Una manada, una familia

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Sana fue clara, para que el plan funcionara tendríamos que imitar lo mejor posible las condiciones naturales del celo: Nada de supresores, nada de analgésicos. Si bien se tornaría aún mas riesgoso y difícil de pasar, sabíamos que no habría una segunda oportunidad. Teníamos un solo intento.

Sería a todo o nada.

Con las decisiones tomadas y el curso de acción en mente asignamos nuestros roles mientras esperábamos poder poner el plan en marcha, Sana se dedicaba a enseñarme a entender de mejor manera el lazo en base a su experiencia y junto a Tzuyu ponían en regla cada comprobante legal del lazo que las unía para servir como testigos de nuestro caso, sobraba decir que su paso por la justicia no estaba siendo fácil y cada uno de los que apreciábamos a Sowon estaríamos en deuda con ellas eternamente por todo lo que estaban dispuestas a arriesgar por alguien que aún no conocían. Moonbyul había recorrido cada oficina y recolectado material en las bibliotecas de los juzgados que pueda ser de nuestro beneficio, en ocasiones en compañía de Umji, aunque tambien se les había aconsejado a la Omega y a su Alfa que permanezcan asistiendo correctamente a clases con cuidado de no cometer ninguna acción que pueda agraviar el estado de su hermana y amiga.

Por mi parte, tenía una tarea tan sencilla que resultaba compleja, no debía moverme ni presentarme junto a ellas para que no puedan hacer juicios previos sobre la veracidad de mis palabras, para los oficiales yo tenía que ser la pobre Omega que corría la pésima suerte de estar atada a un Alfa por el arbitrario designio de la naturaleza. Una victima y no un cómplise. Ayudaba a clasificar y me formaba con los aportes que junto a Umji repasábamos cada vez que teníamos tiempo disponible, pero luego de ir a presentar a la comisaria los estudios y teorías con casos documentados no debía hacer acto de presencia.

Siendo mi ultima aparición en publico el la comisaría, no me sorprendió cuando el timbre sonó de manera estridente en casa de los Choi.

—¡Estas loca!—Gritó SinB en el momento en el que abrí la puerta, sin esperar a pasar o molestarse en formalidades antes de irrumpir en una casa ajena—¡No vas a clase, no te contactas con nadie de la familia por todo este tiempo y después llega al escritorio de mamá los detalles de un plan suicida!

Mi hermana respiraba con dificultad mientras continúa con su marcha cerrando ella misma la puerta y adentrándose en el comedor con ferocidad poco propia de una Beta. Se la notaba sobrepasada por todo lo que sucedía a su alrededor, y aunque nuestra relación estaba pasando por una etapa difícil, era duro verla tan desesperada. 

—No es un plan suicida, es una advertencia antes de que pase lo inevitable—Intenté calmarla.

—¡Es una locura!—Repitió gritando, lejos había quedado la distinguida y popular Beta que tenía por hermana.

Si mi hermana sabía que me encontraba sola en la casa como para tomarse todos estos atrevimientos o si fue una mera coincidencia no lo sabía, pero no me hubiera atrevido a continuar la conversación con palabras francas de estar Umji presente.

—¿Y la solución es dejar que Sojung muera?—Intenté mantener un tono calmo, no fue algo fácil.

—Es una Alfa, Eunha. Si está encerrada es porque lo inevitable pasó y dejó ver la bestia que lleva adentro—Cruzó la línea. No había forma de que esa despectiva forma de pensar suene aceptable a mis oídos y yo pudiera encontrar el modo de evitar enojarme, como lo terminé haciendo.

La miré fijo a los ojos, dolía física y emocionalmente retener en mi pecho el deseo de trasladar el enojo que sentía a mis palabras, no podía creer lo que mi propia hermana estaba diciendo. No podía creer que hace tan poco tiempo yo pensaba lo mismo ¿Tanto habíamos escuchado esos mensajes horribles que los repetíamos sin antes analizarlos?

Mi Otra Mitad-WonHa (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora