Tic

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Los pasos de pantunflas sonaban en el eco de la gran casa que se encontraba en penumbras.

La mujer bajando las escaleras miró a lo lejos que había una luz encendida, siendo la única en toda la mansión.

Era la oficina de Gabriel.

Tocando la puerta, entró y encontró al Agreste adherido como mosca a la computadora.

-Buenos día Nathalie, espero que tu desvelo sea placentero.

Dijo saludandola sin verla mientras tecleaba sin parar.

La mujer entrecerró los ojos y negó culpando internamente al hombre.

Si no hubiera leido aquel avance, en ese momento ya estaría en el septimo sueño.

La mujer con lastima y pensando en el drama que su jefe haría por la mañana al darse cuenta que tenía ojeras, se sentó a su lado y escuchó lo que estaba segura le diría.

-Después de horas de pensarlo, decidí que debo cambiar mi nombre de villano y el nombre a los akumas.

Habló mientras Nathalie miraba con miedo aquella lectura del terror.

Desviando la mirada, decidió colaborar para así hacer el sufrimiento más corto.

Y así, con la frescura que estar despierta hasta las 2 de la mañana brindaba, se dispuso a brindar ideas a su querido jefe.

El reloj marcó las 4 de la mañana y la idea ganadora porfin surgió.

-¿Entonces yo me llamaré "Mariposon" y los Akumas "Maripositas"?

Preguntó el hombre y Nathalie asintió.

-Okey. Me gusta el nombre.

Nathalie bostezó con cansancio mientras se paraba de su lugar.

-Me parece bien. Si me disculpas, es hora de que me retire a dormir.

Y con paso arrastrado, se dispuso a intentar no pensar en el terrorifico avance causante de su insomnio.

Pasó por la habitación de Adrien y lo escuchó hablando casi dormido, reclamandole a la chica al otro extremo el que se haya quedado finalmente dormida.

Definitivamente necesitaba unas vacaciones o un aumento bastante generoso.
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Eran las 8 a.m. y Nathalie ya tenía listas las mascarillas anti-ojeras que su jefe seguro le exigiría al verse en un espejo.

Mientras tanto Gabriel estaba frente al espejo, aplicandose cremitas mágicas mañaneras, estando tan estresado que ni alboroto por sus ojeras le dieron ganas de hacer.

¿Qué era lo que lo tenía de esa manera?

Algo terrible ¡No sabía que nombre ponerle a los capítulos!

No era como cualquier autor ridículo que simplemente escogía cualquier palabra random del capítulo y lo usaba como título.

Entre su estres, el flamante escritor intentaba aplicar en masages circulares sus cremitas mañaneras pues un ser tan sensual como el NO podía arrugarse.

-¡AHHHHHHHHH!

De pronto un grito agudo se escuchó en toda la mansión, proviniente de nada más y nada menos que del bastante respetado y temido Gabriel Agreste.

El hombre se sorprendió internamente.

Si que se había superado a si mismo con aquel grito agudo. Debería de ser cantante de ópera en lugar que escritor.

Y usaría una peluca gigante que le tape los ojos para que nadie lo reconociera.

Interrumpiedo y así evitando que su jefe llevara acabo sus rebuscados pensamientos haciendole un bien a la humanidad, una apresurada Nathalie entró con todo e insecticida a la habitación, por si acaso.

Al entrar quedó petrificada.

-¡¿QUÉ TE PASÓ EN EL OJO?!

Preguntó nada calmada al ver el ojo completamente rojo e hinchado de su bobo jefe Gabriel.

-Me golpeé el ojo gracias a un tic en mi mano que generalmente me da cuando estoy estresado. (Tic: movimiento involuntario gracias a la contraccion de los musculos repetitivamente)

Nathalie negó con pena al escucharlo.

Y ella que esperaba ver ojeras gigantes.

El hombre se miró al espejo y palideció.

-¡Esta más rojo que mi traje cuando me transformé en Scarlett Moth!

Exclamó sintiendo la muerte rápida y dolorosa de su narcicismo.

Y así el día que planeaba usar exclusivamente para escribir, cambio de rumbo drasticamente, y todo por culpa de su tic.

Continuara...

¿Que tal?

Ojalá les haya gustado este capitulo de esta historia.

Aveces Gabriel me representa.

En fin, disfruten.

El Libro De Gabriel AgresteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora