Capitulo 5 - Día de camping-

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-¡Ey! Arriba amigo. Es un hermoso día- exclamó Alicia mientras samarreaba el pelaje de Otis.
Aunque no lo quería reconocer, le gustaba la idea de volver a ver a Salvador. Mientras acomodaba los papeles desordenados de su padre que había estando viendo en la noche, planificaba la tarde en la colina. Dejó todo mezclado en una caja que guardo en una mueble viejo.
Preparó sándwich y un termo de café. Obviamente una botella de agua para Otis y algunas galletas. Todo sutilmente acomodado en una canasta de mimbre que había en la casa cuando se mudó. No la había tirado por que le pareció linda.

Ya con todo preparado, se sentó en el peldaño del escalón de la puerta, esperando a Salvador. A quien con más ansiedad esperaba Otis.
Al cabo de unos minutos, tal cual se lo había prometido la noche anterior, entre los árboles que daban al bosquejo lateral de la casa, aparece Salvador. El can al verlo sale a la carrera para recibirlo y entre saltos y festejos del mismo, el joven saluda a varios metros con la mano alzada a Alicia. Era una imagen por demás, tierna y pacífica.

-¿Estan listos?

-Al parecer, Otis ya lo está- respondió Alicia mientras tomaba la canasta y comienza a caminar hacia Salvador. Éste al ver la canasta se queda observándola con algo de nostalgia.
Al notar en el rostro del joven algo de tristeza Alicia reacciona;

-¿Te pasa algo?-

-¡No! Lo siento. Es que mi madre tenia una igual y recuerdo que todos los domingos íbamos al lago a pasar el día. Ella la llenaba de frutas y mis galletitas favoritas. Solo un recuerdo de mi infancia.-

El tierno recuerdo de Salvador, hizo que Alicia se diera cuenta los pocos que tenia de sus padres. Y mientras caminaban cada uno contaba algunas anécdotas de su infancia. Así hasta llegar al lugar que Salvador, quería enseñarle a Alicia..

-Llegamos. Es ésta la colina que quería enseñarte.-

La joven quedo asombrada por la belleza del lugar. Desde lo alto se podía ver el lago casi completo. Cercados por algunas montañas pequeñas. El azul del cielo parecía confundirse con el color del agua cristalina. Y el verde de la colina caía hasta desaparecer en el agua. Era un lugar mágico, pacífico y muy solitario. Ideal para pasar la tarde.

-¡Es hermoso!- dijo Alicia con una leve sonrisa,- Es... es tan maravilloso..-

-Acá pasaba mis momentos de reflexión. Cuando algo me molestaba o me apenaba, era justo acá donde la paz volvía a mi.-

-¡No entiendo como la gente no aprecia éste lugar!-

-Mejor así. Sería una pena que los turistas la descubran y llenen de sus desechos el lago.-

-En eso tenés razón. Y... contame, al final, ¿encontraste a tu familia?, ya hace varios días que nos conocemos y no me dijiste si encontraste o no la casa que buscabas.-

Salvador quedo atónito con la pregunta de Alicia, sin saber que responder con exactitud, solo invento una historia rápida;

- La realidad es que, cuando me fui, lo hice disgustado con mis padres. Ellos se enojaron conmigo por haberme ido del pueblo. No es difícil imaginar que se hayan ido de aquí. Las casas son bastante parecidas, quizá por ello me confundí con la tuya.-

Esa respuesta le fue por demás un poco tonta para Alicia. Considerando que su casa estaba muy alejada de las más cercanas. Y automáticamente recordó a la mujer de la plaza, esa misma que prácticamente corrió al reconocer a Otis. Temía preguntar si su teoría del " joven prófugo de la ley" era real.. y varias ideas invadieron su mente. Quizá era verdad lo que él le había dicho, quizá no! Pero era algo que con el pasar de los días descubriría.
Salvador le contaba sus días en la colina y lo significativo que era para él.

-Si este lugar era tan importante para vos, ¿por qué te fuiste? Digo, dejar a tu familia así. ¡Debió ser muy importante lo que te llevó a marcharte de acá!-

-¡Sueños de juventud!-

-¿De juventud? Pero.. si apenas tenes, ¿venti tantos años?- pregunto algo confundida- ¡Perdón, creo que no debí preguntar eso?-

- Veintitrés.- respondió Salvador, alejándose algo nervioso - ¿Puedo pedirte un favor?-

-¡Claro!-

- No me hagas preguntas que me cuestan responder. Te prometo que cuando sea el momento, te voy a contar todo.- y se volvió a alejar en un sepulcral silencio.

En ese momento, Alicia supo que algo pasaba y no podía entender que. Y así, solo pasaron largo rato observando el Sol caer, sin mediar palabras. Pero en la mente de la joven se avecinaba una tormenta de ideas que van más allá de lo conocido. Solo los días, tal cual se lo había prometido Salvador, encontraría la respuesta...

"La chica de la colina"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora