white 🌙 yoonmin

Miedo.

🐁

Miércoles, 13 de abril de 2018 / 10:44 AM.

Jimin suspiró mientras terminaba de hacer los ejercicios de matemáticas. Fue a entregarlos al profesor, los chequeó y mandó a sentarlo.

No sabía qué hacer; faltaban quince minutos para que la clase terminara y el tiempo no pasaba lo suficientemente rápido. Sopló su fleco, jugando con los cabellos rubios que le quedaban. Mmh. Se lo quería pintar de nuevo, aunque no sabía de qué color. ¿Rosa, tal vez? 

Mientras divagaba y hacía dibujitos de él mismo con diferentes colores de pelo, el timbre por fin tocó; se estiró en su pupitre antes de salir a paso lento, chasqueando sus labios.

─ Oye, Chim. ─ Se volteó de manera perezosa al oír que lo llamaban. Taehyung, ahora con el pelo plateado, con tonos cenizos, caminaba hacia él con cara de estar harto de su vida. 

─ Hola, Tae. ¿Qué pasa?

El chico siguió caminando a la par suya. ─ ¿Entiendes algo de matemática? 

Rio levemente. ─ Voy a suponer que tú no. 

─ Afirmativo. ¿Crees que tienes tiempo para explicarme algo? ─ Le hizo un puchero. 

─ Mmmh.. mi próxima clase la tengo ahora; ¿estás libre para las doce?

Taehyung asintió con la cabeza, desesperado.

─ Te veo en la cafetería, entonces. 

─ ¿En la mesa de siempre?

Asintió. 

🐁

Jimin acomodó su trasero en los poco agradables asientos de plástico, mientras masticaba su insulsa ensalada.

─ ¿Está bien?

Pasó su mirada fugazmente por el cuaderno, lleno de tachones y restos de borrador. Chasqueó sus labios, negando con la cabeza. 

─ ¿Puedes ver el error?

─ No. 

Rodó sus ojos. ─ Vamos, Tae, ni siquiera intentas.

─ Okay, okay. ─ Lo repasó y murmuró un débil "qué idiota" ─. ¿El signo? ─ Dijo, señalando la ecuación. 

─ Mmh-mmh. ─ Asintió, dándole otra mordida a su almuerzo. 

El menor borró el resto del ejercicio, frunciendo levemente el ceño. Por lo menos era el último y había entendido. 

Más o menos.

─ Oye, Tae. 

─ ¿Siií? ─ Alargó la palabra. 

─ Mi jefa es rara. 

─ Mmmh..─ Hubo silencio por algunos segundos. ─ ¿Rara cómo?

─ Es bastante... cercana con sus empleados. 

Rió levemente. ─ ¿Ah, sí?

Le dio un golpe en el  hombro. ─ No te rías, idiota. Se me acercó un poco bastante para mi gusto el otro día, justo cuando empecé.

─ Bueno, tranquilo, tal vez ella es así. Y si no, me dices, ¿ya?

Asintió con la cabeza. ─ Sí, supongo. Me da miedo equivocarme, apenas la conozco. 

─ Está bien, Chim. Hoy tienes que ir al trabajo, ¿no?

─ Es correcto. 

─ Me llamas o escribes después, ¿ya?