-Esta bien. Haré lo que sea por ser hermoso denuevo.

Habló, se recostó y Nathalie tomó sus implementos.

En cuanto el Agreste mayor sintió el paño con alcohol desinfectando cerca de su ojo, supo que nada iba a estar bien.

-¡BASTA!

Gritó con miedo alejando la mano de Nathalie de su cara, habiendose escuchado un fuerte eco.

La puerta fué tocada y Gabriel palideció.

-¿Padre? ¿Estas bien?

Se escuchó preguntar del otro lado de la puerta un sognoliento Adrien quien había sido despertado por el grito de su padre.

Inconcientemente el cuerpo del hombre se levanto y corrió abriendo la ventana de su nada pequeña habitacion con terror.

-¿Qué haces?

Preguntó Nathalie extrañada mientras miraba como su jefe parecía tener la intención de saltar.

Nah, su jefe no era tan idio...

-Voy a saltar. Mi hijo no puede verme de esta manera. Con un ojo más morado que mi traje de supervillano.

Gritó en un susurro a lo que Nathalie sintió que su paciencia y su cordura estaban llegado a su limite.

-Gabriel, ¡Tienes que ver a tu hijo! Esta preocupado por ti.

Le susurró con enojo y el negó mientras sacaba un pié por la ventana.

-No puedes obligarme.

Dijo con una sonrisa malvada mientras sacaba su cabeza viendo a travez del cristal lo enojada que se veía Nathalie.

-Es tu hijo. Atiendelo o tu esposa se enojará en cuanto la revivas.

Le dijo con furia y el pareció asentir levemente.

El sonido de la puerta abriendose los hizo exaltar a ambos.

-¿Padre?

Fué Adrien que había entrado a la habitacion con angustia pensando que algo le había sucedido a su padre, quedando en shock con la escena que lo recibió en cuanto empujó la entrada.

Eran Nathalie y su padre en pijamas, el con un ojo morado parado sobre una ventana y usando pantunflas de unicornio, y ella con una inyección en su mano y la vena de la furia saltada sobre su sien.

Simplemente salió cerrando la puerta y corrió a su habitacion sabiendo que eso que había visto era un tema prohibido de hablar, contar o pensar.

Gabriel simplemente miró con terror como su hijo había salido completamente pasmado de su habitacion.

Genial, una excusa para no verlo en tres semanas.
.
.
.

-Bueno Gabriel, ahora voy a inyectarte.

Le decía Nathalie con sus manos desinfectadas, ahora en la guarida de su jefe.

-Mmgh, mmgh.

-Si si, buena platica.

Gabriel emitía quejidos ya que estaba amarrado sobre una camilla de resistencia de pies a cabeza, la cual había comprado hacía algunos años en una museo de tortura medieval.

-¡Mmmmmmgh!

Se escuchó un grito ahogado del señor de la casa, al haber sido finalmente inyectado.

-Listo, por fin. Lamento todo esto pero la última vez que te intenté inyectar te transformaste en Hawk Moth, y la anterior vez a esa casi me pateas, y la anterior te movist...

-Mmgh.

Le interrumpió un quejido y Nathalie supo que era hora de liberarlo, dirigiendose a hacerlo hasta que una idea la invadió.

Gabriel no había querido aumentarle el sueldo antes.

-Oh ¿Qué es eso? ¿Alguien llamandome en la entrada? Ya voy.

Y salió ignorando los quejidos de su jefe con una sonrisa maliosa.

Se lo tenía merecido, además, al menos se aseguraba que por ese día no iba a haber capítulos nuevos en el libro de Gabriel, un favor que la humanidad devería agradecerle.

Continuara...

Primera actualizacion del año que no es un especial.

¿Cómo estan?

Espero les haya gustado y que la hayan disfrutado.

Ayer me tocó inyectar a un sobrino y sus gritos fueron lo más placentero que mis oidos pudieron haber escuchado en toda mi vida, pero soy demasiado buena como para admitirlo en voz alta.

Lo se, la escritora aveces da miedo, pero heeey, al menos eso inspiró a la escritora a escribir este capítulo.

En fin, disfruten.

Prima, si lees esto, es broma, no disfruté los gritos de tu mocoso, lamento si ahora me tiene miedo, no debí bromear con que le sacaría las tripas.

El Libro De Gabriel AgresteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora