Nuevo.

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Martes, 9 de mayo de 2019 / 7:11 PM

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Joder, Jimin no había salido de casa en tres semanas. Yoongi le había llevado la comida todos los días; algunas veces hecha por su mamá, otras por él. Había mejorado un poco, pero había faltado a clases, no salía y cada intento amable de Yoongi por decirle que, tal vez, era hora que saliese de cama por más de una hora, era rechazado con un movimiento de cabeza, "no quiero" o "no estoy listo". No quería ir a práctica de baile. No quería ir al psicólogo. No quería ir a comprar té con tapioca, siquiera. 

Entendía que era un momento muy fuerte, pero él, como su apoyo, tenía que estar ahí para él y sacarlo de su depresión; gentilmente, pero tenía que hacerlo. No era sano para él, no quería que se quedase trabado en eso. 

Yoongi se ajustó el cuello de su camisa; el clima se iba calentando y cada vez tenía menos necesidad de usar abrigos y dejaba sus brazos expuestos. Tarareó una canción mientras esperaba que Jimin abriera la puerta, apretando el agarradero de la lonchera, que contenía comida calentita y dos tés con perlas de tapioca; uno era de taro, y el otro con matcha. 

Jimin abrió la puerta. Tenía el pelo húmedo, se notaba que se acababa de bañar. Por lo menos era algo. Llevaba una camisa con mangas largas, a rayas moradas y negras, con un jeans ajustado negro y pantuflas blancas.

— Hola, Yoongi.— Le dijo, sonriendo apenas. Él se paró de puntillas para besar su frente. 

— Hola, hermoso.— El menor le sonrió, y ambos pasaron dentro de la casa. Min cerró la puerta tras de él. 

La casa se veía limpia; él mismo había levantado a Jimin, hacía unos días, para arreglar y botar la basura que tenía botada alrededor, después de jugar videojuegos un rato. Parecía que lo había podido mantener. 

— ¿Qué trajiiste de comida hoy? — Le preguntó, colocando sus manos alrededor de su cintura. 

— Mmh, rollos primavera y salmón. — Juntó sus frentes —. También té con tapioca. 

Sonrió. — Gracias, Yoongi. Hubiese muerto sin ti. — Le robó un beso y fue a poner platos en la mesa. Cuando hubo terminado, se sentaron. 

— ¿Matcha o taro?

— Eh, matcha está bien. — Yoongi le pasó su bebida; acto seguido, abrió la lonchera y cada uno empezó a sacar comida. 

Hubo silencio por un rato; silencio cómodo, ninguno sentía la presión de decir nada. Jimin bajó la mirada y tragó. — No lo voy a denunciar. 

Empezaron a sonar alarmas en la cabeza de Min. Depositó toda su atención en el otro. — ¿Puedo preguntar por qué?

Negó con la cabeza, paró de comer. — Yo... tan sólo... — Bajó la mirada, frustrado por no poder sacar las palabras bien —. No quiero revivirlo y pasar por ese proceso. No siento que valga la pena. Y tampoco quiero verla de nuevo. Ojalá se fuese del país. 

— Okay. — No habló por unos segundos —. ¿Seguro de tu decisión? Si cambias de opinión ya sabes que estaré cerca tuyo no importe lo que pase, ¿verdad? Es decir-

— Sí, Yoon. Sólo quiero seguir con mi vida. 

Asintió. — Está bien. — Tomó un bocado de comida —. Yo, uhm, ¿tienes algo que hacer después de tareas o algo? 

El menor negó con la cabeza, masticando, mientras lo miraba intrigado. 

— Quería salir a caminar contigo o distraernos, cualquier cosa. Extraño salir contigo. — Extraño verte reír, pensó. 

white 🌙 yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora