El corazón de un lider

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-¿No crees que esto se te está yendo de las manos?-Preguntó Yuna mientras nos dirigíamos, al igual que lo hacíamos todas las mañanas, a buscar a mi hermanita para ir a clase.

No pude evitar mirar a mi amiga con extrañeza, sin entender del todo a lo que se refería.

-No te hagas la desentendida, Sojung-Dijo la pelirroja frenando abruptamente su andar-Sabes perfectamente a lo que me refiero.

Continué mirandola a los ojos, pero esta vez deteniéndome a su lado, esperando a que cierre la idea que había comenzado. Pero ella sólo siguió con sus ojos en mi, haciendo que tomaran un tono tan rojizo como el de sus cabellos. En ese momento recordé donde había visto esa misma mirada.

-Umji-Escapó de mis labios el nombre de la pequeña antes que lo pudiera evitar, y todos los recuerdos se reinstalaron en mi memoria, haciéndome contestarle con fastidio-No me digas que andas también con esa misma historia.

De ser honesta no quería ponerme a razonar con la Alfa, o volver a hacer un juicio de valor ante la reiterada queja nacida del extenso discurso que la joven Omega ya me habia dado. En esa fria madrugada, mi único sueño era retomar el paso y sólo dirijirnos hacia la escuela, tan solo eso, y por insignificante que luciera mi sueño, todo apuntaba a que no se realizaría. Volví a caminar, intentando mantener la esperanza de lograr mi cometido, mas Yuna tomó con fuerza de mi brazo manteniendome en mi lugar.

-Sojung-Sentenció con firmeza su propósito al decir mi nombre-Nos estas ocultando cosas, a tu hermana y a mi, a tu manada-Su voz retumbaba en su garganta roncamente, haciendo que sus palabras cobren mas fuerzas en mi-Me haces esperar cada mañana mientras buscas algo que escondes sin falta todas las noches antes de entrar a nuestra zona, algo que no me quieres mostrar. Te despiertas por las noches exaltada, miras sobre tu hombro todo el tiempo y...

-Y... ahora dirás que estoy siendo sobreprotectora-Suspiré fastidiada, cortándola, sabiendo que escucharía las mismas palabras de ambas partes de la pareja. Una y otra vez.

-¡¿Y me vas a decir que no?!-Gritó mi amiga y luego sentir el repentino espasmo que su cuerpo recibió por parte del Regulador pasar por el mio.

Mantuve mis labios sellados, no hubiese tenido sentido repetir con palabras lo que mi tensa figura ya transmitía con claridad. Antes de poder ser conscientes, aún sin que el sol empiece a entibiar el día, nos encontrábamos librando un desafió de autoridad en plena vía publica. Nuestras miradas se fijaron en la de la contraria, expresando el tangible descontento, y nuestros cuerpos se acercaron tanto que hacia imposible la tarea de distinguir de cual cuello provenían los continuos y crecientes choques eléctricos. Los Reguladores nos azotaban sin descanso y ella estaba muy enojada para comprender, pero no era para mi opción ignorar que caía sobre mis hombros de su propia seguridad, y si bien mi rol de líder exigía su respeto, no era una opción prudente armar un alboroto frente a una sociedad que ya nos tenia entre ceja y ceja. Nuestras miradas contactaban con creciente furia, y rojos eran los destellos que mostraban nuestra determinación, y, aunque me encontraba por ellos enceguecida, a mis ojos llegaba el inconfundible resplandor carmín que acompañaba a su Regulador, ya tenía dos las marcas que atentaban con su libertad, teñidas del mismo color de nuestra furia. Siendo más que riesgoso arriesgarse a obtener una tercera.

Con ese pensamiento presente en mi cabeza, dudé sobre la importancia de mantener mi orgullo vigente, estando a punto de torcer mi brazo en su favor para terminar así con todo eso. Yuna había sido para mi una estrella caída del cielo, iluminando en mis momentos más obscuros y brindando calor en lo las profundo de mi desolado abismo. Ella era la sonrisa de mi hermana y la alegria en los momentos más duros. Mi posición de Alfa no valdría de nada sin ella a mi lado.

Mi Otra Mitad-WonHa (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora